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-Te lo digo yo, está hecho. - Aidan hizo girar su sillón hacia el ventanal de su despacho, que se asomaba al centro de la ciudad de Miami.

-¿O sea que se ha acabado el periodo de prueba? - Preguntó Mace al otro lado de la línea. - ¿Van a empezar con la producción de un Aidan 2.0? - Aidan asintió.

-Yo diría que un día de estos nos pondremos a ello. -

¡Qué diablos! Probablemente esa misma noche a juzgar por el modo en que _____ lo había hecho volver a la cama esa mañana para hacerlo una vez más. Bueno, dos veces.

Suerte que ese día su primera reunión no había sido hasta las diez. Por nada del mundo habría rechazado las promesas de placer que había visto en los ojos traviesos de su esposa cuando, al ir hasta la cama para despedirse de ella con un beso, lo había agarrado de la corbata y lo había hecho caer sobre ella. O cuando, después de ducharse, al salir del baño se encontró a _____ sentada en la cama; se había puesto la camisa de su traje, pero había abrochado solo dos botones, y su corbata colgaba con un nudo suelto entre el valle de sus senos.

Aquellos juegos suyos habían hecho que llegara una hora tarde al trabajo, pero no podía importarle menos, pensó con una sonrisa de satisfacción.

-¿Sabes? Desde hace un par de semanas, vaya donde vaya la esposa de alguien, siempre acaba mencionando que te has casado. - Aidan entornó los ojos.

-¿Y qué tienen que decir? -

-Bueno, salen las especulaciones que cabría esperar dadas las circunstancias: lo repentino que ha sido tu matrimonio con cuando no hacía mucho que habías roto tu compromiso con Caro y esa clase de cosas. Pero la gente a la que le has presentado a _____, como los Clausen, los Stalick, los Houston...van por ahí diciéndole a todo el mundo que están seguros de que para ti esta es la definitiva, que nunca te habían visto así. -

-¿Así, cómo? -

-Por si no lo sabías, parece ser que estás enamorado. Dicen que salta a la vista; cada vez que alguien empieza a hablar de ello se me salen las lágrimas. - Dijo Mace con sorna. Aidan soltó una risa a pesar de que de repente se notaba la garganta seca.

-Has estado viendo armas de mujer otra vez, ¿eh? - Contestó siguiéndole la broma. - Mira, Mace, no voy a negar que entre ______ y yo hay algo increíble, pero ninguno de los dos nos engañamos creyendo que es amor. Los demás que piensen lo que quieran. -

-Lo entiendo. Sólo sentía curiosidad por saber si había cambiado algo. -

-Por supuesto que no ha cambiado nada. - Respondió Aidan con firmeza. - ______ y yo tenemos un trato y el amor no es parte de él. Además, me aseguré de antemano de que estaba de acuerdo. Lo último que querría es que ella sufriera. - Dijo. Y luego, para quitar un poco de tensión, añadió en un tono divertido: - Así que ya sabes, búscate una esposa y deja de preocuparte con la mía. -

Mace se quedó callado un momento y respondió con seriedad:

-De acuerdo, capto la indirecta, pero ¿quién dice que es tu esposa quien me preocupa? -

[...]

Después de otra noche en una más de las fiestas benéficas a los que _____ acompañaba a Aidan, ya de vuelta en casa, _____ estaba frente al espejo de su vestidor, intentando desabrochar el enganche del collar de zafiros que Aidan le había regalado para la ocasión. Cuando este apareció detrás de ella y le dijo que permitiera que la ayudara, _____ dejó caer las manos. Sin embargo, en vez de desabrocharle el collar, Aidan le bajó lentamente la cremallera que tenía el vestido en la espalda.

-He estado pensando...en nuestra luna de miel. - Murmuró, besándole un hombro desnudo y luego el otro.

-¿Nuestra luna de miel? - Repitió ella.

𝐀 𝐥𝐚 𝐌𝐚𝐧̃𝐚𝐧𝐚 𝐒𝐢𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora