Serguei, 20 años.
Veo como Sevastien, parpadea de forma lenta ante mis palabras mientras que abre y cierra la boca, en busca de sus palabras ante la decisión que he tomado desde hace varios meses.
La realidad es que, había tomado mi decisión desde aquella noche que me desperté en el hospital con mi hermano lado, luego de la segunda violación de Yulian, donde cada parte de mí se encontraban completamente rota.
No solo hablaba de mi cuerpo.
Hablaba de mi estado emocional y mi capacidad para enfrentar ciertas situaciones.
Sí, trabajo para la mafia.
Sí, he asesinado a varias ratas a lo largo de este último año.
Sí, he infringido dolor a ciertos bastardos para sacarles información.
Sí, he torturado solamente por diversión.
Sí, tengo las manos completamente manchadas de sangre.
Sí, mi alma ahora, está completamente muerta y oscurecida de tal forma que es un hoyo negro que nunca tendrá fin.
He hecho muchas atrocidades en este último año, mismas atrocidades que no me han tocado ninguna emoción ante ello, dado que ya carezco de empatía para algunos bastardos, mi simpatía, estaba más que muerta y solamente, la falsedad estaba impregnada en mis sonrisas.
Tenía muros de concreto sólidos, mismos que me obligué a construir de forma en que nada, pero nada, volviera a derribarlos y me di cuenta que sí quería que esos muros, se mantuvieran en pie, tenía que atacar antes de darles la oportunidad de que me jodieran de nuevo.
Lo hicieron una vez, y me levanté.
Lo hicieron una segunda vez, y por un momento, estuve cerca de rendirme de no ser por Sevastien, quién me ayudó a levantar mis muros.
Y una tercera vez, no habrá.
Prefiero matar, antes de que me maten por completo.
Sin embargo, tengo que admitirme a mí mismo que cuando camino por las calles de San Petersburgo. Principalmente, en los barrios bajos donde veo la cantidad de niños que viven en las mismas condiciones que alguna vez yo he vivido, parte de mis muros no tiemblan.
Los niños son seres indefensos que merecen cosas buenas y bonitas.
Ellos no pidieron nacer.
Ellos no pidieron los padres que les tocaron.
Ellos no tienen que pagar los platos rotos de los adultos.
Ellos no merecen ser tocados por las garras del mal.
Ningún niño de este planeta merece sufrir como yo lo he sufrido.
Y por mucho que quiera hacer para ayudar, desgraciadamente, mi ayuda está más maldita que bendita y podría empeorar la situación.
Por mucho que Viktor y todos los Stirling, me hayan rescatado de la calle. Aunque haya tenido techo, amor, cariño, protección, comida y calor familiar, no podría cambiar la realidad de que estar en una familia llena de mafiosos, no era el mejor ambiente para un niño.
Sí estoy dentro de la mafia, es porque ya había conocido de primera mano lo que es vivir un verdadero infierno, donde cada mañana te espera una nueva oleada de dolor peor que la anterior y tú único deseo, es morir para que ese dolor desaparezca.
Conozco la maldad, crueldad y sadismo del ser humano, las cosas dentro de la mafia, no es comparado con el infierno en el que estuve obligado a vivir.
Pero esos niños...
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Votiakov: La historia.
General FictionNacemos. Vivimos. Y morimos como todos los humanos. Ese no es mi caso. Yo nací y morí en vida. Y sigo estando muerto. Miro a las personas más cercanas a mí. Ellos encontraron una pareja con la cual pasar el resto de su vida. Casarse y tener hijos...