Entre el amor y la soledad.

XVII.

El silencio entre los tres era demasiado tenso. Podía sentir sobre mi la penetrante mirada del padre de Becky.

—Yo... —comencé pero la mano de Beck sobre la mía me detuvo. Ella sabía que estaba a punto de intentar huir de la conversación esperando afuera. Su apretón me dijo que me necesitaba a su lado.

—Irin firmó los papeles del divorcio —ella informó con el tono mas firme que tenía

—Lo sé. Hace dos días su padre me llamó para pedirme que entregara la academia. Por eso estoy en casa entre semana y a esta hora —su padre bebió un poco de té y de nuevo su mirada se fijó en mi.

—Ella no tiene culpa de nada así que deja de verla de esa manera —sabía que no le agradaba a ese hombre pero no se me ocurrió que pudiera culparme.

—Los Aurassaya te ayudaron y a mi me dieron un empleo. No te enseñamos a ser mal agradecida —las palabras que salían de la boca de Arthur Armstrong pegaban duro incluso a mi. Mi Becky miraba a la mesa con mandíbula tensa. Intenté acariciar su mano disimuladamente pero me limité a no mover mi mano aún dejándola debajo de la de ella.

—Soy agradecida con quien lo merece, no quien me obliga a serlo —la voz de Becky se estaba ahogando en las ganas que tenía de llorar —Me obligaste a casarme con Irin para obtener lo que querías y entonces me querías pero ahora que he decidido ser feliz me detestas —sus palabras salían con esfuerzo pues sus dientes se apretaron de nuevo con la intención de no dejar que el llanto le impidiera hablar.

—Ellos te salvaron de ir a la cárcel por ser una enferma —Becky se puso de pie de golpe ya con una lagrima cayendo por su mejilla. Me iba a soltar pero en cambio tomé su mano con fuerza.

—Sabes que todo fue a raíz de la muerte de mamá, algo que realmente no te importó. Ni siquiera fuiste al funeral —Arthur bajó la mirada a su taza —Sé que me culpas de su muerte pero quiero que entiendas que para nada fue mi culpa —me puse de pie para abrazar a Becky quien ya no pudo retener las lágrimas.

—Si tan solo tu...

—No, lo qué pasó fue algo que nadie pudo evitar. Es algo que acepté hace mucho y que me ha ayudado a controlarme mejor. Freen también ha sido una parte importante para mi tratamiento —él me miró con ira mientras mis manos aun estaban sobre la cintura de su hija.

—Ella solo arruinó todo. Estábamos bien antes de que te fueras —casi escupía sus palabras al mismo tiempo en que se paraba y me apuntaba con su indice.

—Pedí que me dejaran ir s Tailandia porque Irin y tu me asfixiaban. Estar aquí solo era tener que verte besar el trasero del padre de Irin. Mi matrimonio era lo peor y parecía que tu no te dabas cuenta —Becky tenía su cuerpo tenso y en ese punto yo solo podía sostener uno de sus brazos pues sentía que estaba a punto de lanzarse a su propio padre de lo enojada que estaba.

—Tu madre estaría tan decepcionada de que su hija fuera una infiel y malagradecida.

—No metas a mamá en esto, no mereces siquiera mencionarla. Me dijiste que esa academia eran un sueño compartido entre ustedes pero comienzo a creer que nunca lo fue, que solo era algo que tú querías y yo fui muy estúpida para creerlo —el tono de ambos era tan alto que estaba segura de que los vecinos podían escucharlos.

—No debiste venir aquí y mucho menos traer a una de tus zorras —el golpe en seco fue lo único que se escuchó como respuesta por parte de Becky.

Arthur no volvió la mirada después de recibir aquella bofetada. Mi mano cubría mi boca por la sorpresa que me provocó verla perder los estribos de esa manera pero me sentía agradecida por defenderme incluso de su padre.