Capítulo 50

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Delaney

Según mis cuentas han pasado dos semanas desde que estoy encerrada en esta casa, no tengo ni puta idea donde estoy y ya empiezo a desesperarme. Mi único consuelo es que Ry está con su papá y con mi familia, estaria más nerviosa con él aquí. Francisco ha hecho el papel de esposo desde el momento en que llegamos, esta muy loco de su cabeza, se pintó toda una historia en la que somos felices, le he seguido la corriente porque creo que es lo mejor considerando mi estado avanzado de embarazo, la bebe esta muy activa, lo que me hace creer que ya se está preparando para salir según la forma de mi vientre. El organizó una habitación para la bebe con todo lo necesario, agradezco su momento de locura, porque por lo menos si nace tendrá lo que necesita, pero mi miedo es que quiera que dé a luz aquí y no en un hospital, esa seria mi oportunidad perfecta para pedir ayuda. Nathan se está tardando en encontrarme, quiero que esté cuando dé a luz y no este maldito psicopata.

−¿Qué estás pensando? − inquiere a mi lado

Me sobresalto dándole una mirada tensa.

−Solo estaba pensando en nombres para la bebe − miento

Él asiente viendo algo en su teléfono. Siempre lo esconde en su caja fuerte la cual he intentado averiguar la clave. He estado buscando la oportunidad perfecta para tomarlo. También tiene una iPad en la que hace trabajo supongo según me dice.

−Franchesca Bianchi Anderson − dice con una sonrisa −¿Te gusta?

Sonrió falsamente.

−Si, está muy lindo.

−Bien está decidido, ahora me iré a hacer la compra de las cosas que faltan, ya sabes las reglas.

No salir de casa porque hay cámaras con sensores, tiene guardias en las puertas de afuera y siempre monitorea la cámara para saber si cumplo. El primer día rompí las reglas y me dejo encerrada en una habitación sin comida veinticuatro horas, con solo agua. Ese dia llore hasta quedar dormida, luego de las horas entró y disculpándose diciendo que era por mi bien sin importar la salud de la bebe, pero ella es fuerte.

−Si, lo tengo.

Él besa mi cabeza antes de salir de la casa, siempre lleva su teléfono consigo, tengo oportunidad con el iPad, cada día intento un código nuevo para poder abrirlo. Espero como siempre diez minutos de que se va para ir corriendo a su oficina, la ventaja es que puedo ver si llega en su auto desde aquí. Le doy una mirada al lugar, igual que siempre. Me dirijo a la caja fuerte pensando qué poner el día de hoy, ya he intentado con mi cumpleaños y el suyo. He intentado recordar la fecha del dia en que nos vimos por primera vez, fue en mi revelación de sexo de Ry. Tenía alrededor de cinco meses si no me fallan los cálculos. Empiezo a contar los meses en mi mente. Bingo. Fue en Abril, porque Ryan nació justamente la semana en que cumplí nueve meses. Introduzco la fecha y casi quiero llorar cuando se abre. Me apresuro en ver como esta para cuando termine ponerla en el mismo lugar. La tomo en mis manos y veo que pide clave, colocó la misma fecha y se desbloquea. Entró al correo y empiezo a escribir con rapidez uno para Nathan, con todo lo que sé, le indico que rastreen esta maldita dirección IP, y que no se le ocurra responder este mensaje. Borro todo para no dejar evidencia y la bloqueo dejándola en el mismo lugar. Cierro la caja fuerte y salgo de la oficina con esperanzas de que me encuentre ya.

***

−Despierta amor.

Me remuevo abriendo los ojos despacio, Francisco me mira fijamente. Me incorporo en el sillon con toda la rapidez que puedo con este embarazo.

−Lo siento, me quede dormida en la película − murmuró viendo la pantalla

Le encanta que me disculpe por todo.

−Esta bien, se que la bebe te tiene muy cansada.

Asiento, porque hoy llegó muy animado. Ayer no sospecho nada luego que llegara de hacer la compra de alimentos. La bebe empieza a patear animadamente haciéndose notar, Francisco se agacha a la altura de mi vientre y empieza a acariciarlo mientras habla con ella. Odio esto, lo odio a él, odio la situación.

−Franchesca mi niña − murmura

La bebe deja de moverse. Muy bien hija. Francisco me mira confuso.

−Es por momentos − alego para restarle importancia

El asiente y se incorpora.

−Haré un par de llamadas de trabajo, no te acerques a mi oficina − ordena como siempre

−Si, señor.

Él sonríe y se aleja. Hijo de perra.

Agradezco estar embarazada porque asi evito que me toque y no quiera tener sexo conmigo, ya ha estado alardeando que pasaremos una noche inolvidable y que no puede esparar a tocarme cuando tenga a la bebe. Solo se limita a besarme en los labios siempre que quiere, aunque solo son picos, gracias a los cielos. Si llega a introducir su lengua en mi boca vomitaria sin dudarlo. Acaricio mi estomago cuando la bebe empieza a moverse nuevamente. Horas pasan mientras me entretengo leyendo un libro, Francisco en algún punto sale cuando termino de preparar la cena, es una pasta. Los primeros días él cocinaba pero luego le dije que quería hacerlo yo, lo prefiero así ya que puedo monitorear lo que como. No creo que me envenene pero no confio nada mientras tenga a esta bebe en mi vientre. Cenamos en silencio, él se encarga de lavar los platos mientras yo me pongo mi pijama. Me coloco en mi lado de la cama para cuando él llegue. Hace su rutina normal de ducharse y ponerse ropa de dormir, para dejarse caer a mi lado. El siempre espera que me duerma para luego hacerlo él, he aprendido a fingir hasta que se queda dormido. Me incorporo despacio apoyando mi espalda en el respaldo. Las lágrimas salen sin previo aviso como cada noche desde que estoy aquí. Intento no llorar para no transmitirle eso a la bebe pero es inevitable. Limpio mi rostro cuando empiezo a escuchar algunos ruidos en la planta baja. Francisco se remueve y se incorpora poniéndose de pie. Enciende la luz y me mira.

−Escuchaste eso?

Muevo la cabeza en negacion.

−Espera aquí − indica

Me pongo de pie cuando sale de la habitación queriendo seguirlo pero el corre en mi dirección, me muevo sobresaltada cuando me arrastra dentro y busca algo debajo de la cama. Un arma. Él me sostiene con fuerza y la apunta en mi cabeza.

−Que mierda hiciste? − pregunta furioso

Lo miro entre confundida y asustada cuando la puerta se abre de una patada revelando el cuerpo de Nathan y cuatro hombres junto a él. Lloro de alivio cuando veo sus ojos verdes mirarme con desesperación.

Volviendo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora