Si la vida te da tomates haz ketchup

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Isla Tongyeon -Bazar de la Sra.Lim

El emporio pequeño lleno de objetos y productos que nadie suele comprar olía a palo santo. Su dueña era la Sra. Lim, una mujer madura de unos 55 años que creía fielmente en el tarot y en la magia, muchos en el pueblo creían que era bruja pero para  Kang Bada Jiyu ella era una especie de gurú o maestra.

Esta mañana al igual que todas mañanas después de una luna llena la Srta. Kang visitaba a la Sra. Lim para leerse el tarot y probar buena fortuna. Llegó a primera hora luego de hacer las compras en el mercado fluvial frente al  junto al muelle con una buena cantidad de bolsas con vegetales y pescado para su madre, la Sra. Kang.

—Bueno muchacha como siempre te digo, eres una mujer muy brillante, como un tesoro y atraes  mucha fortuna—  apuntó una de las cartas esparcidas en la mesa — Y hay algo nuevo, hay alguien aquí que se cruza en tu camino—  repasó con su dedo la carta donde aparecía un hombre a caballo.

— ¿Alguien?  ¿Un hombre Sra. Lim?— pregunté emocionada.

—No es cualquier hombre, es uno con poder — señaló la siguiente carta —Parece que tu presencia le enciende un fuego interior— sonrió — Pero es algo complejo, suele pensar mucho— suspiró — Te viene a enseñar un mundo nuevo, te abrirá puertas pero... él debe concluir ciertas cosas antes de hacerlo, es un buen hombre pero sus intenciones son algo confusas ahora, no te fíes—  juntó las cartas.

— Aún así es un hombre — sonreí, estaba emocionada.

— Un hombre con mucho fuego— me guiñó.

—¿Eso es malo? — los comentarios de la Sra. Lim eran confusos y yo era muy inexperta para leer entre líneas.

—No del todo— rió — Deberías ir a casa, tu madre debe estar esperándote—  se levantó y apagó la vela que tenia sobre la mesa junto las cartas.

— Si, me iré—  me levanté y tomé las bolsas saliendo rápido de la tienda.


El puerto de Tongyeong era hermoso para mi, típico como cualquiera, con sus vendedores ambulantes, puestecillos de cosas varias por la costa, pescado fresco hasta el medio día, colorido y feliz. Solía recorrerlo todas las mañanas para llevar alimentos frescos a mi madre que cocinaba para los residentes de nuestro Hostal "Tongyeong's Jiyu".

Mis dedos estaban tornándose morados por el peso de las bolsas pero debía llegar a toda costa a casa antes del medio día para alcanzar un pan calientito de mamá y almorzar con ella sin falta, pero no sabia que, como si fuera Gretel, venia dejando parte de la compra en el camino debido a que la bolsa se había roto.

—¿Me estas marcando el camino? — una voz tras de mi me sacó de mis pensamientos haciéndome voltear hacia él.

Un hombre alto muy guapo  con una gran mochila tenia al menos cuatro tomates en sus brazos que por cierto. lucían muy fuertes al igual que sus anchos hombros y sus piernas que permanecían expuestas luciendo un short negro. Su camiseta blanca que estaba ceñía al cuerpo por la tensión que generaba los tirantes de su mochila tras su espalda dejaba entre ver su gran pecho.

—Disculpa, creo que se ha roto la bolsa— dejé todo en el suelo pero como era una cuesta inclinada los demás tomates y algunas naranjas rodaron pasando entre sus pies.

Él, muy gentil se quitó la mochila en un dos por tres y corrió por las pequeñas esferas cayendo luego de pisar uno de los tomates.

Corrí hacia él como pude sin reírme aunque era casi imposible.

AltAmar- Kim SeokJin Completa (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora