Hace muchos muchos años.
Jake Williams:
—¿Vas a ir el viernes al baldío?
—No ¿Porque preguntas, Toto?
—¿No te enteraste?
Negué con la cabeza en silencio, encogiéndome de hombros. No tenía idea y no me interesaba.
—Va a haber una fiesta —se hizo un silencio, y Toto volvió a hablar susurrando— ¿Recuerdas al tío de Carl?
Asentí con la cabeza esta vez. Sin mirarlo. Quería que se fuera, pero Toto no parecía entenderlo.
—Pues me dijo Carl que nos consiguió algo —lo decía en un tono tan secreto que no pude evitar que me diera gracia
—¿Alcohol?
—No, Jake. Otra cosa.
Ya. Había entendido a qué se refería. La verdad es que no tenía demasiadas ganas de ir. Y menos de drogarme en algún lado desconocido. No era mi perfecto fin de semana.
—No voy a ir
—¿De verdad?
—No tengo ganas...
—¿Otra vez? ¡Eso dijiste la semana pasada cuando te dijimos de salir!
Ese día había dicho que me dolía la cabeza y en vez de salir con ellos había ido a la biblioteca. No sé por qué. No entiendo algunas cosas de mi yo adolescente.
—Espera... ¿¡Tienes novia?!
Gire a verlo, sorprendido por aquella suposición. Hizo un gesto con la mano, para que se callara.
—¿¡Por qué mierda piensas eso?! ¡Deja de molestar, Toto!
—Tiene sentido. Por eso no pasas tiempo con nosotros...— una sonrisa divertida se dibujó en su rostro— Dime ¿Cómo es?
Para empezar no era exactamente una chica.
—Que no tengo novia.
—¿Es baja? ¿Rubia? ¿Tiene tet...?
—¡Ya, cállate! —le pegue en el hombro, doblando por el pasillo hacia otro lado.
Lo dejé atrás y fui hasta la puerta que daba al patio. Hacía tanto frío que la mayoría de los chicos pasaban el recreo adentro. El único que estaba afuera era el. Hikari. El siempre estaba ahí.
Con su sombrero de lana rojo, sentado en el pasto. Me acerque a él por atrás. No era la primera vez que lo veía estudiar.
—Oh... Hola.
Lo mire en silencio, y no respondí su saludo. Él estaba sentado por lo cual yo tenía que bajar la cabeza para verlo. Tenía las mejillas coloradas del frío.
—Termine el trabajo.
—Ah.
Moon se rasco la cabeza, nervioso. Yo solamente lo miré durante unos segundos en silencio. Di un paso y él pareció achicarse en su lugar, como un animalito lastimado. Solté una risita en voz baja. Saqué del bolsillo de mi campera la cajetilla de cigarrillos que le había robado posiblemente a papá. Me senté junto a él.
—¿Trajiste eso a la escuela?
—Aja.
Moon se quedó callado, observando mis movimientos. Saqué un cigarrillo, un encendedor de mi otro bolsillo y lo encendí. Luego lo mire. Callado.
—¿Quieres?
Moon pareció sorprenderse, y yo simplemente agarre la cajetilla, tirandosela.
—Ni loco te doy el mío...
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El Loco se enamoró de la Luna (BORRADOR) / BL
Teen FictionEn un rincón olvidado de la ciudad, oculto entre los gritos y casas de ladrillo, nacieron dos chicos. Jake y Moon. Moon no tenía padres y se refugiaba en la responsabilidad de cuidar a su hermano menor y en las charlas nocturnas con su tío. Jake en...