CAPÍTULO SEIS (TYLER)

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-Hace unas noches nos interceptaron un camión en Liniers. Estaban doblando después de cargar combustible y vinieron unos loquitos y les sacaron todo a punta de pistola. Re lacras.- Dijo Rodri. Miraba por la ventana del copiloto, dejándose llevar por las vistas de la autopista.

-Qué cagada. ¿Ya saben quién fue?- Me rasqué el ojo tratando de espabilarme. Eran las nueve de la mañana y veníamos viajando desde las ocho. Atravesamos toda zona norte para hacer una movida y ahora estábamos por Capital, yendo para el otro lado, la zona sur. O sea que se venía hora y media más de viaje, seguro. Y no había tomado nada más que el agua del lavabo en una estación de servicio, ni había tenido oportunidad de comer, fumar o hacer caca.  

Estaba cansado y no tenía ganas de hablar. A Rodri parecía estarle pasando lo mismo. Era de las primeras frases que soltó en todo el viaje. Y nos habíamos encontrado antes de ir a buscar el auto, o sea que veníamos estando juntos desde hacía más de una hora.

-Estamos yendo a eso… básicamente.- Tenía una voz muy desganada. Por el momento, no habiendo sabido esto antes, no pude controlar la pequeña sorpresa. Pensé que era una movida más en el día, nada nuevo, y no me creía que Rodri recién ahora me lo dijese.

-¿Estamos yendo a buscar eso, me decís?

-Sí.

-¿Y quién lo tiene?- Estaba intrigado, pero algo preocupado. Habíamos arrancado a trabajar de nuevo hacía muy poco, y un quilombo de estos –por más plata que fuese- podía cagarnos de nuevo y quizá de forma más permanente. La última vez que hubo allanamiento, ya estábamos todos libres una semana después, yo ni siquiera había sido llevado preso. No había que confiarse. 

Agarré viaje en la autopista que nos llevaba al sur del conurbano. Todavía no sabía bien cuál barrio en específico.

-Al parecer, eran policías con la placa del móvil tapada, en un acto heroico.- Dijo con sarcasmo.

-La puta madre.

-Pero ahora ya lo dejaron con otro. Se lo habrán vendido o esperarán que les paguen a medida que vayan vendiendo ellos.

-¿Y en dónde está?

-Florencio Varela.

La puta madre.

-La puta madre.

-Se.

-Con razón el horario. 

-Capaz te tendría que haber dicho antes, amigo. No sé si no te convenía tomar otra ruta. Me cuesta mucho tener que hablar con este sueño, no sabés.

-No, no. Tranqui, que vamos bien por ahora. 

-…

-La chota es después. Meterse todo por dentro con esas calles de mierda va a tomar una eternidad.

-Pero la basurita esta se la banca.- Me sonrió a medias mientras golpeaba por fuera la puerta de chapa.

-Sí. 

Espero.

-¿Es alguna villa?- Pregunté.

-Es… de esos complejos de departamentitos que están unidos por pasillitos y eso, ¿ubicas? No me sale la palabra.

-Uh, sí. Se me viene una re imagen a la cabeza.

Rodri se rió, no sé bien por qué.

-Sí, a mí también. Lo que habré quemado de prensado en esos pasillos.

Un rato después, estando ambos decentemente despiertos, estacionamos un instante en una estación de servicio para mear y tomar un café con un cigarro.

TODO LO QUE HICE MALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora