Reinas Otomanas

24| Somos hermanas, ¿No?

Sahnahz miro con curiosidad a Esmeray y Dilasub, quería escuchar la conversación entre esas dos, pero la habían excluido totalmente.

Desde que llego Nahid al palacio, entre Esmeray y Dilasub habían demasiadas cosas que no cuadraban, pues, las dos habían empezado a hacerse más unidas.

Evidentemente Sahnahz había cumplido con su palabra de no hablar nuevamente con Mehpare, aunque si bien era cierto que la extrañaba, y mucho.

Habia intentado entablar amistad con Ummulgusum e Ismihan, pero nada que ver, eran muy como decirlo, cerradas con todos.

Sus aires de superioridad no le gustaban ni un poquito.

Por lo que actualmente, estaba solita en el jardín, preguntandose seriamente el porque no iba con sus hermanos.

Escucho unas risas que le llamaron la atención, su mirada se encontró con Nahid y Mehpare riendo mientras hacían bromas de tonterias que habían vívido.

Mehpare tenía una corona de rosas blancas y Nahid una de rosas rojas, la última tenía una corona de la misma flores, solo que esta vez color rosa entre sus manos.

Instintivamente se acerco hasta las dos sultanas, Nahid fue la primera en detenerse.

Mehpare se detuvo al no sentir las pisadas de su hermana mayor, al encontrar la mirada de Sahnahz, se quedo quieta en su sitio.

La hija de Nurgul miraba a su hermana, sin decir una sola palabra, las dos se mantenían en un juego de miradas que no parecía acabar.

Pero bajo el mismo juego de miradas, extendió sus brazos en silencio.

──Sahnahz.──Mehpare sollozo y se abalanzo sobre sus hermana.

Si existia algun tipo de resentimiento, ya no estaba, ninguna de las dos dijo nada, solo se quedaron en silencio, abrazadas.

Olvidando completamente cualquier tipo de dolor u odio que podían sentir por la otra.

──Te quiero mucho.──Dijo Sahnahz.──Después de todo somos hermanas, ¿No?

──Lo somos, la misma sangre.──Respondió Mehpare con una sonrisa.

──Ahora deja de llorar, te ves horrible cuando lo haces.──Bromeó Sahnahz.

Mehpare se limpio los ojos de manera rápida y tomando las manos de sus dos hermanas, comenzo a saltar, como si fuese caperucita roja o algo así.

Aquello hizo reir a Sahnahz y desconcerto a Nahid, pero de igual forma sonrió.

Al poco tiempo las tres estuvieron riendo y hablando entre ellas, y la corona de rosas rojas que tenía Nahid entre sus manos, ahora estaba reposando en la cabeza de Sahnahz.

──¿Burak?──Pregunto Nahid al hombre que tenía delante suyo.

──Sultana.──Hablo.──Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos.

──Realmente ha pasado muchos tiempo.──Sonrió.──Lamento no haber hecho nada por ti.

──Hizo mucho por mí.

──No cumpli mi promesa.

──Siendo sinceros era imposible que la cumpliese, ¿Como iba yo a volver a francia como si nada?

──Nada de los que paso esa voz fue culpa tuya.──Dijo la sultana acercandose a su amigo.──Lamento tu perdida.

──No se preocupe Sultana, sabía que era imposible, agradezco su consuelo.

──Se que pensabas casarte con ella, hubiesen sido muy felices juntos.

──Yo...ya estaba decorando el palacio para cuando ocurriese nuestro matrimonio.

──Debe ser muy duro.

──Era la mujer de mi vida, realmente no me imagino e imaginaba una vida sin ella, ella era mi estrella más brillante, al menos en mi mundo.

──Donde sea que este Kralice, ella todavía te ama, y sigue velando por ti.

──Sonara egoista, pero yo quiero volver a sentir sus aroma, la calidez de sus brazos y si dulce mirada observandome.

Nahid guardo silencio un momento, no sabía que decir, pues si, si Kralice era importante para ella y le dolia en el alma, no queria ni imaginar como se estaria sintiendo Burak en estos momentos.

Por lo que solo se limito a acariciar su espalda, haciendole saber que estaba allí.

Ella siempre iba a estar allí para él, ya fuese de cualquier forma o rol en su vida, ella estaria al lado de Burak.