Bailoteos tras la victoria

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El último pitido da final al partido y en cuanto lo escucho no dejo de agradecer internamente al árbitro.

Que gran victoria.

El equipo de mi hermano se proclama vencedores en este partido tras una aplastante derrota al equipo local. Supongo que era obvio sabiendo la cantidad de cosas buenas que se hablan del equipo catalán.

Sin embargo, no dejó de pensar en la triste derrota que han sufrido los milaneses y es que la derrota ha sido aplastante. Un 4-0 que ha dejado a más de medio estadio con el corazón partido y a un cuarto de San Siro eufórico y asombrado, hacia mucho que no se veía un Barça tan brillante.

Cuando menos me lo espero tengo delante a mi hermano, que acaba de echar a correr en mi dirección, tirándome su camiseta, la cual cojo con algo de retintín.

Sonrió y el me devuelve la sonrisa, y me hace una seña con la mano que indica que me acerque. Obedezco y al momento estoy saltando la barrera que hay entre butacas y césped, celebrando a su lado esta victoria.

Muchas cámaras echan fotos, tantas que llega un momento en el que mis orbes no aguantan tanta luz procedente de tantos lados que me veo en la obligación de cerrar los ojos lo que me parecen 5 segundos.

Cuando los abro tengo un grupito de chiquillos que supongo que son de mi edad celebrando a mi alrededor.

Compañeros de mi hermano.

Sonrió al ver tanta emoción y me uno a sus vítores.

Mis ojos escanean a cada chico que hay a mi alrededor disimuladamente.

- Val, gracias por venir, creo que nos has dado suerte. -grita en medio del bullicio mi hermano.

Yo solo sonrió asintiendo. Un chico se me acerca y me pasa el brazo por los hombros descuidadamente y comienza a saltar mientras canta lo que creo que es parte del himno del equipo. Le sigo la corriente sin cantar pero moviéndome cual gusano.

Le miro y me recreo en ello. Es de mi altura, pelo castaño oscuro y ojos del mismo color aunque si miras atentamente, tienen un color más claro a la luz del sol. En su rostro permanece una sonrisa que, la verdad, deja embelesada a cualquiera.

Le sonrió porque el me está sonriendo. Después habla.

- Que pasa guapa, soy Eric. -se presenta.

- Valentina.

Asiente tranquilo y seguimos saltando como ranas hasta que otro chico se nos acerca.

Según me dice se llama Pedri, y es igual de guapo que Eric.

Hablamos de temas variados cuando estamos en el túnel para entrar a los vestuarios. Me quedo esperando a que salgan de los mismos cuando otro chico se me pone delante y se presenta.

- Eres la hermana de Theo, no deja de hablar de ti, por cierto, soy Ferran Torres. Tu hermano y yo somos buenos amigos. - sonrió estrechándome la mano.

- Soy Valentina. Supongo que Theo debió hablarme de ti, pero estuvimos algo distanciados. - sonreí un poco desanimada.

El de nombre Ferran solo me sonrió y se quedo a mi lado esperando a los demás jugadores.

Al momento un chico, unos centímetros más bajo que Ferran, sale por la puerta de los vestuarios y me queda mirando.

Yo sin evitarlo también lo hago, sonríe con algo de timidez mientras yo aparto la mirada tras darme cuenta de que me he quedado embobada.

Cuando unos cuantos chicos de la plantilla salen de los vestuarios, nos repartimos en los coches y nos dirigimos a un restaurante italiano a cenar.

Me quede hablando con Pedri, el cual se me acercó, más tarde se nos unió Gavi, un compañero de mi edad que aparentemente era muy divertido.

Gavi y Pedri no se separaron de mí ni un momento, admito que me lo pase genial con ellos, sobretodo con Gavi, con el que compartía gustos musicales entre muchas otras cosas.

Charlamos a lo largo de la cena sin parar. Nos reíamos por cualquier cosa sin ton ni son y acepto que, aun sin conocerlos, se estaban convirtiendo en personas importantes para mi.

Luego también conocí a más compañeros de equipo de mi hermano, medi palabra con el chico que me había dejado embobada, que según había escuchado, se llamaba Eric. Tuve tiempo de hablar con él cuando los chicos tuvieron que ir al baño después de comer y beber tanto.

La noche se hizo amena, llegaron las dos de la mañana y nosotros seguíamos en el restaurante, comiendo helado mientras contábamos anécdotas divertidas.

Un rato después salíamos del local riendo.

Nos despedimos de todos y Theo y yo nos fuimos directos a mi casa, donde le ofrecí quedarse a pasar la noche.

Spoiler: no dormimos.

Ambos nos quedamos toda la noche llorando, intentando recuperar el tiempo perdido hablando de los temas que dejamos pendientes.

Nos recuperamos.

Cuando me levante no vi en el apartamento a Theo, en su lugar, una nota de despedida que dejo antes de marcharse de vuelta a Barcelona.

El resto del día lo pase viendo las redes sociales y viendo las stories de los jugadores y de nuestra cena de ayer.

Salí a caminar pasadas las nueve, y más tarde me llegó un mensaje de Theo en el cual decía que deberíamos aceptar la propuesta de la selección.

Conteste el mensaje con un simple "vale".

Miré en el móvil la fecha y hora de mi vuelo a Sevilla y me puse a hacer mis maletas.

Quedaba una noche y poco más pero me gustaba tener todo en orden.

Tras una media hora de duras elecciones en referencia a la ropa pude cerrar la maleta y dejarla en el piso de abajo.

Puse los brazos en jarras esperando que se me ocurriera algo para hacer ahora.

No encontré nada.

Subí a mi cuarto rápidamente y cogí una sudadera oversize, baje las escaleras y cogí las llaves del coche para salir del apartamento.

Cuando llegue al coche, lo primero que hice fue poner música mas no tarde en ponerme a conducir sin ninguna dirección.

Bajé del coche cuando llegue a una de las zonas más turísticas en Milano, el Duomo.

Aparqué como pude y me dirigí a la plaza en la cual, a pesar de las horas, había mucha gente.

Me paré frente a la catedral a contemplar cual turista mientras veía pasar a gente y posar para fotografiarse con el monumento.

De repente, vi, no muy lejos de mi a Eric, compañero de mi hermano y a quien podría considerar amigo después de las risas que nos echamos ayer en la cena.

Yo sigo mirándolo cual admiradora y cuando me voy a girar para seguir con lo mío nuestros ojos se conectan y no dejamos de mirarnos hasta pasados unos segundos.

Se acerca despacio, dándome tiempo para huir supongo, y cuando está a unos centímetros de mi me estrecha la mano.

- Hola Val, ¿que haces por aquí tan tarde?

- No tenia sueño y pensé que seria buena idea venir a distraerme un rato.

- Te apetece dar una vuelta por aquí. Solo si quieres.

Asentí y emprendimos una ligera marcha.

El hablaba, yo escuchaba.

Eric me invitó esa noche a cenar, frente a la catedral, en una terraza en la que no había más de 5 personas.

Hablamos como viejos conocidos, y me sorprendió mucho poder hablar de cualquier cosa con el.

Me acompañó hasta mi casa cuando ya eran más de la una. Hablamos de muchos temas pero sobretodo nos entendimos y nos apoyamos mutuamente cuando contamos nuestros "traumas".

Quizá fue muy pronto pero sentí que lo conocía de hace mucho y me abrí con el y viceversa.

Esa noche dormí bien, relajada, tranquila. Sabiendo que había podido hablar con alguien sobre los problemas y sabiendo que notaba un peso menor en mi mente.

Algo me gusta de ti | ERIC GARCÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora