Moscú, Rusia.
Serguei, 7 años.
Muerdo con fuerza el estúpido palo que tengo entre los dientes para evitar hacer sonidos, mucho menos gritar de dolor mientras que Bogdan, me hace el mismo daño que siempre me hace desde hace más de un año, mi trasero arde y sangra ante sus movimientos violentos pero me obligo a mi mismo a soportar el dolor.
Las lágrimas empañan mis ojos, pero me niego a soltarlas. Mis manos se aprietan en puños e inconscientemente, muevo mis manos en busca de soltarme de las ataduras de mis muñecas que se encuentran extendidas en los extremos de la cama junto a mis piernas, dándole el acceso al otro monstruo que ha entrado en mi vida a la fuerza.
Sin dejar de morder el palo de plástico que tengo en mi boca, intento moverme de forma sutil para encontrar una mejor posición ante el dolor intenso que siento en cada parte de mi cuerpo, debería acostumbrarme a todo lo que me hace este monstruo, pero es imposible.
Reprimo un sollozo de dolor cuando su mano se estampa contra una de mis nalgas, mis manos se aprietan más en puños y no puedo evitar volver a removerme, eso no le gusta al monstruo por que me golpea en la espalda con algo de cuero y que tiene varias tiras con algunas puntas que me lastiman la piel.
—¡Deja de moverte, semental!— me golpea en la espalda, sollozo por lo bajo— ¡No he terminado!
Nunca termina conmigo, al contrario.
Cada día, es peor que hace un año.
Gimo y finalmente, algunas lágrimas de dolor se deslizan por mis mejillas al sentir como mi sangre caliente sale de las heridas de mi espalda, muerdo con más fuerza el palo entredientes para retener mis sollozos, pero dejo que las lágrimas se deslicen por mis ojos hasta mojar un poco la sábana, lloro cuando siento una intromisión más fuerte que la anterior en mi trasero.
¡Duele! ¡Duele demasiado!
¡Deténgase ya! ¡No puedo más!
No puedo...
Nuevamente, un sollozo se ahoga contra el palo grueso que tengo en mi boca y mi cuerpo se sacude ante ellos mientras que sienta el característico líquido blanco, salado y caliente dentro de mí, las ganas de vomitar han empeorado con el paso de los meses pero me obligo a mi mismo a tragarmelo, para que no me haga más daño.
Odio mi vida.
Odio a los monstruos que me hacen daño.
Odio a cualquiera que me toque.
Odio al mundo por ser tan injusto con mi vida.
Me odio a mi mismo, porque no he encontrado una salida a este lugar que solamente me genera dolor.
Lo he intentado, pero...
No lo consigo.
Siempre me atrapan y el monstruo me hace daño por eso, dice que soy un mal semental que necesita más adiestramiento. Entonces, sé que solamente tendré dolor en diferentes partes de mi cuerpo hasta que se encuentre satisfecho, cosa que nunca va a suceder porque solo me da un descanso, para recuperarme y volver a lastimarme.
He intentado pedir ayuda a todas las personas de aquí, pero nadie me hace caso. Simplemente, me ignoran como si no fuera nada para mirarme con pena y lástima, es cuando el monstruo vuelve a castigarme por pedir ayuda, mientras me grita muchas cosas hirientes.
¡Eres mi mascota! ¡Las mascotas no hacen nada sin sus dueños! ¡Me perteneces! ¡Eres mío, Serguei! ¡Grabatelo en la puta cabeza!
—Un año conmigo, semental. Y tu culito, se ha amoldado tan perfectamente a mi verga.
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Votiakov: La historia.
Fiksi UmumNacemos. Vivimos. Y morimos como todos los humanos. Ese no es mi caso. Yo nací y morí en vida. Y sigo estando muerto. Miro a las personas más cercanas a mí. Ellos encontraron una pareja con la cual pasar el resto de su vida. Casarse y tener hijos...