Lie like you love me

The kill

Checo no sabía si reír o llorar en ese momento.

Deseó haber aceptado que Max lo acompañara por sus pinches papitas pero siempre se había caracterizado por ser un necio. Ahora tenía sus papitas pero estaba cara a cara con otro piloto que solo conocía de vista.

-Te queda bien la falda, Pérez.

-Eh, disculpa si sueno grosero pero, ¿quién eres?- preguntó con pena el mexicano.

Daniel rió un poco. Era cierto que no se había presentado de manera correcta con el menor, pero parecía que éste siempre estaba rodeado de otros pilotos y la oportunidad de acercarse a hablar con él era casi imposible.

-Soy Daniel- se presentó el australiano- No pensé encontrarte por aquí y menos así.

Sergio quería desaparecer de allí.

-Si, eh- el pecoso intentó pensar en una excusa- Es que estaba jugando verdad o reto con mis amigos y este era mi reto, qué graciosos son, ¿no?

Esperaba que con esa explicación Daniel pudiera dejarlo en paz y regresar a su cuarto a morir de vergüenza, pero el australiano lo tomó de la mano y le pidió que lo guiara con los demás. Checo solo se seguía golpeando mentalmente por haber sido terco y haber ignorado la ayuda de Max.

Llegaron a la habitación, Checo con una mirada de pena mezclada con disgusto y un sonriente Daniel detrás de él.

-¿A dónde se fueron los pendejos?- preguntó el mexicano refiriéndose a Memo, Canelo, Lando y Mick.

-Dijeron que aún no habían empacado para su vuelo- explicó Lance- Ah, hola Daniel.

Nyck y Yuki inmediatamente salieron de allí, uno por el enojo que sentía hacia el australiano y el otro por el simple hecho de que había sido despedido a la mitad de la temporada y se sentía mal por eso.

-Discúlpalos, aún están en desconcierto con las noticias- Lewis justificó el comportamiento de la pareja- Es muy bueno tenerte de vuelta, Danny.

El mencionado pasó a saludar a todos los pilotos que se encontraban por allí hasta que se topó con Max. No sabía si con extenderle la mano era más que suficiente o también lo abrazaría como a los demás, era un poco incómodo estar en el mismo lugar que su ex novio.

Checo se escabulló al baño sin que nadie lo viera, o eso pensó. Se había metido a la bañera y abrazó sus piernas, deshaciéndose de la falda y volviendo a usar sus pantalones. Iba a quemar esa cosa, no quería verla nunca más.

La puerta del baño se abrió y quiso morir de nuevo, pero cuando vio que se trataba de Fernando, se pudo tranquilizar un poco.

-¿Por qué estás escondido aquí?- preguntó el español mirando al menor echo bolita y ya cambiado.

Sergio murmuró cosas que Fernando no logró entender lo que dijo pero por cómo estaba y tenía la mirada perdida, supuso de lo que se trataba.

-¿Es por lo de la falda y Daniel, cierto?

El pecoso solo movió la cabeza.

Fernando sintió un instinto protector recorrer su cuerpo. Siempre había sido de esas personas que procuraban estar al pendiente del bienestar de los pilotos de la parrilla, no importaba si se llevaba con ellos o no, necesitaba saber que estuvieran bien. Con Checo se había vuelto complicado, parecía que entre más grande era, más difícil era saber cuándo se sentía mal. Ahora que tenía de regreso a su versión joven, lo podía leer como un libro abierto.

-Llora si te sirve- soltó el español- ¿Servirá? Tal vez sí, tal vez no. ¿Cuál es el punto de guardarte todo si sabes que te hará daño? Llora. Saca todo lo que lleves dentro, las lágrimas son buenas para tus ojos, entonces llora todo lo que necesites. Pero aquí está la cosa, si vas a llorar, que sea por todas las cosas. ¿Que te dio vergüenza usar la falda frente a tus amigos? Okay. ¿Te sentiste incómodo con Daniel? También. Pero tampoco olvides que debes de limpiar las lágrimas de tu rostro. Es un símbolo, tú ganaste, es una victoria. Es una promesa hacia ti mismo de que esto no va a terminar contigo.