Presente.
Jake Williams:
No soy poeta y estoy muy lejos de poder tener pensamientos profundos. Soy algo bruto, o eso me decían cuando era adolescente. Tampoco sé usar palabras muy complejas pero ahora mismo siento que podría escribir una novela entera solo por esos ojos.
La vida a veces suele tener vueltas extrañas. Uno termina siempre justo donde empezó. Cuando cree que se había olvidado de algo ese algo vuelve.
Y justo ahora yo estoy frente a él. Justo donde empecé.
Mi corazón late muy rápido, como si estuviera en una montaña rusa. Me emociono, cual niño pequeño. Porque está frente a mi. Está aquí, de verdad.
De verdad, no es un sueño. Y es gracioso, porque de todos los escenarios posibles este era el más improbable. Encontrarnos en un supermercado de noche.
Está más grande. Más adulto. Lo observo tanto que hasta olvido cómo se veía la última vez. Sus facciones, más definidas. Su mandíbula recta y su cuerpo. Está alto. Tiene una campera inflada por lo cual su silueta no se distingue bien. Quisiera que fuera verano, así tendría ropa más ligera. Así podría observarlo bien. Solo observarlo, nada más.
Se que suena raro. Pero no seria más que eso. Simplemente observarlo. Sentarme en el piso y verlo. En silencio.
Pese a que luce mayor, más maduro, sigue teniendo esa mirada. Esa mirada que delata todo lo que piensa. O quizás soy yo, que con el paso del tiempo aprendí a leerlo. A leer su mirada y todo lo que oculta y muestra con ella.
—¿Jake?
Su voz. No la recordaba, pero ahora que habla siento que nunca en la vida escuche hablar a otra persona que no sea él. Quiero que repita mi nombre una y otra vez, para siempre.
Jake, Jake, Jake.
Su voz no cambio desde la última vez que hablamos. Sigue igual. Como una caricia, una voz que no me cansaría de escuchar. Podría recitar la mismísima biblia sin parar y aun asi escucharía encantado.
—¿Moon?
El sonríe. Por un instante puedo verlo. Al adolescente que me miraba de esa forma. Que me sonreía así. Quedo hipnotizado. No puedo apartar la mirada. Lo único que existe en este momento es esa sonrisa.
Se me acelera más el corazón. Me late muy rapido. Muy muy. Quiero poner una mano en mi pecho y hacer que se calme. Que actué normal.
—¡No puedo creerlo! —dice, soltando una risa.
No me salen las palabras. La voz me quedó atrapada en la garganta y no quiere salir. No quiero que me escuche, no se que decir. Su risa. Quiero hacer un chiste, decir algo gracioso así vuelve a reír.
—Yo... tampoco.
—Esto es... ¿Tu vives aquí cerca? Nunca antes te había visto.
—Si. Quiero decir, si, vivo aquí cerca. Pero tampoco te había visto.
—Qué coincidencia ¿No? Yo ni siquiera tenía planeado salir, fue todo a último momento.
Que bueno que saliste, quiero decir, pero me callo. Solo le sonrío, en silencio.
—¿Estás apurado? si no puedo pagar y charlamos un rato afuera.
—Si, si. No estoy apurado para nada. Tu paga y...
—¿Tienes barba? —pregunta y su sonrisa se ensancha, divertida.
Estira su mano, acariciando mi barbilla sin preguntar. Me congelo por unos segundos. Su tacto. Sus dedos sobre mi piel. Pensé que nunca iba a volver a sentir esto otra vez. El parece cobrar conciencia sobre lo que está haciendo y baja la mano, de golpe.
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El Loco se enamoró de la Luna (BORRADOR) / BL
Teen FictionEn un rincón olvidado de la ciudad, oculto entre los gritos y casas de ladrillo, nacieron dos chicos. Jake y Moon. Moon no tenía padres y se refugiaba en la responsabilidad de cuidar a su hermano menor y en las charlas nocturnas con su tío. Jake en...