Hace muchos, muchos años.
Moon Hikari
No me pude quitar la sonrisa en toda la noche. Llegué a mi casa corriendo y con ese mismo impulso fui hacia el baño. Deje la ropa en el pequeño cesto que teníamos para lavar.
El frío golpeó mi cuerpo, así que me abrace a mí mismo, hasta que el agua se calentó. Puse mi mano debajo de la lluvia, sintiendo como las gotas golpeaban contra mi palma abierta.
Di un paso y cerré los ojos. La imagen del lago llegó a mi mente y mi sonrisa se hizo aún más grande. Solté una risa para mí mismo, avergonzado. Apoyé mi frente contra el azulejo viejo de la ducha. Sentí un escalofrío, recorrerme la espalda y giré el grifo de agua caliente, para intentar que el calor me quitase esa sensación.
En lo único que podía pensar era en Jake y en la pelota. Bueno, la pelota era una forma más sutil de referirme a otra cosa. Me llevé las manos al pelo y lo sacudí.
—¡Moon! —escuché el grito de Iza.
La puerta se abrió de golpe y una ventisca de aire entró junto a mi hermano menor.
—Me estoy bañando, vete —le respondí, en el mismo tono de voz.
—Necesito hacer pis.
Iza golpeó el piso a modo de capricho, frunciendo el ceño.
—¡Tío! ¡Dile a Izari que se vaya! —exclamé, abrazándome a mí mismo.
—Deja a tu hermano en paz, Izari —gritó mi tío, desde la sala.
—¡Necesito usar el baño!
Mi hermano pequeño fingió un sollozo, tirando la cabeza hacia atrás infantilmente.
—Vete al patio y haz pis ahí.
—Tonto.
—¿Cómo me dijiste? —una sonrisa se dibujó en mi rostro.
Iza, quien seguía intentando lucir ofendido, se cruzó de brazos. Le saqué la lengua de forma burlona y él salió del baño, golpeando con fuerza la puerta. Escuché que mi tío lo regañó y lo mandó al cuarto. Yo solo suspiré terminando de lavar mi cabello.
Cerré el agua y salí de la ducha, corriendo la cortina celeste de plástico. Tomé una toalla y me envolví en ella. Luego abrí la pequeña ventanita superior para que se vaya el vapor.
Corrí por el pequeño pasillo hasta mi cuarto. Izari estaba acostado y al verme se levantó de golpe y se dirigió al baño. Agarré ropa cómoda. Un pantalón largo de color gris, que usaba de pijama y una remera azul que había pertenecido a mi tío. Era de esas que dan durante las campañas electorales. Pero no sabía ni qué partido político era, por eso la usaba para dormir.
—¡Ya está la comida! —gritó mi tío.
Fui hasta la salita, viendo como mi tío dejaba los platos sobre la mesa baja. El olor me hizo sonreír en grande.
—Yo me siento al lado del tío —dijo Iza, llegando a pasos largos y corriendo al almohadón rojo.
Me senté frente a ambos. En el silencio mi
—Itadakimasu... —murmuramos los tres, como usualmente solíamos hacer, a modo de agradecimiento por la comida.
Luego Izari agarró los palitos y empezó a comer animadamente. Y yo volví a sonreír, solo un poquito.
—¿Pasó algo? —preguntó mi tío, mirándome de reojo.
—¿Algo de qué? ¿Por qué preguntas?
—No, por nada. Solo te ves animado.
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El Loco se enamoró de la Luna (BORRADOR) / BL
Teen FictionEn un rincón olvidado de la ciudad, oculto entre los gritos y casas de ladrillo, nacieron dos chicos. Jake y Moon. Moon no tenía padres y se refugiaba en la responsabilidad de cuidar a su hermano menor y en las charlas nocturnas con su tío. Jake en...