Capítulo 35

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−Ryan − advierto molesta

El me mira arrepentido.

−Lo siento − susurra

Respiro hondo y miró el desastre de pintura por todas las paredes, se supone que tenía que estar travieso a sus dos años, pero estos tres años lo tienen loco, aunque faltan tres meses para su cumpleaños número cuatro, el tiempo ha pasado increiblemente rapido. Veo las paredes con las palmas pintadas de Ry en todos los colores, el piso tampoco se salva de su arte.

−Tienes que limpiar todo − ordenó suavemente

Él asiente enérgico cubierto de manchas de pintura, me cuesta no sonreír porque se ve tan adorable que quiero abrazarlo todo el día y no soltarlo jamás. La suerte es que la pintura es lavable. Me dispongo a buscar un envase con jabón líquido y un paño para que limpie. Obviamente se que no hará mucho pero es para que aprenda que tiene que limpiar cada desastre que el ocasione. Le entregó uno y el lo toma.

−Gracias mami.

Beso su mejilla y se dispone a tallar la pared del pasillo. Me dispongo a recoger y a limpiar el desastre de la sala. Nathan está resolviendo un pendiente de última hora en la empresa aunque es sábado, casi tiene que estar por llegar. Estos meses han pasado volando, se siente como toda una vida junto a él, en dos días cumpliré 22 años y un año desde que nos reencontramos, aunque técnicamente nos vimos un día antes de mi cumpleaños, así que sería mañana. La puerta se abre revelando la figura de Nathan, se acerca a mí con una sonrisa traviesa.

−Que paso? − inquiero cautelosa

Él sonríe y besa mis labios brevemente. Mira a su alrededor y ve el desastre que armó su hijo, me mira con diversión antes de que un pequeño cuerpo se arroje a sus piernas gritando papi. Ry mancha sus jeans de agua con jabón pero a él no le importa cuando lo toma en sus brazos y lo gira en el aire.

−¿Que hiciste pequeño travieso? − pregunta sabiendo la respuesta

Ry empieza a relatarle toda su travesía con las pinturas, las paredes y mi pobre piso. Cuando termina Nathan se pone de pie y lo guía a las paredes nuevamente. Nos apresuramos a limpiar porque la mamá de Nathan organizó un almuerzo por mi cumpleaños ya que tengo planes de más con Bree. Terminamos dos horas después ya que Nathan pensó que era buena idea jugar a deslizarse con Ry, si es buena pero no tenemos tiempo para esto. 

Me dispongo a bañar a Ry mientras Nathan se baña en el baño de la habitación de visitas para ganar tiempo. Ry disfruta su tiempo en la ducha ya que el agua termina de colores, realmente color mierda, pero al no parece importarle mucho. Lo envuelvo en su toalla y lo llevo a mi cama donde le coloco su crema corporal, lo visto con unos jeans negros y una camisa de manga larga roja, ese color le destaca mucho sus ojos verdes iguales a los de su papa. Le colocó su crema de peinar en sus rulos para que huele divino y por último le pongo sus zapatos. En toda esta travesía Nathan entra vistiendo un boxer con la toalla en mano, por lo menos tuvo la decencia de secarse en el baño.

−Mi reloj mami − pide Ry

Sonrió negando con la cabeza porque Nathan le regalo uno igual en versión mini hace meses y cada que salimos lo pide. Lo busco en mi tocador y se lo pongo, él me sonríe feliz y besa mi mejilla.

−Me estas robando el amor de mama − habla indignado saliendo del vestidor con un jean negro

Ryan asiente rodeando sus bracitos en mi cuello. Me divierto porque llevan meses con este estupido juego conmigo.

−Mami es mia − aclama

−Pequeño tramposo, ella es mía porque la conocí primero que tu − acusa Nathan acercándose a la cama

Volviendo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora