Serguei, 18 años.
Doy un brinco hacia atrás en el momento en que veo como la vara va en dirección a mis piernas, antes de que me tire al piso; para evitar el segundo golpe que viene hacia mi rostro y aún en el suelo, levanto las piernas para golpear las rodillas de Artem, haciendo que caiga de espaldas al tatami.
Con mis manos apoyadas a ambos lados de mi rostro, impulso mi cuerpo para incorporarme de un solo salto de nuevo, al mismo tiempo en que Artem hace el mismo movimiento que yo, pero antes de que me suelte un derechazo que es capaz de dejarme inconsciente, golpeo su estómago junto a su rostro.
Veo cómo su rostro se gira hacia la derecha y sonrío con cierta satisfacción, al ver como una línea de sangre se desliza por la comisura de sus labios mientras me sonríe de la misma manera, limpiando el borde su boca antes de escupir en el suelo.
—¿Te diviertes, mocoso?
Río por lo bajo, aún con la respiración entrecortada.
—Como no tienes una idea, Artem— respondo en burla, sigue limpiando su boca— ¿Que pasa? ¿Te estás haciendo demasiado viejo que ya no soportas mis golpes?
Una carcajada sale de sus labios ensangrentadas y nuevamente, esquivo el golpe que lanza en mi dirección, pero no soy lo suficientemente rápido para evitar que tome mi muñeca, retorciendo mi brazo en un ángulo doloroso que me hace postrarme en una rodilla mientras siseo en dolor.
—¡Maldita sea!
—Recuerda la lección tres, mocoso— dice con la respiración igual de entrecortada que yo— nunca descuides tus costados, Serguei.
—Joder, lo sé...— hago una mueca.
Gruño con dolor, cuando Artem patea mi otra rodilla para quedar finalmente postrado en ambas rodillas mientras que la suya, se presiona en medio de mi espalda en una forma de querer doblegarme ante el dolor, pero se lo impido y tenso un poco mi mandíbula, tomando algo de fuerza con una respiración profunda.
Entonces, hago mi movimiento.
A pesar del dolor de mi brazo por la llave, levanto mi codo hacia atrás en un movimiento seco para golpear su rostro con él, haciendo que retroceda un par de pasos y libero mi brazo de su agarre.
No dejo que Artem, se recupere por que soy más rápido en deslizarme en medio de sus piernas, golpeando uno de sus muslos en el nervio justo que lo hace doblarse de dolor y levanto mi pierna para asestarle una patada en la espalda, pero se defiende rápidamente tomando mi pierna y tirando de ella, para que caiga de nuevo en el suelo.
Uso mis brazos para bloquear el golpe hacia mi rostro, antes de levantar mi rodilla de forma brusca para golpear sus costillas que lo hace sisear en mi dirección por el dolor, sigo bloqueando su antebrazo con mis brazos, se ríe de nuevo con la respiración entrecortada.
—Buenos reflejos, mocoso.
—Gracias, es un placer patearte el culo.
—Siempre tan engreído, Serguei. Te voy a bajar de esa nube, Votiakov. Deberías saberlo.
—Eso fue al inicio— refuto, haciendo más presión de mis brazos para que el puño hacia mi rostro no baje más— ¿Ahora? Estoy orgulloso de casi poder derrotarte, Artem. Soy el mejor contrincante que tienes, admítelo.
—Tienes mucho ego, mocoso.
—Uff— resoplo, se ríe— y no has visto nada, se inflará aún más cuando te rompa tu cadera de anciano.
Las cejas de Artem, se fruncen en evidente molestia ante mis palabras al igual que Viktor. Mi entrenador comenzaba a tener algo de conflicto con el hecho de que ya ha pasado de los cuarenta, así que, es divertido molestarle con el hecho que un mocoso de dieciocho años es capaz de patearle su culo de anciano.
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Votiakov: La historia.
Narrativa generaleNacemos. Vivimos. Y morimos como todos los humanos. Ese no es mi caso. Yo nací y morí en vida. Y sigo estando muerto. Miro a las personas más cercanas a mí. Ellos encontraron una pareja con la cual pasar el resto de su vida. Casarse y tener hijos...