Episodio 25.

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Los golpes en la puerta fueron suaves, se envolvió entre las sábanas y escucho cuando alguien ingresaba a la habitación.

-¿Vlad? ¿Estás despierto?-la suave voz de Iker se escuchó cerca, sintió como su amigo se sentaba a su lado.-tienes que ser fuerte por tus hijas, son pequeñas y te necesitan.-

Ya habían pasado dos meses desde la partida del castaño, no había asistido a nada, a la misa, al velorio... Desde aquella tarde solo había permanecido encerrado en esa habitación, la que hábito el omega antes de morir.

No tenía noción de nada, del día, la hora, la fecha. Ni siquiera había registrado aún a sus pequeñas. No sabía si estaban en el departamento o en casa de sus padres, no sabía cómo eran, a quien se parecían. Nada.

-a Caín se le rompería el corazón al verte así.-

Hizo a un lado la sábana y miro con tristeza al albino.-él ya no está. Y no volverá.-

-tienes razón. Pero te dejo algo hermoso, las pequeñas por las que siempre velaste.-

-de saber que perdería a mi omega yo jamás...-

-no lo digas.-le interrumpió rápidamente.-las niñas no tienen la culpa de nada. Necesitas ayuda, se que no es fácil, pero tienes que intentarlo.-

-¿De que sirve? Yo jamás podré con esto. Perdí a mi hermano, a MI omega. No me pidas que esté bien porque NO PUEDO.-

-¿No puedes? Perfecto.-el albino se puso de pie y le arrojó a la cama un folder y una pluma de tinta negra.-quiero que firmes eso.-

-¿Qué es?-se sentó y tomo entre sus manos los papeles.

-hojas de adopción, adoptaré a las gemelas.-Vlad miro asustado y curioso al omega, este frunció los labios y se cruzó de brazos.-tus padres están cansados, no tienen la energía de antes. Y tú, tú no estás bien, no quieres estar bien. ¿Quieres morir? Pues muérete solo, deja de dar lástima, porque no solo a ti te duele... Perdiste a tu omega, si. Pero tus padres también perdieron una parte de ellos, perdieron a uno de sus hijos... Ellos no pueden cuidar de las bebés y de ti al mismo tiempo.-

Iker siempre le había hablado con la verdad, por alguna razón sus palabras ahora dolían, no encontraba motivos para negarse a lo que su amigo le pedía.

-pero no es tu responsabilidad, no son tus hijas.-Iker le miro con ternura, se acercó al alfa y le tocó el hombro.

-pero son las hijas de mi mejor amigo, ellas crecerán sabiendo de ti. Y cuando estés listo puedes buscarlas.-

La mirada del alfa se desvío, firmo los papeles y se los entrego.-diles todo lo que quieras... Yo jamás las buscaré.-

-Vlad...-

-dejame en paz.-dicho aquello volvió a enredarse entre las sábanas, las lágrimas recorrieron su rostro y solo escucho cuando su amigo salió de la habitación.

Poco a poco dejaba que su corazón se quebrara más, sentía que sin su omega no podría salir adelante, lo había perdido, y en ese momento sentía que lo había perdido todo.

El albino salió de la habitación, se limpio las lágrimas y llegó a la sala, donde estaban los padres de su amigo con las pequeñas.

-¿Qué te dijo?-

-firmo los papeles.-el omega comenzó a llorar, aún tenía la esperanza de que su hijo cambiase de opinión. Iker los miro con tristeza.-no se preocupen, a pesar de todo, ustedes son sus abuelos, tienen las puertas abiertas siempre que quieran verlas.-

-¿Quién te ayudará?-

-contratare a alguien.-

El peligris se acercó al albino y sin pensarlo lo envolvió entre sus brazos.-disculpame, siempre pensé que no era bueno que estuvieras tan cerca de mi hijo. Eres un gran chico.-lo soltó y entre lágrimas le sonrió.

-¿Qué nombre les pondrás?-

***

Los meses pasaban y Vlad parecía decaer cada vez más, sus padres comenzaban a preocuparse y pensaron que no podrían hacer ya nada por él, no quería salir, no quería comer, solo se aferraba a las prendas que aún mantenían el aroma de Caín.

Vlad se preguntaba como era posible que aún estuviera vivo, ya no quería seguir así pero tampoco se empeñaba en mejorar, cada día sus pensamientos empeoraban y sus padres no sabían que hacer.

***

Iker ahora trabajaba desde casa, Karl volvía a tomar las riendas de la empresa y además de su sueldo, le daba dinero extra para todo lo que sus nietas ocuparán.

Ellas eran la viva imagen de Caín, solamente los ojos eran hereditarios del alfa, en todo lo demás era como ver al castaño.

La puerta se abrió y dos pequeñas entraron corriendo con una enorme sonrisa, detrás de ellas un beta pelirrojo las seguía.

-lo lamento. En cuanto me descuide salieron corriendo.-

-no importa. Ya terminé.-el albino cerró su laptop y comenzó a jugar con las pequeñas, quienes reías fuertemente y abrazaban al omega.

El timbre de la casa sonó.-ire a abrir.-informo el beta saliendo con una sonrisa.

Iker amaba a esas niñas, se daba cuenta de lo que Vlad se estaba perdiendo y se lamentaba por ello, varias veces ya había pensado en visitar al alfa con las pequeñas, pero se detenía al saber que posiblemente su amigo no estaba listo para verlas, no sabía cómo reaccionaria y le asustaba que ignorará a las pequeñas.

-¿Son tus hijas?-su sonrisa se borro y rápidamente miro hacia la puerta, donde un alfa peliazul lo miraba con los brazos cruzados recargado en el marco de la puerta.

-¿Qué haces aquí?-

-mmm...- sutilmente miro al pelirrojo que estaba frente a él de espaldas.

-él es Harry, me ayuda con las niñas.-

-¿Quiere que las lleve al jardín?-ofrecío al notar la incomodidad del alfa.

-si. Gracias.-el beta tomo de las manitas a las gemelas y salió de la habitación, Iker se sentó en la silla del escritorio y miro de nuevo al alfa.-¿Qué haces aquí?-

-queria verte, pero creo que no fue lo correcto, ahora tienes una familia.-

-si. Son mi familia.-

-cuando subí a ese avión dijiste...-

-que me esperarias/que te esperaría.-hablaron al unísono.

-aunque amo a esas niñas con todo el corazón, no son mis hijas, pero si las considero como tal, así que si no te gusta...-

-no soy la clase de hombre que se aleja de alguien solo por los hijos.-se acercó al omega y se arrodilló frente a él mientras le sujetaba de las manos.-te aceptaría con todo y niñas.-

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Mi hermano, mi Omega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora