—Muy bien, recuerden que la próxima semana deben entregar un avance de su proyecto final—
Las quejas por parte de sus compañeros no se hicieron esperar.
El proyecto final era casi tan odiado como los exámenes, por lo que se podía suponer, que todos los estudiantes promedio lo dejarían para un día antes.
Sin embargo, Kyle no era un estudiante promedio. Él era el primero de su clase, y muchos apostaban a que también el primero en todo su curso, por dicha razón, los profesores le usaban como ejemplo de estudiante modelo y le asignaban los trabajos más complejos y pesados.
La única finalidad de eso era alentar a los demás a superarlo.
Para el joven Broflovski era una tontería ese comportamiento por parte de los profesores y directivos, sin embargo, era una escuela de alto prestigio, uno que tenían que proteger, así fuera monitoreando a los alumnos como niños de preescolar.
Suspiró cuando el profesor dijo que su proyecto sería el primero en evaluarse. Era un fastidio, pero al menos la clase había terminado.
No sabía en que momento todo aquello había pasado de ser su vida diaria, a convertirse en una molestia.
Antes podía hacerlo sin rechistar, incluso podía intentar descifrar las enredadas palabras y vocabulario extremadamente técnico de Luigi Ferrajoli para pasar el rato, ahora, era como lavar los platos. Aburrido, monótono, pero a fin de cuentas, una obligación más.
Estaba a punto de salir del lugar cuando la molesta voz de uno de sus compañeros lo detuvo.
—Hey maricón—
Al joven pelirrojo le seguía sorprendiendo como solo dos palabras eran suficientes para llevarlo al límite de su paciencia, aunque sabía que probablemente era por el dueño de aquella voz irritante.
—No soy un maricón—
Fue lo único que respondió, sin molestarse en mirar al chico que se le acercaba.
—Sí, tienes razón. Hey, judío maricón—
Por experiencia sabía que meterse con Eric Cartman era un error que lamentaría al final del día, lo más apropiado, era apurar la conversación e irse.
—¿Qué quieres ahora?—
Lo miró por primera vez, recordando bien la discusión y el drama que el chico obeso había hecho el día que se conocieron, la razón de porque le había pedido a sus padres un departamento propio.
—Quiero mi trabajo terminado antes del viernes, necesito revisar los errores que cometas, no quiero que los maestros piensen que lo escribió un judío maricón—
Respiró profundamente, si no se calmaba, de nada serviría haberse ido tan lejos.
—Te lo dije desde el inicio. No voy a hacer tu estúpido trabajo—
Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia su auto.
—Te arrepentirás de esto Kyle, todos en la escuela van a saberlo. ¡Le diré al director que eres un maldito marica de mierda!—
Sabía que eran solo amenazas vacías, incluso si decidía esparcir el rumor por todo el campus, no tenía pruebas.
Kyle era querido por muchos y respetado por otros. Era atlético, inteligente, bueno en relacionarse con sus compañeros, amable y sabía evitar y resolver conflictos.
Sabía que nadie le creería al culón imbécil aunque fuera verdad.
Mantuvo la compostura hasta que salió del estacionamiento de la universidad, solo entonces se permitió golpear el volante de su auto para liberar algo de la rabia contenida.
Odiaba a Eric Cartman con todo su ser, pero se odiaba más a él mismo por haber sido tan descuidado aquel día.
Conducir molesto era uno de los principales factores de accidentes automovilísticos, lo sabía y por eso decidió parar en un McDonald’s y almorzar alguna porquería.
Pero antes de abrir la puerta, esta lo golpeó en el rostro con la fuerza suficiente para derribarlo y le habría soltado una montaña de insultos al responsable, si no estuviera tan cansado mentalmente.
—Mierda, ¿estás bien?—
“¡No! ¡No estoy bien, carajo!”
Miró a quien le tendía la mano para ayudarlo y se encontró con aquellos ojos azules como el zafiro y el cabello tan negro como la noche sin estrellas.
—Ojalá dejáramos de encontrarnos en accidentes—
Ante aquella sonrisa tan amable por parte del músico, Kyle sintió que su día ya no empeoraría.
—Se volvería aburrido verte entonces —
Ambos rieron y en segundos, el joven Broflovski olvidó por que estaba a punto de llorar hacia tan solo unos minutos.
—¿Era tu hora de almuerzo?—
Preguntó el pelirrojo con una sonrisa mientras pensaba en si Stan aceptaría que le invitara una hamburguesa.
—No en realidad, el gerente es cliente de mi jefe y vine a hacer una entrega—
—Oh, entonces estás ocupado—
—Por desgracia—
Se sentía un poco decepcionado, tenía la esperanza de poder hablar con el moreno un poco más.
Antes de que pudiera decir algo más el teléfono del más alto comenzó a sonar con una melodía lenta y triste, Stan contestó al instante y se alejó unos pasos del joven pelirrojo.
Para Kyle era obvio por su uniforme, que Marsh trabajaba en algún mecánico.
Casi rió ahí mismo.
Stan Marsh había demostrado ser el típico estereotipo de un chico malo de películas de los cincuenta.
Era alto y fornido hasta donde había visto, su apariencia era sombría a primera vista, tenía una banda de rock con sus mejores amigos, sabía sobre autos e incluso tenía una motocicleta.
Solo le faltaba ser mujeriego y un chico rudo para filmar la segunda parte de Grease.
Recordó de pronto que se había ofrecido a pagar por las reparaciones del vehículo del cantante y aún no habían hablado de eso. Pensaba en como abordar el tema cuando el moreno volvió a acercársele.
—Lo siento, era mi jefe, debo volver al trabajo—
—Ah, claro pero, tenía que decirte algo—
El vocalista sonrió mientras se alejaba.
—Nos reuniremos el sábado en un Notas Tristes, acompáñanos y hablaremos de lo que quieras—
Continuó caminando hasta perderse en la calle.
Kyle estaba atontado con los dos sentimientos tan fuertes encontrados dentro de él.
La inmensa rabia por su encuentro con Cartman y la incomprensible alegría por su pequeña charla con Marsh.
—Dónde mierda está Notas Tristes—
Fue lo único que pudo decir antes de entrar y ordenar tres hamburguesas dobles con queso extra.
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Holis uwu
Les dejo una actualización así bien cute para que le den amor uwur
Gracias por leer y espero que tengan felices fiestas uwu
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• Unfortunate • [Style]
FanfictionUn accidente lo inició todo. Debías ser muy desafortunado para conocer a alguien como él, a un mujeriego idiota y alcohólico. Pero más desafortunado debías ser para enamorarte de él. Su vida cambió con aquella sonrisa, fue mala suerte, fue una jodi...