La puntualidad suele ser considerada como una buena cualidad, indispensable para muchas ramas laborales, pero para Kyle era una pequeña maldición que le habían inculcado sus padres.
La puntualidad extremista, como lo era la suya, le hacía pasar grandes ratos de aburrimiento y lo obligaba a levantarse una hora más temprano que al promedio, incluso con compromisos banales como lo era entregar una chaqueta de piel en un bar a un músico que apenas conocía.
Se reprendía mentalmente por estar en el lugar una hora antes de lo acordado y para ser sinceros no se decidía a entrar y comenzar a beber, no le apetecía estar ebrio dos días seguidos.
Por ello continuaba fuera del establecimiento, intentando decidir un asunto en extremo sencillo pero que su mente le dificultaba hasta niveles que él jamás habría creído.
Suspiró, tratando de entender por qué se complicaba tanto la vida y respondiéndose a si mismo que lo hacía porque era un idiota.
Estaba resuelto a entrar y esperar a la banda dentro, cuando un par de extraños llamaron su atención.
Un chico que llegaba al bar con otro inconsciente sobre su hombro izquierdo y estaba intentando llevarlo por la puerta trasera a quien sabe que parte del edificio.
Sin duda era sospechoso o muy extraño al menos, desde que había llegado al departamento de Stan Marsh había entrado en un mundo completamente extraño y diferente, por ello necesitaba saber si eso era normal o si debía llamar a la policía.
Casi sin darse cuenta estaba siguiendo al tipo, que le resultaba extrañamente familiar, por el interior del local hasta lo que parecían ser los camerinos de las bandas.
Contuvo la respiración cuando el extraño se detuvo y esperó en silencio, deseando que este no hubiera notado que estaba ahí.
—¿Piensa seguirme todo el día, señor acosador?—
Aquella pregunta lo hizo sonrojarse como nunca, creía que estaba siendo discreto pero parecía que estaba equivocado.
—Lo siento... Yo solo creí que usted, bueno... Ugh...—
Era notable el bochorno que sentía.
Antes de que cualquiera de ellos dijera algo más, el chico al que cargaban como costal de papas se removió ligeramente y soltó algunos sollozos, como si tuviera pesadillas.
El moreno de ojos esmeraldas pareció recordar que tenía a ese chico encima, como si hubiese estado ignorando su presencia todo ese tiempo.
El joven Broflovski también notó como recordar la existencia de aquel rubio al que cargaba molestó al secuestrador.
—¿Qué haces aún aquí? ¡Vete!—
Kyle escuchó más sollozos por parte del chico inconsciente y aquello de alguna manera lo llenó de valor para confrontarlo.
—¿A dónde lo lleva? Llamaré a la policía—
Y en un acto reflejo sacó su móvil de la chaqueta que usaba.
—Cálmate un poco señor acosador, solo quiero arreglar asuntos con él—
—Eso sólo me dice que de verdad debo llamar a la policía —
Y eso es lo que estaba dispuesto a hacer cuando el más alto le arrebató el móvil de las manos.
—Realmente eres un fastidio—
Antes de que Kyle pudiera hacer algo, el secuestrador desapareció tras la puerta de uno de los camerinos.
Golpeó la puerta un rato, esperando ser lo suficientemente molesto para que el otro abriera, pero aquello no sucedió
Sin saber que más hacer, el pelirrojo esperó a que llegara alguien más, no sabía como lidiar con aquel asunto, tan solo deseó que apareciera cualquier persona que pudiera ayudarle, no estaba seguro de que fuera un secuestrador real, pero estaba preocupado, le parecía que el chico inconsciente era el mesero de la noche anterior y necesitaba saber que estaría bien.
Estaba pensando en buscar al dueño o gerente del bar cuando escuchó voces conocidas acercándose.
—Oye lindura, tú no deberías estar aquí—
Stan le sonrió en cuanto se hubieron acercado lo suficiente a él y Kyle inconscientemente devolvió aquella sonrisa.
—Hola, un gusto verlos—
—¿Qué haces por aquí?—
La baterista de Unfortunate lo miró con curiosidad, pero antes de que el joven Broflovski pudiera responder algo, un grito los interrumpió.
—¡Déjame solo!—
Acto seguido se escucharon tres estruendosos ruidos, como si alguien dentro de los camerinos se hubiera vuelto loco tirando las estanterías y cuando iban decididos a ver lo que ocurría, el pequeño rubio escapó del camerino donde el secuestrador lo había llevado minutos antes.
El chico estaba desorientado y aterrado, no parecía que supiera en verdad lo que hacía, pues simplemente se dedicó a correr hasta estrellarse contra el pelirrojo, haciendo que ambos cayeran.
Una vez estuvieron en el piso, Kyle apenas pudo escuchar la discusión que tenían el secuestrador y los integrantes de Unfortunate, mientras el rubio que intentaba huir estaba en el suelo en posición fetal, sin dejar de disculparse.
No podía entender nada, pero así era su vida cada vez que estaba cerca de Stan Marsh, un caos y un misterio.
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• Unfortunate • [Style]
FanfictionUn accidente lo inició todo. Debías ser muy desafortunado para conocer a alguien como él, a un mujeriego idiota y alcohólico. Pero más desafortunado debías ser para enamorarte de él. Su vida cambió con aquella sonrisa, fue mala suerte, fue una jodi...