Prólogo

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E l l i e




Mi hermana salta por toda la habitación con el secador en la mano, utilizándolo de nada más y nada menos que de micrófono, mientras suena por toda la habitación AC/DC y yo hago de Angus Young y toco la guitarra invisible. Las dos estamos en ropa interior, brincando como locas, una con un secador en la mano y otra con una brocha de maquillaje para dar comienzo al conocido ritual que todas las chicas conocen como ''prepararse para salir de fiesta'', aunque con un toque rock que sólo mi hermana y yo sabemos dar a las cosas. la canción cambia, así que ahora mi hermana se pone a fingir que sabe tocar la batería. Suelto una carcajada al verla tan emocionada, continuamos saltando en la cama, y cuando por fin las canciones del disco de AC/DC acaban, me siento delante del tocador y pretendo maquillarme.


Cuando siento que mis cara está lo suficientemente empolvada, me visto con unos jeans y una camiseta. Sí, parece que voy al supermercado a por leche, pero el conjunto resulta demasiado glamuroso para ir a comprar cuando me subo a mis maravillosos tacones. Mi hermana también parece preparada, aunque aún se está intentando maquillar. No se le da muy bien, así que le quito el bote de maquillaje antes de que haga de su cara un caos. La maquillo rápidamente y cuando acabo me lo agradece con una sonrisa radiante.


Siempre nos hemos prestado ayuda la una a la otra, para mí, es como una muleta donde te puedes apoyar cuando estás herida. Supongo que soy lo mismo para ella. También somos muy parecidas, así que nos conocemos bien y sabemos que casi las mismas cosas nos hacen daño, aunque algunas veces nuestras personalidades chocan a pesar de que nuestros gustos sean parecidos. Ella siempre ha sido más rebelde, de hecho ha estado más de un mes castigada, yo, en cambio, soy mucho más tranquila y introvertida. Ella es más indecisa, yo tengo las ideas algo más claras, aunque creo que es porque soy algo mayor. Por lo demás, somos iguales. Como si fuésemos un calco la una de la otra.


Por fin se pone sus zapatos y podemos salir de casa. Mientras bajamos las escaleras para irnos, nuestra madre nos asalta con la típica pregunta de:


-¿Adónde vais a estas horas?


Nos miramos.


-De fiesta, mamá. - contesto yo con un tono firme pero con una sonrisa inocente.


-Volveremos pronto. - añade mi hermana, también sonriente.


-Más os vale. Y no os emborrachéis.


-Vale, mamá. - decimos las dos al unísono, bajamos las escaleras y le damos un beso a nuestra querida y liberal madre en las mejillas.


-Abbie, te olvidas el bolso.


-¡Es verdad! - mi hermana se da la vuelta dramáticamente. Desaparece por el pasillo.


-Es tan olvidadiza... Espero que no la dejes tirada en la fiesta esa, Ellie.


-Nunca se me ocurriría. - Contesto al instante. - Aunque ya tiene diecinueve años...


Mi madre asiente con pesadez, como si le costase admitir que su pequeña no lo fuese tanto. Abbie vuelve corriendo , ya con su grandísimo bolso colgado del hombro. Nos despedimos de mi madre otra vez. Salimos de casa de una vez por todas agarradas del brazo, y nada más pisar la calle, Abbie grita nuestro lema.


-¡Hermanas unidas jamás serán vencidas!


-Eso es - digo entre carcajadas - Nadie será capaz de separar a las Brigdewood.



Two sisters, two sides. (O'Brien+Lachowski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora