Algo me gusta de ti | ERIC GARCÍA

Vuelta a la rutina

Milán

Cuando me levanté no pude contener el llanto, me pase toda la mañana envuelta entre mantas.

Luego Alessandra me llamó y quedó en venir a mi casa para hacerme compañía y aconsejarme.

Lloré en su hombro y luego comenzamos a comer helado que había traído.

Todo se me juntó.

Esta mañana había recibido un mensaje de Eric, donde me decía que pasaría a recogerme para tener una cita.

También me decía que hablaría con mi hermano para que nos dejara seguir conociéndonos.

No le contesté .

No solo porque ya no estaba allí, sino porque él tenía a alguien más.

Alessandra me aconsejó hablar con el.

Me negué en rotundo.

Luego dejamos el tema de Eric.

Además de que lo había bloqueado de todos lados.

Se quedó a dormir conmigo para no sentirme sola. Se lo agradecí enormemente.

De madrugada llamé a Danila, quien me contestó al instante.

Le pedí que hablara con Marcos. Que le dijera que no estaba pasando un buen momento y que debía darme un tiempo antes de comenzar la temporada.

Después me fui a dormir junto a Alessandra, que me abrazó.

Cuando nos levantamos, me obligó a vestirme y a salir con ella a por nuestro desayuno de siempre.

Admito que me distraje un poco, pero cuando ella tuvo que irse me quedé sola de nuevo.

Giselle me llamó y me regañó por no decirla que estaba en la ciudad.

Por la tarde apareció en mi casa y me llevó a dar una vuelta por un nuevo centro comercial.

Compramos algunas cosas y después entramos al cine a ver una película de comedia.

Giselle era de las pocas que me hablaba después de dejar el equipo italiano.

Las demás, con las que no me llevaba, no me dijeron nada.

Ni siquiera mi entrenador.

Luego me acompañó a casa y se quedó a cenar una ensalada con salmón que preparé.

Los abuelos me llamaron y quedamos en que los llamaría más tarde.

Cuando Giselle se fue llamé a los abuelos.

- Cariño, no nos llamaste para saber si habías llegado bien.

- Lo siento, se me pasó.

Suspiré.

- Hoy ha estado Eric aquí. Te estaba buscando y luego le dijimos que te habías vuelto a Milán. Matheo y él han discutido.

- No lo sabía. - dije en un susurro.

- Nos ha dicho que te digamos que le contestes los mensajes y las llamadas. Quizá debas hablar con el.

Negué.

- Abuela, es muy tarde y mañana tengo que hacer muchas cosas. Hablamos pronto.

- Vale cariño, cuídate.

Colgué.

Luego me di una ducha y me metí a la cama para dormir.

Me levanté cuando escuché mi teléfono sonar.