Capitulo 6

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¿Meta que?

—Me dijo que le mandara aquel mensaje a Rowen y ¡no se ni quien es!

Simon y yo caminábamos hacia clases mientras le actualizaba sobre los nuevos problemas en los que me había metido.

Decidí contárselo al final después de pensarlo tanto.

—Es un poco raro que en dos días nos hayan intentado asesinar.

¿Que había hecho mal para llegar a este punto?

Algo en mi quería conectar todo lo que había pasado con Alia. Desde que decidí ayudarla en tan solo dos días mi vida había dado un giro completamente y sabía que en parte era culpa mía.¿Pero porque yo?

Debía ser un chico que se preocupase por aquel examen que hice y no por que casi le mataran.

Pensando en ello me llevé las manos a la cabeza asustado.

Era lunes y el último día de clases que tuve fue un completo desastre al intentar saber mi nota del examen. Así que corriendo llegué a la clase dejando a Simon detrás.

Justo cuando entré por la puerta la profesora me nombraba.

—Lucas...

—¡Aquí! —de nuevo todas las miradas se posaron en mi—Es decir, aquí estoy.

Busque alguna mirada proveniente de la profesora que me relajase en aquel momento, pero no la encontré. Solo escuché un Hablamos después de clase de su parte.

Mis ánimos bajaron a lo mínimo cuando vi el resultado. No lo había superado.

Durante toda la clase solo pensé en todos los fallos que había cometido y en si tal vez era mi culpa.¿Y si no había estudiado demasiado?

Las matemáticas eran una de las asignaturas más difíciles para mi y ya con intentarlo me deprimía.

Así que cuando sonó el timbre no dudé en acercarme a la profesora.

—Bien Lucas ,quería comentarte que veo necesario que tengas una tutora personal. Te presento a...

—¿Tú?—antes de que la profesora pudiera decir aquel nombre que me había perseguido durante dos días me puse pálido.

—Encantada de conocerte,a partir de ahora seré tu tutora.

—Gracias Alia por ofrecerte a ayudarle.

Mi cara parecía haberse tornado roja por la confusión y la desconfianza que me daba aquella situación. La sonrisa de Alia era falsa y lo sabía porque en cuanto los dos salimos de aquella sala su expresión cambió totalmente.

Tenía que contarme algo, de lo contrario no se hubiera presentado aquí. La seguí hasta que se metió en una de las clases vacías del pasillo.

En cuanto entré apoyó una mano en mi pecho y me acorraló contra la pared. Parecía tener más fuerza de lo que aparentaba.

—Tienes algo que es mío.

—¿Yo? Te recuerdo que aquel día te ayude y te deje dormir en mi casa.

—Donde está el chip.

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