Estaba sentado en el suelo, recargando la espalda en la pared del Refugio.
Si mi reloj mental no me engañaba...pasaban más de las doce del día y Edén no llegaba. La preocupación de Adam me estaba molestando, no dejaba de jugar con su arete de pluma, lo golpeaba con sus dedos provocando un ruidito tintineante como de una campanilla, desde hace diez minutos que lo hacía y ya me tenía irritado, ¿en serio esta era su forma de quitarse el estrés por no verla?, que infantil.
- ¡¿puedes dejar de hacer ese ruido?! –dije por fin que colmo mi paciencia, estaba sentado en una de las muchas ramas que trepaba
-si tanto te molesta, arráncate los oídos- dijo sin siquiera mirarme
-que gran idea, así ya no tendría que escucharte
-y cuando te insulte no te darás cuenta
La vena que me palpitaba en la frente se hacía más grande, jamás lograría llevarme bien con este sujeto.
-también estoy preocupado por ella, Adam- dije
-claro- dijo sin ánimos- como veo te acostumbraste a la vestimenta de los Tick Tack
La verdad no supe si fue insulto o alago, pero le valía eso, mi ropa ordinaria seguía guardada en uno de los cajones de la Mansión de Yena, esta vez la presidenta me entrego ropa más decente, si pudiera llamarla así, llevaba unos pantalones cafés oscuro que le hacía juego a un chaleco sin mangas que llevaba puesto y debajo de ese chaleco tenía una playera blanca de botones y mis tenis viejos cambiaron a unas botas de cuero que me ayudarían con el viaje, solo faltaba un sombrero para que pareciera explorador.
Los minutos pasaron y Adam ya estaba desesperado, fruncía el ceño y paso de hacer ruiditos con su arete a picarse la yema de su dedo con la punta de metal de la pluma, creo que hasta cierto punto pensamos lo mismo, ir a buscarla, pero a lo que se Adam no era muy bien bienvenido en el Pueblo Alila, en cambio yo nunca he ido, no sé cómo me recibiría el Mentor de Edén, además de que yo venía del Pueblo Tick Tack, ¿Cómo se llevarían?, me mordí la uña del pulgar, ahora yo comenzaba a impacientarme, entonces escuchamos un aleteo, descendía, Adam y yo nos levantamos al mismo tiempo justo cuando Edén apareció frente a nosotros.
-uff, perdónenme, el tiempo se me fue de las manos- dijo con su gran sonrisa y arreglando su cabello
Mientras me le acercaba no pude evitar sentir mariposas en el estómago por cómo estaba vestida, por primera vez no llevaba un vestido, ni sandalias, llevaba unas botas oscuras con medias largas blancas que le llegaban a los muslos, tenía una falda y una blusa de mangas largas que le quedaba algo ajustada que hacía que sus...pechos...resaltaran demasiado, tal vez la mire demasiado que comencé a babear como perro en celo que Adam golpeo mi nuca tan fuerte que me hizo ver estrellas.
-llegas tarde- dijo Adam cruzándose de brazos, ignorándome
-perdónenme, mi Mentor Víctor quiso que compráramos unas cosas antes del viaje, además tengo unas cuantas cosas para ustedes- dijo comenzando a rebuscar entre sus cosas
Adam la miro con sorpresa.
- ¿de verdad Elinor te dejo ir?, pensé que solo viniste a despedirnos
-sí, dejo que fuera
El rostro de Adam parecía como si lo que escuchaba era imposible, me causo gracia eso. Edén saco una bolsa de manta y nos entregó unos objetos extraños...al menos ante mis ojos lo eran, no se para ellos, el primero que nos entrego fue como una concha de mar que media casi toda la palma de mi mano.
-este...Edén, ¿Qué con estas cosas? –dije con una sonrisa nerviosa
-son Espejos comunicadores
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Everoth y Los Tres Dragones - Parte 1 ( Alex) (Trilogía los tres dragones)
FantasíaTres pueblos. Tres profecías. Tres Dragones. Alex, Adam y Edén son tres estudiantes que terminan en una Tierra desconocida, donde cada uno tendrá que asumir su papel de Reinante, su descendiente Dragon. Buscar los Talismanes de dragón que tienen e...