Presente.
Jake Williams:
Moon está pagando. Está dentro de la tienda, a un par de pasos de mi. Está ahí. Si, está ahí. Y yo lo estoy esperando, si. Lo estoy esperando porque me dijo de conversar.
Sentado sobre la vereda intento no mirar por la vidriera. No quiero que piense que lo estoy apurando. Al contrario, quiero que demore más, así puedo verlo sin que se de cuenta. El se ríe mirando a la cajera, le entrega el dinero y la ayuda a ordenar las cosas.
¿Moon tendrá novia? no lo creo, pero pasaron tantos años que no se que pensar. No se de que estoy seguro verdaderamente. Se ve alegre conversando con ella. Pero es esa alegría amistosa que tuvo siempre con todos. Eso no cambió ni en diez años.
¿Qué puedo decirle? No tengo idea, estoy en blanco. Creo que me tiembla la mano de los nervios o puede ser el frío. No lo sé. Respiro, intentando calmarme.
¿Cómo se conversa con alguien después de todo lo que ocurrió? El no parece molesto. Al contrario, sonrió al verme. Me dijo que lo esperara, me lo pidió.
¿Cómo puede sonreír al verme teniendo en cuenta que pasó la última vez que estuvimos juntos? El motivo por el cual no volvimos a hablar nunca. La razón de nuestra separación definitiva. No quiero pensar en eso.
Me toco el rostro y puedo sentir la sangre cayendo por mi frente, tiñendo mi piel de bordo. La recuerdo. Cierro los ojos, frustrado.
Soplo en mis manos intentando calentarlas. Mis guantes no ayudan ya que están demasiado rotos para evitar que el frío me congele. Debería comprar unos guantes nuevos, pero gaste gran cantidad de dinero en un kilo de comida para gatos. Que idiota.
—Ya estoy.
Giro al escuchar su voz. Moon, con dos bolsas en la mano, me sonríe un poco, saliendo por la puerta de vidrio automática. Yo me levanto sin pensarlo y camino junto a él.
—¿Necesitas... ayuda con eso? —pregunto, en voz baja.
Moon mira sus bolsas y niega. Se adelanta a mí comenzando a caminar. Tiene un jean negro recto que se ajusta a sus piernas delgadas. Su campera gris es inflada y corta, no le queda grande. Su ropa es nueva, cuidada. Se ve distinto. Muy distinto.
Voltea a mirarme y me hace una seña con la cabeza. Doy pasos rápidos hasta llegar y Moon vuelve a caminar, junto a mi.
—Entonces ¿Vives acá cerca?
—Si, cerca. —respondo, viendo hacia el frente.
—Yo también. Pero nos mudamos hace poco.
¿Nos? ¿Con quien vivirá ahora? Me abstengo de preguntar, simplemente asintiendo al comentario. Por mi mente pasan miles de teorías que por alguna razón me hacen doler la panza. Me duele y no se si es por alegría.
Me siento raro. La felicidad de verle el rostro fue momentánea. Ahora por mi mente pasan muchas más preocupaciones. Quiero llorar.
—Es un lindo barrio. —dice, observando los edificios altos.
—Supongo que sí. —me encojo de hombros.
Moon suelta una risa nasal, divertido. Yo frunce el ceño, sin comprender el motivo de su sonrisa.
—Diez años... —susurra, con una pizca de nostalgia.
—¿Qué?
—Diez años y sigues respondiendo lo más corto posible. "No, si, quizás, supongo."
Cuando dice eso se me instala una sensación rara en el pecho. Es un comentario que diría alguien con quien tienes confianza, como una broma entre amigos. Lo extraño es sentir que me suena más hiriente que gracioso, como si lo dijera un desconocido.
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El Loco se enamoró de la Luna (BORRADOR) / BL
Teen FictionEn un rincón olvidado de la ciudad, oculto entre los gritos y casas de ladrillo, nacieron dos chicos. Jake y Moon. Moon no tenía padres y se refugiaba en la responsabilidad de cuidar a su hermano menor y en las charlas nocturnas con su tío. Jake en...