IX.

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Llevaba una semana tomando el medicamento que se me recetó y me sentía mejor, a veces un poco aletargada, pero nada que me impidiera trabajar. Durante la semana solo había visto a Becky en el trabajo y el fin de semana preferí darme un tiempo leyendo y pensando sobre el camino que quería que nuestra relación tomara. No tenía una idea clara, pero decidí que hablaría con ella sobre aquello que me tenía inquieta, solo necesitaba el momento adecuado.

—Adelante —dije cuando escuché que tocaban la puerta de mi oficina ese lunes por la mañana.

—Hola, Freen —Heng entró con una sonrisa apretada entre sus labios.

—Hola —me había alejado un poco de mi amigo y aunque a veces quería hablar con él, me sentía herida por su manera de sobrellevar mi noviazgo.

—Solo quería saber como estás, hace días que no platicamos y no me gusta eso —puso sus manos sobre la silla frente a mi escritorio y pretendí que estaba escribiendo algo en mi computadora para no verlo a la cara. Sabía que, si lo miraba a los ojos, me iba a sentir muy mal.

—Estoy bien —respondí lo más tranquila que pude.

—Freen —buscó mi mirada, pero seguí ignorándolo —Sé lo que te dijo Baitoey —logró obtener mi atención —No he sido un buen amigo y quiero disculparme, estás molesta conmigo por como he reaccionado a tu relación con Becky y tienes razón en no querer hablarme, pero pensé que te estaba protegiendo...

—¡¿Protegiendo de qué?! —lo interrumpí sintiéndome realmente enojada. Mee suspiró.

—Ni siquiera lo sé —agachó la mirada —Es solo que se hablan cosas de Becky que no me gustan sobre todo pensando en que puede no estarse tomando en serio su relación contigo. Ella tiene una vida en Inglaterra y la distancia no ha evitado que los rumores de que puede ser peligrosa lleguen hasta aquí —mi entrecejo se arrugó.

—¿Baitoey ha estado diciendo eso? —pregunté sin mirar a algo en específico en mi escritorio.

—No, pero ella me dijo que lo mismo había escuchado trabajando en su país —me recargué en mi silla.

—Odio que la gente se base en rumores y que juzguen a las personas. Preferiría que me hubieses dicho esto desde antes en lugar de solo darme indirectas o cuestionarme. Sé que la plática del otro día en tu auto no se refería a ti y a Baitoey —lo miré y vi arrepentimiento en su rostro —Eres mi mejor amigo y me duele esta situación, pero créeme que tendré que afrontarla. Estaré bien, y si Rebecca no es la indicada para mí, entonces todo terminará —él asintió —Gracias por preocuparte por mi —me puse de pie y lo abracé.

Mas tarde ese día estaría pasando por Becky para ir a comer con Looknam y su esposo.

Al salir de su edificio la vi llevar un vestido holgado azul marino y unos tacones negros. Su cabello estaba suelto y tenía una enorme sonrisa.

—Hola, preciosa —me saludó con un beso en los labios y no dejaba de sonreír.

—Hola. Te ves muy linda —le sonreí honestamente y conduje hasta el restaurante donde nos encontraríamos con nuestros amigos.

—Estás muy callada —me dijo tocando mi mejilla.

—Mi cabeza está un poco enredada hoy, pero estoy bien —sonreí de lado y su mano seguía en mi mejilla.

—Siento que cada vez que te veo estás más hermosa —la miré mientras estábamos detenidas por una luz roja. Sentí mis mejillas sonrojarse. Me miraba con atención y con un semblante serio, pero no de mala forma —Además, creo que con cada día que paso a tu lado me enamoro más —sus dedos tomaron un mechón de mi cabello y lo acomodaron detrás de mi oreja.

Entre el amor y la soledad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora