17| El reencuentro de las Sultanas.

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──¿Qué Harika esta aquí?──Pregunto Gunay emocionada

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──¿Qué Harika esta aquí?──Pregunto Gunay emocionada.──No lo puedo creer, después de tanto tiempo...¡Onur!

──¿Qué ocurre tía?──Preguntó el Sehzade dejando al lado su libro.

──Tu me dijiste hace algún tiempo de que querías conocer a tu mamá.──Gunay se sentó al lado de Onur.

──Eso fue cuando era un niño, ahora no quiero hacerlo.

──¿Que?, ¿Por que?

──Por que te tengo a ti y a la tía Nurgul, no necesito a una madre que no estuvo en mi vida.

──Si ella no estuvo en tu vida no fue por que no quiso, fue por que tu padre se lo impidió.

──¿Por que siempre le hechas la culpa a mí padre de todo lo que pasa en este palacio?

──Por que el es el culpable.──Aseguro Gunay.──En fin, dale tu mejor sonrisa a tu madre, ella nunca queso alejarse de ti, para ella eres lo más importante, no le niegues el derecho de verte.

──Vale, la veré.──Onur sonrió.──Le daré un abrazo y luego iré con mis hermanos, quiero molestar a Hassan y a Hussein.

──Bueno, me conformaré con eso por ahora.

Gunay camino junto a Onur hasta los aposentos de Harika, se encontraron con Nurgul en medio del camino y fueron los tres juntos.

──Sultana.──Llamo una Kalfa a Harika.──La Sultana Nurgul y Gunay Hatun están en la puerta.

──Diles que pasen.──Harika sonrió con emoción.

Estaba igual de emocionada que las otras dos, pues no se habían visto durante diez años, aunque nunca habían dejado de mantener contacto, no era lo mismo hablar mediante cartas que hablar en persona.

──¡Nurgul!, ¡Gunay!──Grito Harika abalanzándose sobre sus amigos en un abrazo.

Las risas de Nurgul y Gunay se hicieron presentes, y las tres se unieran en una especie de abrazo grupal.

──Han pasado tantos años.──Susurró Harika.

──Lo sabemos.──Informó Nurgul.──Te trajimos un regalito.

Gunay y Nurgul se separaron de Harika y dejaron que entrase el Sehzade que se había mantenido estático en la puerta, mirando desde lejos como las mujeres se abrazaban y conversaban entre si.

──Sultana.── Reverencio Onur a sus madre.

La expresión de Harika era indescriptible, pues sus ojos brillaban y estaban apunto de botar lágrimas.

Una sonrisa se coló en su boca y se llevo las manos a la boca, intentando poner freno a la emoción que sentía, su hijo, era su Onur, su pequeño... No, que digo su ahora hijo era un joven alto y esbelto.

Entre más miraba maravillada a su hijo, en su corazón iba creciendo el sentimiento de odio hacia Yavuz, lo odiaba con todas sus fuerzas, pues nunca le iba a perdonar que le hayan quitado a su león.

──¿Me permites darte un abrazo?──Pregunto Harika intentando no llorar y recuperando su voz.

Onur miro con incomodidad a la Sultana, si, sabia perfectamente que era su madre, pero de algún modo le incomodaba que una extraña lo abrazase, que lo abrace Gunay o Nurgul estaba bien, pero con Harika era un poco incomodo.

De alguna manera, más que nada por la presión de las miradas de las mujeres que estaban detrás de él, acepto el abrazo de Harika.

La mujer lo abrazo con todas sus fuerzas, no quería separarse de él jamás, mientras que Onur por su parte, correspondió el abrazo, aun seguía incomodo, pero no podía negar que los brazos de Harika eran cómodos y se sentían calientitos.

──Si me permite, iré con mis hermanos.──Dijo Onur cuando se separaron.

──Ven a visitarme cuando quieras.

──Lo hare.

Dicho esto el Sehzade salió corriendo de los aposentos de Harika en busca de sus hermanos, una vez solas las mujeres, se sentaron alrededor de la mesa que tenían enfrente.

──Me odia.──Susurro Harika.

──No te odia.──Aseguro Nurgul.──Dale tiempo amiga, no es fácil para él.

──Conozco a Onur como a la palma de mi mano.──Hablo Gunay.──Es cuestión de tiempo de que se vuelva cercano a ti, déjalo pensar, debe estar resentido por las cartas.

──Es cierto, lo de las cartas lo dejo afectado.──Aseguro Nurgul.

──¿Qué cartas?──Pregunto Harika.

──Cuando te fuiste, Onur estaba desesperado en aprender a escribir para poder comunicarse contigo, entre Nurgul y yo le enseñamos, te mando varias cartas, dejo de hacerlo cuando nunca recibió respuesta de tu parte, creyó que lo odiabas o lo habías olvidado.──Explico Gunay.

──Nunca me llego alguna carta.──Los ojos de Harika se abrieron al escuchar eso.

──¡Esa mal nacida de Azra tuvo que ver!──Dijo Nurgul enojada.

Instintivamente Nurgul tomo a Gunay de los brazos y la alejo de Harika, la cuál había botado la mesa que tenía frente suyo, estaba enojada, eso era claro.

Salió de los aposentos, tirando la puerta con fuerza, asustando a Nurgul y Gunay.

──Creo, creo que no debimos haberle dicho eso.──Susurro Gunay.

──Creo lo mismo, pero de algún modo se iba a enterar.──Sonrió lentamente Nurgul.──¿Hoy cenas con Berat? 

──No, hoy él tiene trabajo, ¿Por que?

──¿Cenamos juntas y rajamos de todos?

──Por supuesto que si.




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