20| Problemas.

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──¿¡Donde estan mis principes?!──Grito Nurgul caminando hasta los aposentos de Yavuz

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──¿¡Donde estan mis principes?!──Grito Nurgul caminando hasta los aposentos de Yavuz.

Harika y Gunay entraron poco despues de ellas, pues no habían visto a sus hijos desde que les avisaron que saldrían a los jardines y ninguno de ellos había vuelto.

──¡Aghas!──Grito Yavuz.──¿¡Donde estan mis hijos?!

──Lo sentimos Alteza, buscamos en todos lados y no encontramos a los príncipes.

──¡Pues busquen bien!──Grito Harika estresada.

──Movere a los jenizaros.──Informo Gunay obteniendo la atención de todos.──Con ellos serán más fácil encontrarlos.

Yavuz asintio y cada quien empezo a mover gente para encontrar a los desaparecidos, las noticias corrieron rápido en todo Topkapi, pues era realmente preocupante que los hijos del monarca estuviesen desaparecidos.

Kralice salió de sus aposentos, iba a ir en busca de Burak, el podria mover a gente para que encontrasen a sus hermanos, realmentd esta situación la asustaba mucho.

──Kralice.──Llamo Hatice.

──Hatice, hermana, ¿Sabes donde podrían estar nuestros hermanos?

──Tengo una leve idea.──Sonrió la pelirroja.

──Dimela por favor, tenemos que encontrar a nuestros hermanos.

──¿Conoces el octavo jardín de Topkapi? Ahí hay una casa a unos cuantos kilometros, quizas ahi estén.

──Te leo agradezco Hatice.──Kralice abrazo a Hatice.

──Si como sea, ve rápido, yo ire por Burak.

Kralice corrió palacio fuera en busca de dicha casa, dejando a Hatice en los pasillos.

La pelirroja sonreía, pues, su plan saldria perfecto, dentro de los verdugos había un hombre que estaba obsesionado con Kralice, todo el imperio sabia de la belleza que poseía la sultana.

Y había hombres que estaban completamente enamorados de su belleza, el lider de los verdugos no era la excepción.

Kralice al cabo de una hora y media de caminata llego al octavo jardín de Topkapi, luego siguió más tiempo de caminata, pues la casa estaria a una o dos horas en pie.

El líder de los verdugos miro fascinado a la muchacha que venia corriendo.

Inmediatamente creo una estrategia para tener a Kralice entre sus manos.

Inmediatamente creo una estrategia para tener a Kralice entre sus manos

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──¡Suelta a mis hermanos!──Grito Kralice al llegar hasta donde estaba el verdugo

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──¡Suelta a mis hermanos!──Grito Kralice al llegar hasta donde estaba el verdugo.──Lo que haces te costara la vida, el sultán Yavuz nunca permitiría que algo le pasase a sus hijos, acabara con toda tu familia.

──No me importa mi familia si puedo tenerla un segundo ante mis ojos.

La mirada de Kralice estaba buscando una manera de conseguir tiempo para que llegasen los jenizaros a rescatar a sus hermanos.

Pudo ver por un hueco la mirada asustada de Mehpare y Sahnhaz, la mirada de las dos se asustó mas cuando la vieron, querian gritar y pedirle que se marche, pero no podia.

Sus bocas estaban cubiertas por un trapo que les impedia hablar.

El alma de Kralice se rompió al ver a sus hermanas en ese estado, asustadas y con lagrimas en los ojos.

──Le propongo un trato bella Sultana.──Susurró el lider de los verdugos.──Usted hace algo por mi, y yo liberó a sus hermanos.

Claramente al hombre le valia las indicaciones de Azra, ¿Que le importaban a él los principes? A él solo le importaba la sultana que tenía frente suyo.

──¿Que quiere que haga?

──Una vida por todas estas.──Señaló la casa con una sonrisa.

El pensamiento del hombre era claro, si Kralice no podia ser suya, no seria de nadie.

──¿A quien quiere sacrificar?──Pregunto la Sultana.

──Creo que no me entendio.──El verdugo sonrió.──Su vida, por la de sus hermanos.

El rostro de Kralice cambio por completo, palidecio al escuchar eso, ¿Su vida? ¿Por la de sus hermanos?

No, ella no queria morir, le temía a la muerte.

Su mirada se desvio a la casa de nuevo, las miradas de Sahnhaz y Mehpare, le pedian a gritos que por favor no lo hiciera.

Pero...

Ellas tambien tenían miedo de morir, ellas estaban asustadas.

Quizás....

──Acepto el trato.──Pronunció Kralice con toda la fortaleza que podia sacar del momento.

El verdugo sonrió y saco una venda negra de sus bolsillos, la colocó alrededor de los ojos de Kralice, y luego la sentó.

──Excelente.──Murmuró el hombre mientras desenvainaba su espada.

El tiempo que siguió se hizo eterno para Kralice, la cuál susurra el padre y el ave María, pues ella no era musulmana.

Cuando escucho las pizadas del hombre detras de ella, volvió a hablar.

──Dios eterno, mira esta injusticia.──Susurró.──¡Muero por proteger a mis hermanos!

Esas fueron las últimas palabras de Kralice, pues la espada le atravesó el cuello.

Sahnhaz comenzo a patear la puerta mientras ahogaba un grito, y Mehpare por su parte, cubrió su cabeza con sus manos, tapandose los oidos.

Akeem, Ahmed y Onur, miraron con lagrimas la escena.

──Liberenlos.──Ordenó el jefe de verdugos.──Llevenlos al palacio.

Reinas OtomanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora