Capítulo 52: Encuentros

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El dinero no tiene puntos medios.

Es un gran aliado cuando sobra y un cruel villano en cualquier otra situación.

Stan Marsh creía firmemente que el dinero, era la finalidad de la existencia humana y lo odiaba.

Claro, solo se sentía así cuando no tenía suficiente y últimamente, nunca te tenía suficiente.

Había pasado meses ahorrando como loco y no había conseguido el dinero para pagar por su motocicleta reparada, ni siquiera reduciendo sus gastos lo mínimo posible.

Había sido más costoso de lo que esperaba porque las malditas piezas tenían que importarse, además su jefe y mecánico solo conocía a un distribuidor y eso aumentaba el precio.

Casi se arrepentía de no haber estafado a Kyle antes de enamorarse de él. Casi.

Suspiró, pensando que al menos había pagado la mitad y ahora podía utilizar de nuevo a su bebé.

Pero aunque alejara de su mente aquellos pensamientos sobre la escasez de dinero, otras preocupaciones ocupaban su lugar.

Cómo Butters.

Llevaban días sin saber del pequeño rubio, no respondía sus llamadas, no asistía a los ensayos y se negaba a verlos cuando iban a su casa.

Sabían por sus padres que estaba bien, al menos vivo, pero más allá de eso, había cortado contacto.

El joven Marsh estaba preocupado y dejo que su mente vagara, repasando todas sus últimas interacciones con Butters, tratando de recordar si habían hecho algo para lastimarlo mientras esperaba que el semáforo cambiará a verde.

Se rindió cuando volvió a avanzar.

Esa semana había sido tan agotadora, necesitaba una siesta de tres años para recuperarse.

O al menos una bomba de cafeína que lo ayudara a pasar el día.

Estacionó en una tienda de autoservicio, necesitaba ese café de dos dólares presaborizado que vendían todas las tiendas de ese tipo.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se dió cuenta de que abría la puerta al mismo tiempo que alguien más por dentro y terminó jalando tan fuerte que el chico casi cayó sobre el.

El joven Marsh estaba avergonzado y comenzó a disculparse hasta que el chico rubio y bajo lo miró, quedando ambos en un shock momentáneo por la sorpresa.

-Tweek...-

-... Hola Stan-

Estaba impresionado.

Si fuera un día normal, Tweek habría tardado unos minutos en darse cuenta de que era él, pues habría estado muy ocupado disculpándose por el accidente para notarlo.

Peor aún, si fuera un día normal, en cuanto Tweek supiera quién era habría huido o desatado una crisis menor por su ansiedad.

Definitivamente no lo habría saludado y mucho menos se habría quedado delante de él tanto tiempo sin una reacción explosiva.

Stan Marsh estaba gratamente sorprendido.

-... M-me voy-

Murmuró el rubio cuando no recibió respuesta a su saludo, tratando de controlar sus pensamientos e impulsos tal como le había enseñado su psicóloga.

-Espera, por favor hablemos-

Tweek no quería aceptar.

No porque no quisiera hacerlo, pero tenía miedo.

Miedo de no poder controlar sus reacciones y terminar llorando como le pasaba cada vez que veía a alguien de ese grupo.

-Vamos te... Te invitaré un café -






De esa manera terminaron en una de las mesas de picnic de un pequeño parque cercano que Tweek había recomendado, ambos con vasos de café de aquella tienda de autoservicio entre sus manos, sin poder mirarse a los ojos.

-...Puedo permitirme invitarte a una cafetería, ¿sabes? O a un restaurante-

El rubio negó con la cabeza, sin mirarlo a los ojos.

-A-así está bien, me recuerda el pa-pasado-

Hizo una pausa mientras jugaba con el vaso entre sus manos.

-A la parte b-buena del pasado-

Bebió de su café, descafeinado para evitar que incrementara su ansiedad, y miró al moreno por unos segundos antes de desviar la mirada nuevamente.

-La parte buena es la única que me permito recordar-

El joven Marsh quería romper el hielo con ese comentario, pero era más difícil de lo que creía, probablemente porque se trataba de Tweek.

-A veces so-solo puedo recordar la mala-

Murmuró Antes de volver a beber.

-Pero... ¿Sa-sabes?  Creo que mejoré-

Levantó la mirada y sonrió tímidamente.

-A-al menos ya no me da miedo hablarte-

Lo pensó un momento y agregó.

