Capítulo 17: Respira aunque duela

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—Estaré ahí lo más pronto que pueda. Te ayudaré con todo esto, estos procesos penales que quiere...

—Basta por favor. No sabes la cantidad de palabras sin sentido que he escuchado de miles y miles de abogados dándome consejos. Se que eres la mejor en estoy confío en ti para todo. Pero por favor, vuelve.

—Lo prometo.

Su voz fue lo más doloroso que pude escuchar en toda mi vida. Y a mi me quedaban un par de semanas aquí en el hospital.
Al colgar me dirigí a mi habitación en busca de Ann para ponerla al tanto.

—¿Y?—se levanta de sillón ansiosa.

—Pude hablar con el, pero Ann... Michael está fuera de sí.—bajo la mirada para no llorar.

—Ginny.—se acerca abrazarme.—Cuanto lo siento, son tantas cosas que han pasado.

—Por ahora quiero salir de aquí. Necesito verlo, necesito saber que estará bien.

—¿Pero volverás?

—Probablemente si, no quisiera dejar mis estudios aún. Falta poco para la graduación del doctorado y esto me podría ayudar para asesorar mejor a Michael.

—¿Y que hay del trabajo? Se que puede que eso no importa ahora más que tu salud pero se cuan responsable eres con tus clientes.

—Ann, me abruma tus preocupaciones. Por ahora necesito salir de aquí.

Pasaron dos semanas y la doctora Danielle me indicó varios medicamentos por un largo tiempo, además que debía estar en cuidado de alguien más por si los mareos u algún efecto secundario de las pastillas me hacía perder el conocimiento. Y claro está, como recomendación evitar a toda costa momentos de tensión o estrés.

Fui a mi departamento a buscar un poco de ropa e inmediatamente ir al aeropuerto. Michael aún estaba de gira así que tenía que buscar llegar antes de que dejara la ciudad en la que estaba. Pasé el vuelo leyendo y escribiendo un par de notas importantes para este caso, necesitaba entender desde un punto de vista coherente las cosas pero de vez en cuando la sensación de dolor me invadía el alma al saber que un niño pueda hacer tales acusaciones.

En hotel donde estaba Michael me di cuenta que la seguridad había aumentado, los paparazzi y noticiero acampaban a las afuera del hotel con la oportunidad de saber alguna noticia nueva sobre el caso.

Al llegar a la habitación de Michael me quedé parada al frente de la puerta unos segundos para respirar hondo y estar lista para cualquier imagen. Cuando toqué la puerta no recibí respuesta así que decidí pasar por mi cuenta y ahí estaba él, sentado en el piso con sus rodillas en el pecho y mirando hacia el ventanal con cortinas transparentes. A medida que me iba acercando su mirada se dio vuelta para fijarse en mi rostro. Estaba vulnerable, con algunos risos alborotados en su rostro.

—Llegaste.

Ni siquiera le di oportunidad de levantarse, solo me puse a su altura y lo abracé. Y ese instante se volvió como una dosis de calmantes, su nariz se hundió en mi cuello y mis dedos en sus risos. Los dos empezamos a sollozar en silencio sin dejar de abrazarnos.

—Perdón por no llamarte más, estuve ocupado con la gira y pensé que tampoco necesitaba saber de mi.

—Siempre quiero saber de ti.

—Tampoco me llamaste.—nota un adhesivo quirúrgico en mi brazo y lo toca instantáneamente—¿Estás bien?

—Si, solo fue una donación de sangre no te preocupes.

Nos quedamos sentados en el suelo con un inquietante silencio mientras el apoyaba su cabeza en mi regazo viendo juntos hacia la ciudad.

—Quisiera desaparecer de la faz de la tierra. No sabes cuánto odio ser tan ingenuo con las personas.

All Good Things [Michael Jackson Fanfic] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora