El castaño sólo la miró cruzado de brazos, tenía una expresión algo frustrada sólo escuchándola hablar, esperaba que ella se decidiera de una vez que harían, tampoco quería obligarla a nada apesar de todo. Se sentó en la cama aún mirándola estando debajo de las sábanas, le preocupaba que ella pensara que la quería obligar a aquello.
—Lor, no tienes porqué hacer esto si no quieres, puedo esperar hasta que estés lista —habló el de ojos azules acercandose a ella para intentar quitarle las sábanas
Antes de hacerlo, ella misma lo hizo mirándolo indecisa, pero a la vez preocupada, aquello la ponía ansiosa.
—No, yo sí quiero hacerlo, e-en verdad quiero hacerlo... Es sólo que esto... —soltó un suspiro de pesadez y sólo se cubrió el cuerpo con aquellas sábanas, teniendo la mirada algo baja— Me pone nerviosa saber que voy a perder mi virginidad
El castaño la tomó de la barbilla levantandole la mirada, apreciando sus lindos ojos cafes.
—Oye, está bien que estés nerviosa, es algo normal, además yo me encargaré de que te sientas cómoda con esto ¿vale? —expresó él acariciando suavemente su mejilla
La pelinegra lo pensó unos momentos, ella en verdad quería hacer aquello, quería entregarse al castaño completamente por decisión propia, lo amaba mucho y quería entregarle algo tan importante para ella como lo era su virginidad.
—Está bien, sé que lo harás —murmuró Color sonriendole
Sparta sonrió y en un corto movimiento juntó sus labios en un suave beso, terminó por apartar las sábanas abrazandola por la cintura apegandola a su cuerpo. Rápidamente ella se abrazó a él también, conrrespondiendo el beso muy a gusto.
Él la recostó sobre la cama paseando sus manos tímidamente por su cuerpo, era la primera vez que llegaban más allá de sólo caricias o besos. Aprovechaba que ambos estuvieran en ropa interior, fue quitando su sostén y sus bragas con delicadeza, quería hacerla sentir cómoda como había dicho, quería que su primera vez fuera única.
El castaño dejó su boca para empezar a besar su cuello, la pelinegra jadeó al sentir los labios de su novio por su piel desnuda, le gustaba aquella sensación que el castaño le regalaba.
Sparta se separó un poco de ella para mirarla, era la primera que la veía completamente desnuda, tal vez no tenía el mejor cuerpo, pero a su parecer estaba a bien para la edad que tenía. La vió intentar cubrirse con sus brazos mientras apartaba la mirada totalmente sonrojada, el castaño sólo soltó una pequeña risa al ver lo tierna que se veía. Se acercó nuevamente a ella y la tomó del rostro haciéndola mirarlo, sin dejarla replicar la besó de una manera más intensa que antes, luego volvió con sus besos por su cuello haceindola estremecerse.
—Eres hermosa —susurró en su oído para luego dejar un tierno beso en su mejilla
Eso hizo sentir mejor a la pelinegra, se sentía más en confianza para hacer aquello, los nervios que tenía de a poco desaparecían y daban paso a ese deseo de querer más.
El castaño siguió recorriendo el cuerpo de su novia con sus manos, hasta llegar a ese punto tan sensible para ella, masajeó su zona escuchándola jadear. Se atrevió a meter uno de sus dedos notando como el cuerpo de la pelinegra se tensaba, pero luego de unos momentos metió otro dedo ahora escuchando como ella se quejaba con algo de dolor, esperó hasta que ella se acostumbrara a eso, sabía que hacer aquello le dolería al menos al principio.
Cuando sintió que ya era suficiente, él terminó de desvestirse, buscó entre los cajones que tenía su escritorio encontrandolo sin mucha dificultad, volvió con la de ojos marrones colocándose el condón que había buscado; lo había comprado específicamente para aquel momento, tampoco quería dejarla embarazada tan pronto.
Sparta se situó sobre ella acomodándose entre sus piernas.
—Esto va a dolerte, pero se te pasará rápido, ya verás —avisó él acariciando su mejilla, había notado como se ponía nerviosa cuando se acercó a ella
Color respiró profundo y asintió intentando tranquilizarse, en serio estaba muy nerviosa.
El castaño fue entrando lentamente en ella, sintiendo como las piernas de la pelinegra se apretaban a su cintura y su agarre en sus hombros se intensificaba. Se detuvo un momento esperando que la pelinegra estuviera lista para seguir, tampoco quería que ella sintiera mucho dolor en su primera vez. Al poco tiempo la de ojos marrones miró al castaño asintiendo para que él continuara, así lo hizo, empezó a salir y entrar de ella lentamente acostumbrandola a aquella nueva sensación que tenía, escuchó como la pelinegra gimía silenciosamente dejandose llevar por el placer que empezaba a recorrerla, el castaño también gemía en bajo aumentando de a poco la intensidad de sus embestidas, aunque no llegaba a ser muy fuerte con ella.
Ya pronto se veían envueltos en la burbuja del placer y satisfacción que sentían, escuchandose en toda la habitación sus gemidos y el sonido de sus cuerpos chocar el uno contra el otro. Habían perdido cualquier rastro de nervios y de vergüenza, estando ahora muy cómodos y exitados los dos, después de todo su primera vez si fue como ellos esperaban, incluso mejor de lo que ambos esperaban.
Sin embargo, no muy lejos alguien los miraba, no muy feliz cabía destacar, los había estado espiando toda noche, oyendo todas sus conversaciones y viendo todo lo que hacían.
El otro castaño dejó de mirarlos un momento para recostarse en la pared de al lado de la ventana, perdiendo su mirada en la oscuridad de la noche, solamente escuchando a ambos novios es su momento íntimo. Sabía que la pelinegra no era la chica que una vez amó, pero era muy parecida a ella y sentía celos de que alguien más la tuviera, eso sí que le enojaba mucho.
Decidió irse a su hogar, ya había sido suficiente por esa noche de espiarla, lo había hecho bastante últimamente queriendo conocer más a fondo a la pelinegra, técnicamente sabía todo de ella ahora que empezaba a obsesionarse con ella.
Algo que podría ser muy peligroso en un futuro.
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𝕺𝖇𝖘𝖊𝖘𝖎𝖔́𝖓 [sᴇɴ̃ᴏʀ x x ᴏᴄ]
Romance𝐎𝐛𝐬𝐞𝐬𝐢𝐨́𝐧|| La vida de Color es normal... Normal hasta que un chico misterioso se empieza a obsesionar con ella. Todo hasta llegar al punto de quererla para él, únicamente para él solo. Su obsesión por ella podría llegar muy lejos y podría s...