-No tanto-

Stan no supo cómo tomar ese comentario hasta que lo escuchó reír un poco cohibido.

Tweek estaba bromeando.

De pronto, sintió como si fueran adolescentes una vez más, escondiéndose se los profesores por saltarse alguna clase y huyendo de los guardias de la escuela cuando los encontraban en el gimnasio.

Fue como si nada malo hubiera pasado nunca.

Y cuando creyó que no podía estar más asombrado, el rubio volvió a hablar.

-Pa-paso mucho en mi vida y la tuya y y-yo...

-No tienes que decir nada-

Lo interrumpió cuando le pareció que Tweek iba a morir de los nervios, pero el más bajo solo negó con la cabeza.

-Tengo que decirlo...decírtelo q-que yo...-

Bebió más café para darse valor y continuó.

-... L-lamento ese día... C-cuando los dejé en el escenario...  Cuando te dejé a media canción...y huí -

Por primera vez pudo mirarlo a los ojos más de unos segundos y continuó.

-Nunca te pedí perdón y-y siempre seguí huyendo... Si te sirve  de algo... Lo siento-

Stan Marsh se sintió conmovido, su pecho se sentía pesado y casi creyó que iba a llorar en ese momento.

-...No fue tu culpa, Tweek, nada de lo que pasó ahí fue tu culpa...-

Miró sus manos, temblaban ligeramente y se dió cuenta de que muy en el fondo, siempre había esperado escuchar aquellas palabras.

-No fue tu culpa... Pero aprecio que te disculpes...lo aprecio mucho-

El rubio le sonrió, como solía hacerlo en el pasado, de manera gentil y dulce, inocente, como un ángel.

Había pensado que jamás podría volver a ver esa sonrisa que le había encantado tanto en el pasado y ahora, ahí estaba de nuevo.

-Ta-también quería agradecerte... P-por siempre defenderme cuando me veías... A-aunque yo huí...-

Stan rió.

Sin importar lo que pasara, Tweek siempre le provocaba ese sentimiento de ternura en el corazón.

-No es nada, te prometí que lo haría siempre, ¿recuerdas?-

El rubio asintió avergonzado.

-Ya estoy mejor-

Dijo con firmeza, como si creyera que el moreno no le creería.

-I-incluso tomo menos medicina -

-... Se nota que estás mejor, me alegra mucho-

El joven Tweak revisó su teléfono y se puso de pie.

-Y-ya debo irme, tengo trabajo-

Stan asintió con una sonrisa.

-Ahora eres un adulto a pesar de que no creciste nada-

Aquella broma le salió natural, como en el pasado y aunque se lamentó de inmediato, creyendo que eso asustaría al más joven, Tweek lo miró molesto y solo respondió.

-Púdrete Stan-

Antes de alejarse.

Cómo los viejos tiempos.

Stan Marsh casi sentía que flotaba después de esa interacción.

No creía que fuera real.

Las cosas buenas no pasaban de esa manera en su vida, debía tratarse de un sueño.

Aquellos eran sus pensamientos hasta que escuchó esa voz.

Esa maldita voz.

-Tengo que decir que esa escena fue conmovedora-

Stan lo miró con odio.

No podía evitarlo, incluso el sonido de su voz le parecía una pesadilla.

Ni siquiera su reconfortante encuentro con Tweek pudo eclipsar los sentimientos negativos y vengativos que tenía en ese momento.

-Parece que me odias con todas tus fuerzas-

Mencionó el recién llegado mientras se acercaba más a él.

-Te odio con todas mis fuerzas, Pete, creí que te lo dejé claro la ultima vez-

-Oh sí, sí, como olvidar la octava ronda-

Lo miró, odiando cada parte de él que pudo llegar a gustarle en el pasado.

Su piel extremadamente blanca, sus ojos marrones, su cabello negro teñido de rojo, la manera en que se vestía totalmente de negro y lo hacía sobresalir aún más. El maquillaje en tonos oscuros que no hacía más que resaltar su piel.

Le costaba creer que en el pasado le había gustado aunque fuera un poco.

-Dejaste en claro varías cosas ese día -

Estaba tranquilo, como siempre, como si nada pudiera alterarlo, Pete Thelman sabía cómo alterarlo solo con su presencia.

-Pero aún así tenemos que hablar-

-No tengo nada que hablar contigo -

Se levantó y estaba por irse hasta que Pete habló de nuevo.

