Serguei, 16 años.
Observo de reojo a la chica pelirroja que pasa por mi lado y le ofrezco una sonrisa ladeada, cuando veo que me mira con mucha más atención luego de dar una segunda vuelta, por el pasillo donde casualmente está mi casillero.
Una vez es casualidad, ¿dos?
No parecía ser una casualidad.
Tomando en cuenta que su casillero, se encuentra al otro lado del pasillo del salón de música, así que, si mis conjeturas son correctas, no estaba haciendo un simple recorrido de rutina por este corredor con la mirada puesta en mí, cada vez que pasa por mi lado.
No era una coincidencia, definitivamente.
En el momento en que pasa por mi lado, otra vez, le guiño mi ojo antes de ensanchar mi sonrisa al ver como sus mejillas se ponen rojas de forma suave que parecen manzanas antes de bajar su cabeza, ocultando su rostro rojo y se marcha con más prisa del pasillo.
Detallo suavemente su espalda enfundada en el pequeño traje de porrista, uno que poseía una falda más corta de lo usual y que resaltaba sus piernas mientras que los pequeños pliegues de la falda que rebotaban de forma suave con su andar, resaltan ese bonito trasero que tiene y la coleta alta, la hacía verse más alta.
Mm...
Bonita, sin duda.
—Te preguntaría sí me estás escuchando, pero sé que es mentira dado que la atención que me pones es más nula que la del profesor de ciencias en sus clases, hermano.
Despego mi mirada de la porrista con lindo trasero, para salir de mis pensamientos en el momento en que escucho la voz de Sevastien a mi frente. Veo como cierra su casillero para mirarme con sus ojos grises, detrás de sus gafas.
Sí...
Tanto leer junto al estar pegado al teléfono y la pantalla del ordenador para jugar videojuegos, le habían pasado algo de factura en su vista.
Ahora, tenía que usar lentes la mayor parte del tiempo.
Ahora sí, era un ratón de biblioteca completo.
Gruño por lo bajo ante el golpe que recibo en la parte baja de mi abdomen, fulmino con la mirada a mi hermano quién me sonríe con arrogancia, resopla antes de poner los ojos en blanco y lo siguiente que proceso, es como me golpea en la frente con su palma abierta.
—Deja de hacer eso, idiota.
—Entonces, más vale que me pongas atención, imbécil.
—Dios, eres peor que una novia.
—Suerte tendrías que me fijara en ti, hermano— arquea una ceja detrás sus gafas— no soy digno de muchas chicas, ¿lo sabes?
Arqueo una ceja de igual manera que la suya.
—Y claramente, las compadecería por soportar a tremendo ratón de biblioteca.
—Más, serían felices conmigo, hermano.
—Ajá— exclamo con cierta ironía— lo que tu digas, Sev.
—Claramente, siempre tengo razón.
Arqueo más mi ceja.
—Claramente, eso es una vil mentira.
—Claramente, no.
—Sí.
—No.
—¿Quieres que te recuerde el hecho estúpido de como te rompiste el brazo el año pasado por no hacerme caso?
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Votiakov: La historia.
Ficción GeneralNacemos. Vivimos. Y morimos como todos los humanos. Ese no es mi caso. Yo nací y morí en vida. Y sigo estando muerto. Miro a las personas más cercanas a mí. Ellos encontraron una pareja con la cual pasar el resto de su vida. Casarse y tener hijos...