Capítulo 7

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–¿Crees que hoy lloverá?
–Las nubes lucen algo grises – contesta Paris asomándose por la ventana – es lindo ver la lluvia.
–¿Desde las ventanas?
–Sí, ya sabes, se puede pretender ser el protagonista de una de esas películas tristes que te dejan sintiéndote vacío por varios días.
–Es lindo, sí. Pero puedes ser protagonista desde afuera, sentir la lluvia y hacer que ese vacío al menos pueda empaparse de belleza.
–Pero la lluvia muchas veces es fría.
–La lluvia siempre es fría Paris, se supone que debe ser fría para que podamos buscar el calor y los abrigos. La gente olvida lo bonito de la lluvia por miedo a mojarse, olvida que borra las impurezas y los males de la tierra. Nada es igual después de que ha terminado de llover, te aseguro que todo será más puro.
–Eso fue muy lindo – ríe y Liam le devuelve el gesto sin despegar la mirada de la carretera. De reojo la puede observar recostada en el asiento, viendo las pequeñas gotas que ya comienzan a caer y se deslizan por los cristales. Recuerda, en otros tiempos, donde la lluvia todavía no lo mojaba porque siempre tenía abrigo. Tiempos en los que la única cosa importante con la lluvia era, simplemente, que la gota escogida ganara la carrera en la pista de cristal de las ventanas de la casa, del coche, o de cualquier lugar donde dos gotas se empeñaran en deslizarse; eso era todo lo importante. Liam la ve, no sabe si ella está apostando por alguna de las gotas que deslizan; y si es así, espera que apueste por la ganadora. Quizás las edades ya no dan para andar apostando por gotas en cristales, pero hay algunas cosas que se hacen por instinto.
Lejos de eso, se da cuenta, al ver el rostro de París en el retrovisor; su blanco rostro con la frente puesta en el cristal y sus ojos viendo con cierta aflicción todas las calles, todos los colores expuestos en la tierra. Cuando se ve a alguien, es decir, cuando uno se detiene y se toma el tiempo de en verdad ver a alguien más allá de lo que conoces, más allá de la silueta; encuentras a la persona indefensa, a la niña indefensa. Encuentras la equis sobre la arena donde se encuentran enterradas algunas sonrisas que te mostró algún día y olvidaste más pronto que tarde. Encuentras los miedos que nunca te confesó y los anhelos de los que quizás no informó nunca a nadie, la ves y es como ver otra persona. Una persona que no merece sufrir y en cambio, el filo de las navajas de la realidad parece herirla sin excepción, que injusticia…
Con cautela, se limpia el brote de agua en los ojos, para que ella no lo note.
–¿Quieres ir a algún lugar en específico? – pregunta.
–Mmm… la verdad no lo sé, me gustaría andar por ahí y ver las calles, los paisajes. Creo que hoy se ven algo diferente y me están gustando.
–¿Te están gustando?, Eso es raro.
–Sí, lo sé, hay algo de dromomanía en mi hoy.
–¿Dromomanía?, Bueno, yo tampoco tengo idea de donde llevarte, así que esperemos llegar a un lugar bonito y seguro.
Rowdy, en el asiento de atrás, da un leve aullido de aprobación y ambos ríen – Esperemos que así sea, amigo – le dice Liam y Paris lo acaricia.
Pondré algo de música – avisa Paris y enciende la radio; tras las primeras con de bajo y un ritmo tropical que acelera el ritmo, “This Must Be The Place” de Talking Heads se hace oír en todo el coche y Paris, con su naturalidad y voz en rango aceptable, entona las primeras palabras tras más de un minuto entre los instrumentos fabricando aquella introducción tan exquisita: “Hogar, es donde quiero estar…”
–¿Sabias que algunos instrumentos de esta canción estan compuestos en un ostinato? – le dice.
–¿Qué significa eso?
–Significa que el artista los condena a repetir las mismas notas en cada compás, durante de toda la canción.
–Es interesante. Me gusta mucho esta canción.
–Sí, a mi también...
Liam suspira y la lluvia ahora cae con más fuerza, mientras ella baila y canta dentro del auto.

Mariposas En ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora