Draco Malfoy.

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Días llenos de luz y en su punto más alto el sol tocaba aquel castillo, los campos llenos de lavandas florecían sin permiso alguno y los árboles dejaban ver sus grandes y fuertes raíces sobre el suelo, los animales reposaban en el pasto recién creciente y en sus patas se notaba un poco de tierra húmeda al caminar.

Sin duda, Verano era la mejor estación para James, la luz que entraba en su habitación le parecía demasiado mágica para vivir en el castillo de Hogwarts, caminaba de un lado a otro, un nuevo año y nuevos inicios, su temple era tal cual de un niño pequeño, corria en las mazmorras y disfrutaba cada instante antes que sus amigos llegarán, gracias a que sus padres eran buenos amigos de Dumbledore le permitían pasar unos días antes de termino de vacaciones en el castillo.

Justo al llegar todos sus compañeros a lo lejos logro divisar aquella cabellera rubia, Draco Malfoy quien desde hace años hacia su estancia más cruda y poco fácil de soportar pues constantemente hablaba de su sangre sucia, algo completamente estúpido, jamás olvidaría aquella vez que lo invito a la sala Slytherin solo para ser humillado por los de esta casa al ser llenado por claras y yemas de huevo en su cabello

- ¡James Allan! - escucho la voz inigualable de su mejor amiga, Hermione - Ni una carta, pensé que solo Ron me haría eso - dijo con un tono entre furioso y sarcástico.

- Si las hice mi linda Hermione pero todas las tiene Hermione Grongier no Granger, escribiste tu nombre tan cursivo que todas las vacaciones mandé mis cartas a alguien más y fue hasta que mi lechuza regreso con una carta que pedía dejar de molestar a una bebé de sangre mestiza con historias tan alocadas del verano.

Hermione no quitaba aquella mueca de su rostro hasta que Ron le dió un pequeño golpe en el hombro - deja a James, no es su culpa que no escribas congruente - dijo para comenzar a reír junto a Harry quien recién los acompañaba.

- Pues ya, cómo sea pero la próxima debes al menos cambiar mi apellido si no contesto - dijo ya en un tono calmado.

- Eso haré Herms - contesto James mientras hacía que se movieran al gran comedor.

Después de unos minutos en el discurso por parte de Albus, dónde todos los profesores se presentaban y elegían las casas de los de nuevo ingreso James decidió ir a su torre, Hufflepuff, ese día había sido fatigado y sobre todo para el quien no paro de moverse durante toda la mañana y tarde, así que con unos ojos casi durmiendo y un caminar muy perezoso empezó a subir escaleras mientras Dumbledore seguía hablando con las casas o bromeando con los profesores, camino un rato hasta llegar a la puerta de su casa , con algo de sueño comenzó a cantar, su voz era linda, dulce tal caramelo, no hacía pausas para respirar profundo, es como si estuviera tan acostumbrado a cantar que lo hacía con facilidad.

Mientras tanto, detrás de él estaba Malfoy quien sin saber porque, se quedo atento a la voz de James, admitía su buen tono y el toque de tener sueño lo hacía parecer tierno.Draco se quedo ahí, un poco lejos escuchando aquella canción hasta que la puerta de Hufflepuff se abrió, quería caminar a él y perdirle que cantara un poco más pero entonces dió vuelta sobre sus talones y se regañó a si mismo por pensar cosas tan "estúpidas".

Al día siguiente James hizo toda su rutina, levantarse, bañarse y utilizar su uniforme, camino con bastante energía a la clase de Posicones, era la primera de día así que tenía que controlar ya que, no era secreto que a el profesor Snape le estresaba que el menor tuviera tanta energía.

Cómo casi siempre llego temprano, aún no habían llegado varios alumnos así que se sentó sobre una mesa para esperar al profesor y mientras tanto jugaba con sus manos y pensaba en cosas, no tenían sentido, no para otros sin embargo James amaba tener pensamientos a minuto, otros decían que eso no era bueno y aunque el lo sabía a veces te ayuda cuando estás aburrido en un salón completamente solo.

𝙃𝙖𝙧𝙧𝘺 𝘗𝘰𝙩𝙩𝘦𝘳 : ᵐᵃˡᵉʳᵉᵃᵈᵉʳ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora