Prólogo

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"Conocete a ti mismo y conocerás el universo", o "las almas mas geniales están destinadas a la soledad", piensa la criatura junto a la ventana. Observa a su alrededor y se afirma convencida de que no necesita nada más que lo que está entre esas cuatro paredes.

Y luego el afuera. Ahora frío, húmedo y blancuzco.

No necesita nada del afuera. Se siente completa, ¿No es así?

Y al final, en la noche, cuando el afuera se niega a sí mismo, siendo absorbido por la oscuridad, la completud se desvanece.

¿Era la luz la causa de aquella ilusoria unidad entre la soledad y el universo?

Ya no mira hacia el afuera con la certeza de no necesitarlo. Porque el afuera se ha ido y ahora solo queda ella; criatura incompleta, carente y vacía.

La noche le revela su verdad, y es que está sola.

¿Cómo salir de este laberinto, si al fin y al cabo es lo único que tiene?

Afuera no hay nada, es cierto.

Yo soy esa criatura.

No hay fórmulas mágicas, no hay sustancia ideal, no hay rezo que alcance. En vano es intentar acabar con el vacío. Y eso nunca lo supe aceptar.

He aquí todo lo que hice mal.

TODO LO QUE HICE MALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora