Episodio 15.

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Ambos disfrutaban de una deliciosa comida en uno de los restaurantes favoritos del alfa. Ambos hablaban animadamente sobre lo que habían hecho los días que no habían podido verse.

-a propósito.-interrumpio el hermano alfa.-¿ya tienes algo planeado para las vacaciones? ¿Que te gustaría hacer?-

-¿Estarás conmigo? ¿No tienes trabajo?-

-lo tengo. Pero quiero asegurarme para cubrir los gastos.-

-ah. No hace falta, descuida.-

-claro que si. Quiero que puedas hacer y disfrutar de todo lo que tengas en mente.-el Omega sonrió enternecido.

-mis compañeros de clase quieren que vayamos a esquiar, o tal vez a algún balneario.-

-¿Balneario? En invierno.-

-hay un balneario aclimatado en el sur.-

-de acuerdo, solo infórmame con anticipación. Las vacaciones comienzan en una semana, ¿no?-

-si.-

* * *

Después de seguir por días al alfa que "amaba", lo había visto hablando animadamente dentro de una cafetería con uno de quién pensaba que era uno de los empleados, en los labios del alfa estaba una sonrisa que jamás había visto, una que jamás había logrado formarle.

Se escondió dentro de otro local, esperando a que el peligris saliera. Cuando finalmente este se marchó, decidió entrar y conocer a esa persona, para hacerlo, se sentó cerca de la barra, donde ese chico estaba.

Uno de los meseros le ofreció un vaso de agua mientras "decidía" qué ordenar, mientras que en silencio miraba a ese chico de cabellos marrones.

Una familia que estaba frente a su mesa llamó a uno de los meseros, quién se acercó y recibió la petición de hablar con el dueño, pues querían ver si era posible rentar la cafetería para celebrar un cumpleaños.

-Liam, quieren hablar contigo.-

Al escuchar ese nombre, el vaso de agua resbaló de sus manos, estrellándose en el suelo y rompiéndose al instante.

Nervioso se levantó y comenzó a recoger los cristales, pero una mano ajena sujeto las suyas.

-¿se encuentra bien?-al levantar la mirada, sus ojos se toparon con unos hermosos ojos violetas.

-si... yo... lo siento.-

-no se preocupe, solamente es un vaso.-ambos se levantaron y el dueño de la cafetería le ayudo a sentarse de nuevo.-aguarde un momento.-

El pelimarrón se alejo, en cambio el beta seguía temblando y recordando las veces que la persona a la que amaba susurraba aquel nombre por las noches.

No estaba seguro si era él, si esa era la persona de la que Karl seguía perdidamente enamorado.

Se sentía poca cosa, aquel chico era hermoso, sus cabellos marrones, sus hermosos ojos violetas, su figura delgada, su piel blanca, por su aspecto tan bello y delicado seguramente se trataba de un Omega, uno muy hermoso.

Aquel hermoso chico se sentó frente a él con una pequeña caja entre las manos y una gentil sonrisa en los labios.

-¿me permites tu mano?-

-¿mi mano?-dudosos y nervioso la extendió, una pequeña herida adornaba sus dedos.

-¿Cuál es tu nombre?-preguntó unos segundos después de que comenzará a limpiar su herida.

-Liam.-

-es bonito.-menciono sin aclarar si hablaba del nombre.-¿Tiene... familia?-

-si. Dos hijos maravillosos.-

Sintió que su corazón se aplastaba, recordó el día en que Karl le había dicho quién era Liam y lo que significaba para él.

Ahora conocía a Liam, y entendía el porque Karl aún no podía olvidarlo, era hermoso, delicado y amable, una persona dulce. Antes lo odiaba sin conocerlo, pero ahora no podía odiarlo, no lo merecía.

-su esposo es muy afortunado.- susurro llamando la atención del Omega, quién sonrió con dulzura.

-¿Eso crees? Bueno él y yo...-

La puerta de la cafetería se abrió, dejando ver a aquel alfa peligris de quién hablaban.

En cuanto Karl miro a Liam sosteniendo la mano de aquel beta, se acercó sin mostrar interés en la persona que alguna vez fue su compañero de cama.

-¿Que haces, Liam?-

-un vaso se quebró, estoy curando la herida.-la vista del alfa paso del Omega al beta, quién bajo la mirada para no mirarlo.-¿Buscas tus llaves? Las dejaste en la barra, también unos papeles de la empresa.-

El alfa se dio media vuelta, dándole la espalda a ambos.-las llaves son para ti.-

-ya te dije que no las quiero.-sobre la herida puso un curita, le dedico una dulce sonrisa al beta y se levantó para alejarse.-quedo listo.-

-muchas gracias. Hasta luego.-sin más, salió casi corriendo de aquella cafetería.

-espera.-

-¿Sucede algo?-cuestionó el alfa un poco intrigado.

-no.-Liam miro al alfa, quién también lo miro pero con una sonrisa amable.-¿ya te vas o hay algo más?-

-¿Acaso me estás corriendo?-

Liam sonrió y se dio media vuelta, para finalmente desaparecer y entrar a su oficina.

* * *

-maldición, no quiero odiarlo.-sollozó mientras caminaba sin rumbo fijo.-pero yo... Amo a Karl... Bien hecho Hugo, te enamoraste de un hombre que jamás va a ser tuyo.-

Un coche rojo se estacionó de golpe, sabía perfectamente de quién era, así que solo se detuvo y miro a aquel alfa bajar.

-¿Que hacías en esa cafetería?-

-hasta donde sé son lugares públicos.-

-no quiero que le hagas daño.-

-¿Soy tan vil?-

-escucha, ese chico es...-

-¡Ya lo sé!-grito molesto.

Karl abrió los ojos y mantuvo una distancia prudente.-¿Te lo dijo?-

-no. Pero lo supuse. Por todo lo que dijiste la última vez.-

-escucha yo...-

-dejame tranquilo. Si te preocupa tu enamorado no diré nada.-se dio media vuelta y comenzó a alejarse.

El alfa en cambio se sintió triste, jamás pensó que volvería a encontrarse y sentir algo de nuevo por Liam, de haberlo sabido no habría enamorado a ese beta, claro que sabía lo que el chico sentía, pero jamás pensó que se enamoraría de tal manera.

* * *

Cuando finalmente terminaron de hacer limpieza, el Omega se despidió de sus empleados y estos se marcharon, dejando solo al Omega, quién después de una taza de té, tomo sus cosas y cerró la cafetería.

Al salir noto a aquel chico que había ayudado por la tarde. Se acercó y saludo, pero el beta le miro de soslayo.

-necesito decirte algo.-hablo sin mirarlo está vez.

-claro, te escucho.-

-la verdad es que...-sus manos se hicieron puño, no estaba seguro de si sabía lo que Karl había echo durante años, no sabía tampoco si lo seguiría aceptando.

Cuando estaba por hablar; una tercera persona apareció, atrayendo la mirada de los chicos.

Karl se acercaba con las manos en los bolsillos y una mirada fija puesta en el beta.-sabía que no dejarías las cosas como están.-

Liam frunció el ceño, le dio la espalda al alfa y miro al beta con una ligera sonrisa.-¿De que quieres hablar? Te escucho.-

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Mi hermano, mi Omega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora