Capítulo 26: Todas las cosas buenas

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—Tendría que recurrir a novelas en la televisión de no ser porque estás en mi vida.

—Ann, formas parte de mi vida. Significa que todo el drama también es tuyo.

—Si hubiera sido mío también no tendría que estar entenderandome de todas las cosas horribles que viviste con mi hermano.

—Lo se, solo tenía miedo. Actúe desde el miedo.

Era cierto, aunque me doliera ser la peor amiga, madre y futura esposa, tenía que mantenerlos a salvo esos meses en donde Tom era el dueño de mi vida.

—No te preocupes.-aprieta mis manos de manera cariñosa.—Estamos aquí sanos y salvos, ya todo pasó.

—No en mi cabeza.

Nos encontrábamos en el jardín de la nueva casa de Ann juntos con los pequeños y sus padres. Honestamente era una linda escena ver a Michael y Prince disfrutando la sombra de ese gran árbol en donde el pequeño toma las manos de su papá cómo ayuda para empezar a caminar. ¿En qué momento me perdí que mi hijo está creciendo rápido?

—¿A que te refieres?

—Ann, no le he contado a Michael toda la verdad de lo que viví ahí. Me siento tan mal con el simple hecho de que sepa que este nuevo bebé no sea de él.

—Sea lo que sea que hayas hecho, fue todo manipulación.

—Tengo miedo.—la miro y acomodo mi postura para quedar frente a frente con ella.—Debo ir a la policía a declarar muchas cosas, y se que encubrimiento y cómplice son dos palabras que me definirán en toda esta situación.—mis ojos se cristalizan—No quiero vivir tras rejas, no quiero dejar a mis bebés, no quiero dejar a Michael solo de nuevo.

—Ginny, haremos todo lo posible para que nada de eso pase. Eres la mejor abogada del mundo, la mejor estilista profesional, no hay nada que no puedas solucionar hoy en día.

—Necesito que sepas todo. No me quiero arriesgar de nuevo a que si me voy, Michael piense lo peor de mi.

Aquella tarde soleada empecé a soltar todo cual hilo desenredandose. Tom no me quiso en su vida por simple capricho, sabía quién era y mis contactos con abogados de mafiosos que siempre se salían con la suya. Utilizó mis contactos y los hizo suyo para que todo su negocio clandestino empezara a funcionar, pues aquella empresa donde fue curado de cáncer estaba a su nombre y debía mantenerla a flote como nuevo socio. No era una empresa registrada por el simple hecho de las drogas que utilizaban para sus experimentos, y si, tenían efectos secundarios.

Ahí entendí que Tom había dejado de ser Tom por ese simple hecho. Sus cerebro estaba más frito que papás francesas, cada neurona moría por las dosis de los fármacos. Era su deber seguir financiando esta empresa para poder buscar otra cura a esta locura que estaba empezando dentro de él. De alguna forma perdí el miedo de hacer contacto, reuniones, fiestas donde se habla del tema y como buscar nuevos socios. Hasta que mi cargo bajo y me convertí en deleer entregando muestras de lo que sería una nueva sustancia curativa en un instante.

—Me sentía tan sucia tener que aceptar que me tocaran hombres extraño y no poder defenderme.

—¿Y acaso tú te acostabas con ellos?

—No podía.—lagrimas salen de mi.—Era ahí cuando Tom me golpeaba. Pero no quería, no quería volver a mi pasado adolescente y él incluso sabiendo eso me forzaba. Pero jamás lo hice.

—En definitiva ya no era mi hermano.—seca una de mis lágrimas.—Gracias al cielo Michael te encontró aquella vez.

—Faltaban un par de día para que él lanzará aquel nuevo producto al mercado negro. Por suerte no fue así, no se qué hubiera sido de mi y de mi embarazo si nada hubiera cambiado.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2023 ⏰

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