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-¿Qué diablos haces? - Exigió saber _____, cruzando los brazos y mirándolo como si quisiera fulminarlo con la mirada.

Aidan, que estaba frente a ella en el ascensor, tomó una foto con su celular y volvió a guardarlo en el bolsillo de su chaqueta. Habían ido al hotel de para recoger sus cosas e irse al de él.

-Documentar nuestra primera pelea. - Por un momento, _____ se quedó aturdida, balbuceando algo ininteligible, y él no pudo evitar sonreír divertido, pero luego, en un instante, su enfado volvió y le espetó en un tono gélido:

-Todavía no puedo creer que hayas hecho eso. -

-Vamos, es para nuestro álbum de recuerdos. -

-Sabes muy bien que no me refiero a eso. - Contestó ella. - Teníamos un trato. Claro que a lo mejor lo olvidaste. - Añadió con sarcasmo. - O a lo mejor no se ajustaba a lo que tú querías y simplemente cambiaste de opinión, ¿no? - Habían llegado a la planta inferior y las puertas se abrieron silenciosamente.

-Lo segundo, desde luego. - Respondió él con una sonrisa traviesa mientras salían.

_____ volvió a lanzarle una mirada furiosa, pero no dijo nada. Tomaron un taxi para ir al hotel de Aidan, y una vez estuvieron en su suite se volvió hacia él como un torbellino y le espetó:

-Me lo prometiste. -

Cierto, lo había hecho, pero las circunstancias no habían sido las esperadas, y no había tenido más remedio que ponerle los puntos sobre las íes a su prima y compañía. Se cruzó de brazos y le preguntó:

-¿No oíste lo que estaban diciendo de ti? No iba a dejar que esas víboras traicioneras... - _____ levantó una mano para interrumpirlo.

-Me da igual lo que dijeran. Lo que me importa es lo que tú me habías prometido. Me preocupa lo que verdaderamente tiene un valor, aquello en lo que puedo creer. - Aidan, que no estaba dispuesto a ceder, le sostuvo la mirada.

-Puedes creer que cuando nos casamos juré honrarte, respetarte...y protegerte todos los días de mi vida. -_____ parpadeó, y por un instante se quedó sin palabras. - Y cuando pronuncié esos votos lo hice dispuesto a cumplirlos. No soy la clase de hombre que se queda a un lado titubeando mientras se meten con su esposa. Esta noche habría querido hacer lo que me pediste, _____. Pensaba hacerlo, pero entre cumplir mi promesa para no estropearle la boda a tu prima, y romperla para protegerte, no tuve dudas en hacer lo segundo. Siempre te antepondré a todo lo demás. -

-Oh… - Musitó ella.

Tragó saliva para intentar deshacer el nudo de emoción que se le había hecho en la garganta. No podía dejar que unas pocas palabras la volvieran tan vulnerable. Aidan fue hasta ella y la atrajo hacia sí, apretándola contra su pecho.

-Perdona que rompiera mi promesa, pero no me mantendré al margen si veo a alguien haciéndote daño. -

-Habría podido yo sola con ello. - Le respondió ella.

Como había hecho durante toda su vida.

-Pero ¿por qué ibas a tener que aguantar algo así? -

-Porque Gail se merecía ser la protagonista del día. - Reiteró ella. ¡Y él le había prometido que así sería!

-Sí, pero tú también. - Aidan tomó su rostro entre ambas manos e hizo que lo mirara. - Sólo porque no recuerdes nuestra boda no significa que no cuente. -

Todo lo que estaba diciendo Aidan parecía tener tanto sentido que estaba sintiéndose tentada de confiar en él como le había pedido y dar ese salto de fe, pero no podía ignorar el profundo abismo que se extendía a sus pies. Evadió los ojos de Aidan y le hizo la pregunta en la que confluían todos sus miedos y su reticencia.

𝐀 𝐥𝐚 𝐌𝐚𝐧̃𝐚𝐧𝐚 𝐒𝐢𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora