Serguei, 8 años.
20/11
Suspiro con calma y tranquilidad mientras giro mi cuerpo en mi mullido y cómodo colchón, la luz del sol entra por uno de los ventanales que me molesta un poco a pesar de mis ojos cerrados, gruño con enfado ahora.
Frunzo el ceño.
No recuerdo haber abierto las cortinas tan temprano, las cerré anoche.
Un miedo me recorre ante los viejos recuerdos que me llegan a la mente, cuando vivía en casa del monstruo, porque había ocasiones en las que se despertaba más temprano para hacerme daño, antes de irse a trabajar y un escalofrío de asco, me estremece el cuerpo cuando las memorias llegan a mi mente.
Mi cuerpo se tensa al sentir como una gran mano, acaricia mi cabeza en toques suaves y mueven algunos mechones de mi cabello, me estremezco de miedo. Cosa que hace reír a la otra persona.
Conozco esa risa.
Es el monstruo.
No...
Es muy temprano...
No quiero que me haga más daño tan temprano...
—Pequeño semental, sé que estás despierto.
Tiemblo con más miedo antes de abrir mis ojos, para encontrarme con los del monstruo que me acompañan hasta en mis pesadillas, haciéndome saber que nunca tendré una salida a su infierno.
Es más fácil morirse.
Sin embargo, la muerte no me quiere dar ese regalo aún.
No sé por qué.
Ya no tengo nada por lo que vivir.
Solo quiero dejar de sufrir.
—Señor...— digo en tono bajo y ronco, casi en una súplica— es muy temprano...— mis ojos se llenan de lágrimas— me gustaría dormir un poco más...
—Lo sé, mi pequeño semental— besa mi cabeza, el estómago se me revuelve en asco— sin embargo, quiero algo de mi desayuno antes de irme a trabajar...— sonríe de esa forma que me asusta, por que lo único que me asegura es hacerme mucho daño— después, podrás dormir todo lo que quieras, hasta que me sirvas de nuevo en la cena.
Lucho contra las lágrimas junto al asco de vomitar mi estómago vacío, al sentir como besa mis labios y evito hacer una mueca, lo que menos quiero es hacerlo enojar tan temprano y recibir un castigo, como lo es quedarme sin desayuno o con cena.
Odio admitirlo, pero el monstruo se había convertido en mi único sustento de comida real.
Trago todos mis miedos, sentimientos, emociones junto a mis ganas de llorar para asentir con falsa energía, cosa que hace sonreír al monstruo quién no deja de acariciar mi cabeza antes de bajar su mano para comenzar a quitarme la sábana.
—De acuerdo, señor.
—Así me gusta, pequeño semental— comienza a tocarme en los mismos lugares de siempre, trago mis ganas de vomitar— tan servicial, como siempre.
Nuevamente, un escalofrío me recorre en todo el cuerpo que se mezcla con miedo y pánico ante la posibilidad de que me vuelva a suceder, así que, me hago más bolita en la cama para taparme con la sábana hasta mi cabeza, esperando mi horrible destino.
Otra vez.
Sin embargo, lo que sucede después es que siento como un cuerpo pesado cae encima del mío antes de una voz estridente pero al mismo tiempo familiar, hable cerca de mi oído— o más bien gritando —a la par que siento varios movimientos en mi cama, antes de que el peso se deje caer de nuevo encima de mí.
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Votiakov: La historia.
Ficción GeneralNacemos. Vivimos. Y morimos como todos los humanos. Ese no es mi caso. Yo nací y morí en vida. Y sigo estando muerto. Miro a las personas más cercanas a mí. Ellos encontraron una pareja con la cual pasar el resto de su vida. Casarse y tener hijos...