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Ya había pasado demasiado tiempo, ya ni se sentía mal estando ahí encerrada, aunque ahora tenía ciertas libertades, ahora podía salir de la habitación y pasearse por la casa completa sin problema, podía comer cuando quisiera, sólo tenía que acerca...

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Ya había pasado demasiado tiempo, ya ni se sentía mal estando ahí encerrada, aunque ahora tenía ciertas libertades, ahora podía salir de la habitación y pasearse por la casa completa sin problema, podía comer cuando quisiera, sólo tenía que acercarse al Señor X y ya, también en ocasiones le pedía una cosa que antes le daba vergüenza, ahora lo hacía sin problemas, nunca pensó llegar a ese punto de pedirle tener sexo, se había adaptado muy bien a su entorno para sobrevivir.

Aunque no todo era color de rosas, Color aún seguía sintiendo esa necesidad por hacerse daño y siempre era castigada por el Señor X, por eso él siempre escondía todo aquello con lo que ella pudiera lastimarse, no quería perderla también.

A veces el castaño salía de casa, a eso la pelinegra le pedía ir con él, pero él siempre se negaba, sabía que no se escaparía, pero igual era mejor tenerla encerrada que arriesgarse a que alguien se dé cuenta de su estado. Color ya no quería escapar, sólo quería salir por curiosidad a ver como era el mundo, había pasado demasiado tiempo ahí dentro que hasta olvidaba como era su antigua vida allá afuera. El castaño por otro lado siempre conseguía la manera de hacerle temer a que saliera, diciéndole que era peligroso y que personas buscarían hacerle daño.

En ese momento se encontraba sentada en el pequeño sillón de aquella sala de estar mirando televisión un rato, el de ojos morados la dejaba ver televisión si se portaba bien y no se hacía daño.

Se veía muy entretenida, mirando muy a gusto aquel aparato electrónico que mostraba personas interactusndo entre sí. Su actitud era un tanto infantil, estaba sentada con sus pierna cruzadas con sus manos sobre sus pies descalzos, tenía zapatos, pero prefería no usarlos casi nunca.

—¿Qué? ¿Esto es lo que quieres en verdad? —habló un hombre de manera coqueta dentro de la televisión estando muy cerca a una mujer

—Sí, no sabes cuánto lo quiero. Quiero que me hagas tuya —pidió la mujer con súplica

Después de eso empezaron a hacer cosas indecentes, Color sólo miraba con su rostro serio, relacionaba eso con lo que el Señor X le hacía, entonces en su cabeza pensaba relacionando todo con lo de la televisión, suponía que según lo que vió en la tele ella le pertenecía al castaño, nunca lo había visto de esa manera.

Se levantó del mueble y apagó la televisión, se dirigió a la habitación de el Señor X, se asomó por la puerta un tanto tímida.

—Señor X —lo llamó pero no obtuvo respuesta, el castaño no estaba ahí dentro

Aún así entró un tanto temerosa, miró toda la habitación apreciando cada detalle de este. Se fijó en el escritorio que ahí había viendo una cuantas fotos, pero la que más le llamó la atención fue una de ese montón, la foto estaba un poco tapada por otra y apenas se podía ver a un chico que se le hizo familiar.

—¿Qué estás haciendo? —escuchó la voz del castaño detrás suyo sobresaltandola

Se giró sobre su eje mirando a su acompañante, lo vió con una toalla al rededor de su cintura, parecía recién salido de la ducha. Sintió miedo de lo que podría hacerle por haber entrado ahí sin permiso, aún seguía golpeandola cuando lo desobedecía.

—Eh, y-yo... Pues t-te-

—¿Qué te he dicho de balbucear? —aseveró con voz firme acercándose a ella

—L-lo siento... Es sólo que te estaba buscando —terminó por decir jugando con sus manos

—Te dejé viendo la televisión, ¿Qué pasó? —preguntó exigiéndole una explicación

—Es que me aburrí y quería venir contigo

—Ya veo

Color miró de reojo la foto que estaba viendo, quería preguntarle en cuanto a eso, pero tenía miedo de que él se molestara por preguntar por eso. Aún así tuvo el valor de decirle.

—Señor X, ¿quién es el chico de esta foto? —se hizo a un lado señalando lo nombrado

El de ojos morados observó la foto, extrañandose un poco de la pregunta de ella.

—¿No lo conoces? —preguntó con su ceño levemente fruncido

La pelinegra negó, volviendo a ver la foto.

—Él es Sparta, es un desgraciado, ¿recuerdas que te hablé de él?

Hizo un poco de memoria recordando.

—Ah, sí, me dijiste que nunca, nunca dijera su nombre y que él era un chico malo —contestó con una sonrisa por haber recordado sus palabras

—Exacto, y tú eres buena chica —sonrió también, orgulloso de que ella no recordara todo lo que vivió con él y sólo recordara lo que le había dicho sobre él

Ante eso Color sonrió más, le gustaba cuando él le hacía cumplidos diciéndole siempre "buena chica". Se acercó a ella y besó su frente abrazandola luego por detrás.

—¿Para que me buscabas, preciosa? —preguntó recordando que ella lo buscaba para algo

—Ah, es que quería que me hicieras el amor —dijo sin vergüenza alguna, ya era algo normal en ella pedírselo

Volvió a besar su cabeza—Bien. Sabes lo que tienes que hacer —dijo aún abrazado a ella

Se alejó del Señor X para quitar toda su ropa, quedando desnuda frente a él. Él solo quitó la toalla que tenía y se acercó a ella tomando su rostro entre sus manos, luego la besó siendo correspondido por ella.

—Señor X, ¿soy tuya? —le preguntó separándose un poco de él

—¿Por qué lo preguntas? —se sorprendió que ella preguntara algo como eso

—Porque ví en la televisión que si dos personas se aman y hacen el amor, la chica le pertenece al chico. Entonces yo pensé que como nos amamos, yo te pertenezco —explicó con cierta inocencia

—Sí, así es, tú me perteneces, eres mía —afirmó el castaño acariciando suavemente su rostro

Color sonrió, escuchar esas palabras del castaño de alguna manera la hicieron alegrarse.

—Sí... Soy tuya

 Soy tuya

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𝕺𝖇𝖘𝖊𝖘𝖎𝖔́𝖓 [sᴇɴ̃ᴏʀ x x ᴏᴄ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora