Lo último que recuerdo es que me metí un santo putazo en la carrera.
Allí estaba yo, manejando como bestia porque quería conseguir la victoria, quería demostrarles a todos que era capaz de seguir liderando el campeonato cuando sentí un golpe y de la nada todo se puso oscuro.
No sé qué pasó después de eso.
Por lo que puedo escuchar, estoy en un hospital.
Hay un pinche sonido de máquina que me está empezando a hartar pero supongo que es lo que indica que sigo con vida. Siento como una aguja en mi mano, me pica un poco. Creo que también tengo un tubo en la garganta, no mamen parece que me estoy muriendo. Quise mover los dedos de los pies, pero mi cerebro no conecta con mi cuerpo.
No puedo mover los dedos.
NO PUEDO MOVER LOS DEDOS ME VOY A MORIR-
Ah no ya moví uno, todo bien.
¿Pues qué tan fuerte estuvo el accidente para que terminara así?
Me comencé a preguntar si no había nadie conmigo en la habitación cuando la puerta se abrió. Soy un pinche adivino.
-Le recuerdo que sólo son 10 minutos por persona- dijo el que supuse era el doctor- Hay gente que también desea verlo.
Supongo que a quien se dirigía el doctor le asintió porque la puerta se volvió a cerrar y alguien se acercó a mi lado y tomó mi mano, justo la que tenía la maldita aguja. Deseé haber podido meterle un golpe porque me dolió.
-Esto es mi culpa- se lamentó el tipo, tenía una voz medio grave y con acento británico- Yo giré de manera incorrecta y provoqué un choque con alguien más y te herí a ti.
-Yo sé lo mucho que te gustan las leyendas, entonces vengo a contarte una.
Hubiera gritado si el tubo en la garganta no me estuviera apretando las cuerdas vocales.
-Esta leyenda tiene su origen en Gales- comenzó a hablar el chico británico.
-Rhys y Meinir eran un niño y una niña que crecieron jugando juntos a la sombra de un gran roble que todavía existe. Con el paso del tiempo, su amistad se transformó en un profundo amor. Y cuando Rhys pidió a Meinir que se casara con él, lo hizo ante un roble que había sido testigo de aquellos juegos infantiles.
Awww qué bonito el amor, pensé.
-Meinir, por supuesto, aceptó. Y rápidamente iniciaron los preparativos para la gran boda, la cual hacía ilusión a todo el pueblo y que iba a celebrar en la bella iglesia de Clynnog- el chico seguía acariciando mi mano- Cuando llegó el día de la boda, la novia debía esconderse en el bosque y los invitados tenían que encontrarla para llevarla al altar. Y eso hizo la enamorada Meinir. Pero la búsqueda fracasó. Por más que los lugareños recorrieron el bosque Meinir nunca apareció. No encontraron ni rastro de ella. Era rarísimo. Meinir se había evaporado. Por mucho que la buscaron, nadie logró encontrarla.
Mi corazón se rompió pero no del todo, ¿novia fugitiva, quizás?
-Ante la ausencia de su amada Rhys enloqueció. Y desde entonces, dedicó su vida entera a vagar por los montes cercanos al pueblo en busca del desaparecido amor de su vida . Se pasaba las noches solo, sentado bajo el roble donde jugaban, donde se declaró. Y donde todavía se veía grabado el corazón con sus nombres. Transcurrieron los años y nada. Ni rastro de Meinir. Pero Rhys nunca se dió por vencido.
Algo de esta leyenda me recuerda a la del Popocatépetl e Iztaccíhuatl, como amo esa leyenda.
-Una fría noche de tormenta, el roble se partió en dos. Rhys murió al ver que el cadáver de su novia Meinir estaba allí, aún vestida con su traje de novia. Nadie supo cómo llegó allí, pero ambos lograron ser felices en otra vida.
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Lie like you love me
FanfictionMax estaba seguro de que tenía a Sergio comiendo de la palma de su mano. Pero, ¿qué pasaría cuando aparezca frente a él un Checo de 22 años?