-Te importará si quieres seguir en el concurso Stanley-

Odiaba ese nombre.

Odiaba a Pete.

Odiaba con toda su alma que fuera precisamente él quien lo llamara así por primera vez en años.

Lo miró, esperando que sus ojos contuvieran la mayor cantidad de rencor que pudieran expresar.

-No me llames así -

Pete se sentó frente a él, en el lugar que Tweek había ocupado antes de irse y lo miró en completa calma.

-Entonces siéntate y escúchame-

Pete estaba serio, sentado recto y con una mirada fría, totalmente contrario a lo que había mostrado en sus encuentros anteriores.

Lo odiaba tanto.

Pero lo obedeció y se sentó.

-No es tan difícil ¿verdad?, solo tienes que dedicarme unos minutos, como a todos tus "cariños" de una noche-

-¿Qué mierda quieres Pete?-

-Que seamos amigos de nuevo, Stan-

-Prefiero arrancarme los ojos-

Hubo un corto silencio antes de continuará.

-Debes superar tu rencor, eso fue un asunto de preparatoria, éramos niños, solo volvamos a como era antes-

-Pete, entiéndelo, no voy a confiar en ti de nuevo, jamás, incluso me cambié de escuela por tu culpa, ¿no es suficiente prueba?-

Pete lo miró, como si de verdad lo sintiera.

-No pensé que rechazarte te pondría tan molesto-

Aquello terminó con la paciencia del joven Marsh.

-Eres un hijo de puta, imbécil ¡No tiene nada que ver con esto!-

Estaba tan molesto, sentía que a su alrededor todo se volvía rojo.

La ira acumulada, el rencor, el odio, todo se mezclaba en su interior de una forma desastrosa y el necesitaba sacarlo de su sistema.

Necesitaba moler a golpes a Pete.

Necesitaba hacerle entender que lo odiaba, que lo había traicionado, necesitaba dejar de sentir emociones tan negativas en su pecho y gritarle mientras le destrozaba la cara y le tiraba los dientes uno a uno.

Necesitaba acabar con eso.

Y estuvo a punto de hacerlo.

Ya lo había tomado por el cuello y estaba a punto de dar el primer golpe.

Pero no lo hizo.

Lo soltó y se alejó de él.

-Eres una mierda y que no lo reconozcas solo te hace peor-

Tomó su vaso de café, ahora frío y empezó a alejarse.

-No sé que mierda quieres, pero deja de buscarme, la próxima vez que te vea te pasaré por encima con mi motocicleta -

Y se fue.







El joven Thelman lo miró mientras se aleja a y suspiró con alivio.

Con lo volátil que era Stan realmente creyó que iba a golpearlo hasta la inconsciencia y estaba secretamente aliviado de que no lo hubiera hecho.

-Eres un idiota-

Escucho la voz del líder de su banda acercarse y solo lo miró en calma.

-Solo tenías que lograr que te golpearan y no pudiste ni con eso, imbécil -

Michael encendió un cigarrillo mientras revisaba su móvil y reproducía el vídeo que había estado grabando.

-Nada de esto nos sirve para descalificarlo-

Murmuró Pete, sabiendo que su amigo iba a molestarse aún más por eso.

-Maldita sea-

El joven Thelman sabía que no les quedaban muchas opciones, si no podían hacer que Stanley Marsh rompiera las reglas, solo les quedaba jugar sucio y cuando su amigo volvió a hablar, dijo lo que esperaba.

-Tendremos que exponer su pequeño problema del pasado-

Pete suspiró, sabía a dónde llegarían con eso.

Sabía que ahora no se conformarían con descalificarlos, iban a destrozar a Unfortunate tanto como pudieran.




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Holiiiiiiiii

Les traigo lo que anhelan, actualización!!!

Espero que les esté gustando la historia hasta ahora uwu

Que opinan?

Tweek está mucho más estable ahora que la primera vez que apareció, durará?

Algún después de 52 capitulos Stan repara su moto jajsjajndjd me pasé

Lo bueno es que Kyle lo llevaba uwu

Les interesa un paseo en moto de Stan y Kyle?

Qué piensan de Pete, los góticos y su obsesión por hacer enojar a Stan?

Ustedes han tenido un cierre con esa persona que de alguna manera los lastimó?

Esperó que si

Grácias por esperar, leer, votar y comentar mis actualizaciones.

Les amo -muac muac- ♥️♥️♥️

•  Unfortunate  • [Style]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora