Tus 20

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Sevilla

Celebre mi cumpleaños en Sevilla.

Invité a los chicos.

Eric y yo llegamos a Sevilla un día antes.

No dijimos nada.

Hicimos el típico turismo.

Para que él conociera mi lugar preferido del mundo.

Lo nuestro iba viento en popa.

Eric no se separó de mí en ningún momento.

El problema fue que tenía entrenamientos y no se los podía perder.

Yo, que todavía estaba de vacaciones accedí a quedarme unas semanas allí antes de empezar la temporada.

Eric se alegró mucho.

Salíamos casi todas las tardes, o a pasear a los perros o a la playa.

Cuando llegamos a Sevilla, les presenté a mis abuelos a Eric.

El se veía confiado y no le vi muy nervioso.

Mi abuela me guiñó el ojo cuando terminó el interrogatorio.

Eric subió junto a mi a mi habitación y después los tumbó en la cama.

- Pensé que sería peor.

Me reí.

El me miraba.

- No te iban a hacer pasar un mal rato delante mía.

Nos abrazamos y después nos quedamos dormidos.

Mi abuela nos levantó a la hora de la cena.

Cenamos en familia, pues mis primos llegaron.

A ellos les costó más aceptar a Eric.

Sabían el problema que habíamos tenido.

- Pues deberíamos grabar un tik tok. -dijo Samu.

Blanca contuvo la risa.

- ¿Un vídeo de que? - Dijo Lucía.

- De Mathias Galetto.

Entonces mis primas comenzaron a imitar a la mujer que lo decía.

- Mathias Galetto, con doble t de traba, hijo de puta, garca de mierda, chanta, mentiroso, forro.

Luego se chocaron los cinco.

Eric entendió la referencia pero no dijo nada.

Yo no los hablé el resto de la noche.

Cuando nos fuimos a dormir Eric estaba algo triste.

Entendí porque.

Lo abracé y dejé un beso en su mejilla.

- No los hagas caso.

El negó.

- Tienen razón.

Sonreí mirándole y después le cogí la cara.

- No es verdad, estás haciendo lo posible por recuperarme, no todos los hombres lo hacen.

Él sonrió.

- Lo hago porque te quiero y se que no quiero a ninguna otra persona que no seas tú.

Nos tumbamos en la cama abrazados.

Después nos besamos.

Fue tierno.

Al día siguiente, cuando me levanté, todos estaban en mi habitación como unos locos gritando.

Supuestamente, cantando.

- Cuuuumpleaños Feeeliiiiiiiiiz, cuuumpleaños feeeeeeliiiiiiiz, te deseamooooooooos tooooodooooooos, cuuuumpleañoooooos feeeeliiiiiz.

Quise morirme.

Parecían borrachos.

Luego todos se tiraron encima mía.

- Viva la cumpleañera, joder.

Todos nos reímos.

Ansu era Ansu.

Luego Pedri me abrazó y no me quiso soltar, entre todos lo cogieron para que me siguieran felicitando.

Sira corrió a abrazarme.

- Mi chica ya tiene la veintena.

Me reí.

Mis primos me felicitaron y me pidieron perdón por lo de ayer.

- Tenéis que pedirle perdón a él, no a mi.

Luego Gavi me abrazó y me besó la cabeza.

- Y pensar que hace poco casi me atropellas, lo que te habrías perdido.

Ambos nos reímos.

Ferran y Balde me abrazaron y me felicitaron.

Luego Fermín con el que salté emocionada.

No pensaba que vendría.

En conclusión.

Todos me felicitaron y llenamos la casa de los abuelos.

Nos juntamos 15 personas.

Y fue una locura.

Hicimos una barbacoa para comer.

Los chicos hicieron de las suyas y después de comer, todos estábamos en la piscina.

Nos había tirado uno por uno.

Yo estaba sentada al lado de Eric en los sillones del jardín.

Después cogió mi mano y me llevó a dentro.

Lo seguí.

Después me dio su regalo.

Estaba envuelto en papel de regalo.

Lo abrí y lo saqué.

Era una caja cartier.

Lo miré.

El me sonrió.

Abrí la caja y me sorprendí.

Lo abracé fuerte y él dejó un beso en mis labios.

- Te mereces eso y más.

Era la pulsera con la que tanto había soñado.

Estuvimos abrazándonos hasta que los chicos vinieron a montar lío.

Luego acabamos en la piscina.

Nos habían tirado.

Nos reímos y después trajeron la tarta.

Era una sorpresa de todos.

Me dieron regalos.

Los abrí muy ilusionada.

Más tarde, Eric y yo dimos un paseo.

Ojalá estar en la playa.

Íbamos hablando sobre todo un poco.

Me tranquilizaba su voz.

Y lo que estaba haciendo por mí era muy bonito.

Se notaba que quería volver.

Si me lo podía no le diría que no.

No después de todo.

Ambos nos complementábamos.

A veces nos mirábamos y nos leíamos.

Sabíamos lo que pensaba el otro.

Y eso no me pasaría con nadie más.

Así que estaba preparada.

Para darle una oportunidad.

Pero no se lo dije.

Porque estaba muy empeñado en conseguirlo por si solo.

Así que lo dejé.

Y fue la mejor decisión de mi vida.

Algo me gusta de ti | ERIC GARCÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora