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La pelinegra miraba por la ventana de la sala de estar, apreciando todo lo que había afuera, miraba personas pasar y niños jugando en la calle y eso le llamó la atención

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La pelinegra miraba por la ventana de la sala de estar, apreciando todo lo que había afuera, miraba personas pasar y niños jugando en la calle y eso le llamó la atención. También quería estar afuera, llevaba ya varios días adentro sólo por algo de miedo, pero en verdad quería volver a salir.

No lo pensó mucho y fue corriendo hasta la habitación del castaño, subió las escaleras con prisa y entró sin previo aviso. Miró al castaño frente al ordenador y con los cascos puestos, pero se sorprendió cuando la escuchó abrir la puerta de golpe.

—Dios, Color, me asustaste —suspiró con una mano en su pecho, se había llevado el susto más grande de su vida

Se quitó los auriculares y miró a la pelinegra un tanto avergonzada por su acción.

—P-perdón, no quería asustarse... —se disculpó con la mirada gacha, pero luego cambió su expresión a una emocionada— Pero es qué ví a muchas personas fuera y me dieron ganas de salir también, ¿puedo?

Esa inocente pregunta por parte de la pelinegra hizo sonreír al castaño, se le hizo adorable la manera en como preguntó si podía salir, la manera en que estaba emocionada, pero a la vez se mostraba tímida.

—Claro que sí, Lor. Dejame cambiarme rápidamente y vamos a dar un paseo ¿sí? —le dijo con una sonrisa levantándose del asiento

La de ojos marrones asintió con emoción y salió corriendo de nuevo de la habitación, se dirigió a la suya y buscó unos zapatos para ponerse. Mientras se colocaba aquellos zapatos su mirada se fijó en su cuaderno y sus colores sobre su cama, se quedó pensando unos momentos en cuanto a si llevarlos o no, le gustaba dibujar cosas nuevas y más si las veía afuera, pero no sabía si a Sparta le molestaría eso.

Se terminó por decidir llevarlos, después de todo no tenían nada de malo un cuaderno y colores, eran suyos no tenía porque sentirse mal por llevarlos.

Bajó las escaleras abrazada a su regalo, esperó al castaño mirando de nuevo por la ventana. Escuchó pasos bajar por las escaleras y volteó mirando al de ojos azules terminando de colocarse su típica sudadera celeste.

—¿Ya estás lista? —le preguntó deteniéndose frente a ella y Color asintió con seguridad

—También llevó mi cuaderno por si veo algo que quisiera dibujar —dijo tímida

Hubo un pequeño silencio—Está bien —terminó por decir—. Ya vámonos

Color volvió a asentir y procedieron a salir de la casa, algo que asustó un poco a la pelinegra y tomó la mano del castaño intentando no separarse de él. Sparta por otro lado, sólo sonrió y entrelazó sus manos haciéndola sentir segura.

...

Comía felizmente su helado de chocolate mientras caminaba aún tomada de la mano con Sparta, él le había comprado el helado a petición e insistencia de ella, no le molestaba darle lo que quería y en cierto modo se le hacia adorable su actitud.

—¿Sabes? Pronto será tu cumpleaños —dijo llamando la atención de la más baja

—¿Otra vez? —expresó con sorpresa

—Sí, así es. Es un día especial, así que, ¿qué quisieras de regalo?

La pelinegra bajó la mirada, poniendose a pensar en la pregunta de Sparta, nunca le habían preguntado algo así que ella recordara y en cierto modo estaba demasiado indecisa.

—Mmm... No lo sé... El Señor X nunca me lo preguntaba, sólo me daba regalos y ya —dijo después de unos momentos en silencio

—Bueno, ahora puedes elegir lo que tú quieras —habló intentando calmar los pequeños nervios que aparecieron en ella

—¿Lo que yo quiera? —repitió asegurándose de que escuchó bien

—Así es, tú sólo dí y yo te lo daré —aseguró el castaño

Color volvió pensar, tanteando su mejilla con su dedo índice, pensaba tantas cosa en ese momento, pero no sabía que decir ante aquello.

—No lo sé... Quiero que me sorprendas con lo que me regales, de todos modos me va a gustar —terminó por decir, tener que elegir algo así se le dificultaba bastante

—Bueno, si tú lo dices

—Por cierto, ¿cuántos años cumpliré? —preguntó inocentemente muy sonriente

—Cumplirás 22 —fue su respuesta

La pelinegra pensó unos segundos—¿Eso es mucho? —volvió a preguntar

Sparta rió por sus preguntas, en parte le daba ternura, pero por otro lado se sentía mal por su gran cambio después de su secuestro, extrañaba a la antigua Color.

—Podría decirse que sí

—Podría decirse que sí

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𝕺𝖇𝖘𝖊𝖘𝖎𝖔́𝖓 [sᴇɴ̃ᴏʀ x x ᴏᴄ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora