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-Pero ¿es que te has vuelto loco? - Exclamó Mace al otro lado de la línea. Aidan pagó al dueño del puesto de periódicos del aeropuerto.

-¿Me creerías si te dijera que me he vuelto loco, que me siento como si flotara y que estoy completamente enamorado? - Le respondió, levantando del suelo su bolsa de viaje.

-No. - Contestó Mace con sequedad.

-Bueno, está bien, tienes razón. - Aidan miró los paneles con las puertas de embarque y las horas de salida y miró su reloj: - No es verdad. Estoy perfectamente cuerdo, con los pies en el suelo, y casado con una mujer guapísima, sexy e inteligente que resulta que es todo lo que buscaba en una esposa. -

-Vaya, no sabía que estuvieras buscando a una caza-fortunas. - Dijo su amigo con burla. - De haberlo sabido te habría recordado a cualquiera de las docenas de ellas que han estado arrojándose a tus pies durante los últimos diez años. ¿Cómo te dejaste convencer? ¿Te echó algo en la bebida? -

Aidan apretó la mandíbula irritado mientras se dirigía a la cafetería donde había dejado a _____. Había imaginado que así sería como lo verían los demás, las conclusiones que sacarían al saberlo, y se había dicho que no le importaba lo más mínimo, pero la verdad era que le molestaba, y mucho.

-Por supuesto que no. De hecho, más bien podría decirse que fue al revés. -

En ese momento vio que _____ salía de la cafetería, con una bandejita en una mano en la que había un par de cafés y una bolsa de papel con bollos, y el maletín de su laptop en la otra. Se detuvo para que no oyera su conversación con Mace.

-Eh...Aidan, ¿De qué estás hablando? - Le preguntó su amigo sin comprender.

-Dejé que bebiera demasiado y no se acuerda de casi nada de lo que pasó esa noche. -

-Déjame adivinar… - Dijo Mace con la misma aspereza de antes: - Seguro que sí recordaba que se casaron. -

-Sí, pero por desgracia no recuerda por qué accedió cuando se lo pedí, y me ha costado bastante convencerla para que me dé una oportunidad. Vamos camino de Denver para recoger sus cosas y va a vivir tres meses de prueba conmigo. -

-¿Me quieres ver la cara de tonto? - Inquirió su amigo con tal incredulidad que hasta se le escapó un gallo. Aidan no pudo evitar sonreír.

-No. Ya sé que parece una locura, Mace, pero sé que es la mujer adecuada, y me gusta muchísimo. -

-¿Y sabe lo de Caro? -

-Sí, se lo conté la noche que nos conocimos. Bueno, lógicamente a la mañana siguiente no se acordaba, así que se lo volví a contar. - Durante la charla que habían tenido esa mañana para refrescarle a la memoria, ella le había preguntado si había tenido alguna relación seria.

-No puedo creer que ni siquiera me la hayas presentado. Quiero conocerla...ahora que sé que no te llevó al altar a punta de pistola. - Dijo su rubio amigo.

Aidan sonrió y empezó a caminar de nuevo, levantando una mano para que _____ lo viera. Cuando ella le sonrió también sintió un cosquilleo en el estómago.

-Ya te la presentaré. -

-Está bien, pero quiero detalles, así que comienza por el principio. -

-Apenas te habías ido con la camarera se presentó en nuestra mesa la "gimnasta" y me entró con la que debe ser la peor frase para ligar de la historia. -

-¿La gimnasta? ¡No me jodas! - _____ llegó junto a él en ese instante, y debía haber oído la última parte, porque enarcó una ceja, como divertida, y se puso de puntitas para decir por el celular:

𝐀 𝐥𝐚 𝐌𝐚𝐧̃𝐚𝐧𝐚 𝐒𝐢𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora