35|Pueblo disconforme.

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──¿Tan así?──Pregunto a Nurgul a una mujer que se habia encontrado cuando salió al mercado para ver a su gente

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──¿Tan así?──Pregunto a Nurgul a una mujer que se habia encontrado cuando salió al mercado para ver a su gente.

──Si mi Sultana, tenemos hambre y él Sultán no haca nada por ayudarnos, la comida ya no alcanza y yo ya no se que hacer.

Nurgul entre cerro los ojos, no habían pasado ni dos años desde que Osman habia estado aquí y ya lo querían matar en el pueblo, intento como pudo ocultar la sonrisa, por que eso significaba que el pueblo otomano aceptaría a cualquier otro Sultán.

Los jenízaros estaban igual que con Yavuz, querían sacarlo del trono, pero esperaban pacientemente a que Gunay diese la orden de proceder, una vez ella diese la orden, en el imperio se armarían un despelote.

¿Por que Gunay no daba la orden? Era simple, sus hijos y sobrinos morirían al instante, sabia perfectamente que la malparida de Azra estaba esperando tranquilamente a cualquier situación para arrebatarle la vida a los príncipes sobrantes.

En definitivamente no podía permitir que más sangre fuese derramada, ella tenía que evitarlo del alguna manera y tampoco iba a hacerles pasar otra vez por el mismo dolor a las otras, eso seria muy desconsiderado de su parte.

──Ven a verme en el antiguo Palacio, te aseguro que te esperara una bolsa con alimentos.

──Se lo agradezco tanto Sultana.──Sonrió la mujer.

Nurgul no dijo nada más y volvió al carruaje, el cual a los pocos minutos se detuvo en el palacio de las lagrimas, entro al palacio y se dirigió a sus aposentos, encontrándose con sus tres amigas.

──¿Novedades?──Pregunto Aasiyah mientras le terminaba de colocar una peineta a Emira.

──El pueblo no quiere nadita a Osman.──Dijo.

──Eso es evidente, si estuviésemos en nuestro pais, muy probablemente la gente ya estaría marchando para sacarlo.──Aasiyah y Gunay chocaron sus manos con una sonrisa, esto era una clara broma a la situación política de sus pais, donde actualmente estaban en protestas por el gobierno.

──Eso es lo de menos.──Hablo Emira.──Si el pueblo esta disconforme, eso significa que hagamos lo que hagamos, aceptaran a un nuevo sultán sin refutar.

──Lo cual es una gran ventaja.──Dijo Nurgul sonriendo.──Pero si queremos hacer algo, tenemos que ser rápidas, por que por andar queriendo debatir a quien entronábamos, Azra nos gano el puesto de mano y muy probablemente quiera entronar a Mehmed también.

──Pero si queremos hacer algo, tenemos que ser rápidas, por que por andar queriendo debatir a quien entronábamos, Azra nos gano el puesto de mano y muy probablemente quiera entronar a Mehmed también

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──Sultana, el pueblo esta disconforme, necesitan comida

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──Sultana, el pueblo esta disconforme, necesitan comida.──Informo la Kalfa.

──¿Y eso a mi que? Que se pongan a cosechar si les falta comida, tengo problemas más importantes que atender.──Dijo la Valide, a ella no le importaba ni cinco el pueblo.

──¡Valide!──Grito otro pasa entrando a la habitación.

──Cualquier otro campesino que venga a quejarse, lo encierran en el calabozo, no quiero saber y ni me importa.

──Desearía que esta vez fuese un campesino.──Dijo el Paşa.──Pero esta vez no es así, él Sultán Osman a firmado la sentencia de muerto del Sehzade Mehmed, lo ejecutara si no hace algo ahora.

La Kalfa se llevo las manos a la boca y Azra salió corriendo de la habitación, en busca de Osman, ¿¡Como podía pensar en matar a su hermano?! Eran la misma sangre, el mismo padre y madre, no, esto seguro que era una broma.

Cuando llego se quedo helada, su cuerpo dejo de responderle, vio como los verdugos le arrebataban la vida a su Mehmed, el Sehzade gritaba y peleaba, pero eso solo aceleraba su proceso de muerte.

Su mirada se encontró con la de Azra, las lagrimas de la Valide no tardaron en aparecer, y con su poca fuerza extendió la mano para intentar alcanzar a su hijo.

──¡Madre!──Grito Mehmed con dificultad.──¡Deseo que el Sultanato tuyo y de mi hermano se vaya a la ruina, deseo firmemente que Allah te haga pagar por la muerte de mis hermanos inocentes!, ¡Le ruego a Allah que les de una muerte peor que las que ordenaron! ¡Le ruego a Allah que mueras en la soledad y pobreza, pues se que ese es tu más grande más grande miedo! ¡Y a ti Osman te deseo que mueres asesinado!

Esas fueron las últimas palabras de Mehmed, la mujer solo pudo ver como el cuerpo de su hijo caía al suelo ya sin vida alguna, la mujer cayo al suelo al ver a su hijo de ese modo.

Grito desgarradoramente pues no se imaginaba que eso terminaría de ese modo, nunca pensó que sus hijos acabarían matándose entre si.

"¡Deseo que mueres en la soledad y pobreza!"

Reinas OtomanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora