He vuelto a casa con mi padre después de discutir en comisaría si el caso ha de ser cerrado o no. Obviamente soy partidaria de la segunda opción, pero mi padre es muy, muy, muy terco y rudo, así que al final los policías no tienen más remedio que investigarlo. Ah, sí, se me olvidaba decir que estoy rodeada de guardaespaldas, seguratas y policías desde que hemos llegado del centro. Ni siquiera puedo leer tranquila (tengo miles de ojos pegados a mi) por culpa del paranoico de mi padre, que piensa que también van a secuestrar a su hija mayor. Perdón, ''secuestrar''.
— Abbie sólo está jugando. — digo, interrumpiendo a George, que habla (más bien discute) con mi madre sobre mi hermana, su fingido secuestro y demás. Mi padre me mira horrorizado desde el escritorio de su despacho, como si le hubiese traicionado. — Es verdad. Volverá en unos días. Es una miedica. No aguantará más de una semana por ahí fuera, y lo sabes.
— Tu hija tiene razón. — Suelta mi madre con un tono que no me gusta. Suena despectivo, como si yo no fuese su hija. Creo que está molesta conmigo. — Pero Abbie... Dios, pobre niña. Seguro que está perdida, debería haber llamado ya.
Chasqueo la lengua. — ¡Volverá! — Exclamo, harta de la situación. — No está secuestrada, ni está perdida. Sólo está por ahí con un nuevo follamigo que tiene mala pinta. ¡Allá ella! Puede hacer lo que quiera.
— Aún no es mayor de edad. No tiene los veintiuno. — Dice mi madre.
— Venga ya, hay por ahí niñas de trece años que van peor que ella. Además, Abbie no es tan tonta como parece.
— ¡Claro que no es tonta! ¿Cómo puedes llamar tonta a tu hermana? — Malinterpreta mi madre. Me doy con la palma de la mano en la cara.
— Estoy harta de esta mierda. Llamadme cuando todo haya pasado, ¿vale?
Salgo de la habitación tan rápido que ni siquiera los guardaespaldas pueden seguirme. Ignoro a los seguratas del pasillo y paso éste casi volando, directa a mi habitación. Cierro la puerta con pestillo para que nadie entre, abro el armario, acerco una silla para alcanzar la parte más alta, me subo, busco una maleta grande, la cojo en brazos y empiezo a llenarla de ropa. Abro los cajones, cojo lo que pille con los puños, lo tiro descuidadamente a la maleta y repito el proceso hasta que está llena. Tengo que sentarme encima de la maleta para cerrarla. En una bolsa de deporte, meto algunos libros de la universidad, el ordenador portátil, mi teléfono junto al cargador y un cuaderno donde tengo apuntadas las direcciones de los apartamentos en venta que me han gustado hasta ahora. Dejo espacio suficiente para una cosa más.
Antes de irme, paso por la habitación de Abbie. Frunzo el ceño al sentir que está algo más revuelta que antes, pero acabo por no prestarle mucha imaginación. Puede que sólo seas imaginaciones mías. Voy a la habitación de mis padres. No hay cámaras ni guardias, pero justo antes de entrar, un tipo me pregunta:
— ¿A dónde vas?
— A la habitación de mis padres. — contesto simplemente.
— ¿A qué?
— Asuntos de la familia Brigdewood. Confidenciales. — digo lo más seria que puedo.
El tío me deja irme. En cuanto le doy la espalda, me río. Entro por fin a la habitación imperial de mis padres, tan limpia y tan oscura como siempre. Es enorme y puede esconder mil secretos, pero hay uno que está mal escondido. Supongo que esconder debajo de la cama el dinero es un clásico. Siempre ha habido un maletín con unos cuántos dólares (con unos cuantos me refiero a miles, miles de miles) por si alguna vez había que pagar algo por adelantado. Me agacho para cogerlo y...
— No está. — susurré para mí misma.
No hay maletín. No hay dinero. Mi mente empieza a atar cabos de manera instantánea: la habitación de Abbie estaba revuelta, alguien se ha llevado el maletín... Seguro que es ella. Mi hermana también sabía de la existencia de ese maletín. Sólo mi padre, ella y yo lo sabíamos. Suspiro. Salgo de la habitación de mala gana, fulmino con la mirada a un guardia, cojo la maleta y simplemente salgo de casa. Mi padres corren hacia mí.
— ¿A dónde crees que vas?
— A casa de Seung. Os acordáis de él, ¿no?
— ¿Tu novio?
— Sí... mi novio. — miento. Mis padres aman al asiático, creen que va a ser cirujano jefe de algún hospital privado y tiene un historial impecable. Si supieran en lo que se ha convertido ahora o que rompimos hace tiempo, llorarían. — Estaré allí unos días hasta que todo pase, ¿vale? Y no me secuestrarán. Si sigo aquí, me estresaré y seré incapaz de estudiar para la universidad.
Mi padre mira a mi madre, interrogante. Ella niega con la cabeza, pero él me mira, firme.
— Está bien, pero que te lleve a su casa un guardaespaldas.
Mi madre exclama groserías mientras un hombre me acompaña a un coche. Salgo de casa con una sonrisa triunfante. Subo al coche y le doy indicaciones al señor para que me lleve a casa de Dylan.
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— ¿Qué haces aquí? — me pregunta Dylan con la mano aún en la puerta, como si fuese a cerrarla en mis narices. Tiene el pelo mojado, así que supongo que acaba de salir de la ducha.
— ¿Puedo pasar aquí unas noches?
Se apoya en el marco de la puerta. — ¿Por qué debería dejarte?
— No sé. ¿Porque somos novios?
— No es nada oficial. — Dice con una sonrisa. Me mira una vez más de arriba a abajo y al final me deja pasar. Arrastro la maleta hacia dentro. — Puedes dormir en el sofá.
— ¿Perdona?
— Si quieres desayunar, me tendrás que dar doce dólares. — Señala la nevera. Sé que bromea, pero aún así le sigo el juego y me cruzo de brazos, fingiendo estar indignada. — Si roncas, te echaré al pasillo.
— Qué es esto, ¿un hotel?
— De seis estrellas, cielo. — Me sonríe y coge la maleta sin mi permiso. La lleva hasta su habitación y yo le sigo. — Tengo noticias de tu hermana, pero deberíamos aprovechar que Grant no está.
Su sonrisa se ensancha y se vuelve pícara. Al contrario, yo me pongo seria.
— Cuéntamelas.
— ¿En serio? — Me encojo de hombros. Él frunce el ceño. — Mejor cuando esté Grant, así podemos aparentar que no hemos hecho nada sucio.
Vuelve a sonreír y se me pega su sonrisa.
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Siento no haber actualizado desde hace tiempo:( Ahora que empieza el salseo salseante, actualizaremos más seguido!
*Elsa is out
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Two sisters, two sides. (O'Brien+Lachowski)
Roman d'amourLa historia de como dos hermanas muy unidas acaban separadas en dos bandos diferentes. Historia original por sarcastictwins™ Prohibida la copia o las adaptaciones.