paranoic

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21 de noviembre, 2019

Últimamente se sentía extraño, como si algo o alguien tuviera su mirada fija en él, o al menos a él como el objetivo principal de algo que no sabía qué diablos era. Sus amigos le decían que estaba demasiado paranoico sin razón aparente, mil y un veces le preguntaron si algo reciente pasó, algún abuso o suceso que lo haya dejado con un tipo de trauma que lo llevara a la paranoia, al temor de ser acechado, pero sus respuestas siempre eran un "no", y es que no mentía. No tenía razones para que su miedo al vigilo fuera tan grande, pero su instinto natural le decía que algo pasaba, algo malo.

¿Estaría exagerando?

Se trataba de convencer a sí mismo que sólo era algún tipo de reacción natural a un ambiente nuevo, el de la universidad. Gente nueva, profesores nuevos, horarios nuevos y una administración de su tiempo completamente diferente a la anterior.

Sí. Debía de ser eso.

—Hola, Soobin.— saludó al entrar por la puerta de la cafetería donde trabajaba, y ahora era su turno.

Sus padres lo apoyaban monetariamente con sus estudios, pero trabajaba a medio tiempo para comprarse alguna banalidad, cosas pequeñas de las que quería darse el mérito a si mismo de no sentirse como una sanguijuela todo el tiempo para sus padres ahora que era mayor de edad.

Pero incluso en ese lugar, ese sentimiento de inconformidad que lo seguía se mantenía en pie.

—Por fin llegas.— reclamó, limpiando una de las mesas que acababan de ser desocupadas. Soobin era mesero, y Yeonjun también.

—¿Me tardé? Creo que llegué a tiempo.— preguntó, sacando su teléfono para ver la hora.

16:57. Su turno empezaba a las 17 horas.

—No, pero estaba aburrido. Vete a atender mesas antes de que Seehyo nos regañe.— susurró lo último, señalando discretamente a su gerente a lo lejos, en la otra esquina del local.

Se giró hacia la derecha, y cuando Soobin terminó de limpiar la mesa, él se fue a la izquierda. Yeonjun llegó a una mesa con un par de jóvenes, a los cuales reconoció de su escuela, o la que era su escuela antes de graduarse.

—¿Yeonjun?— preguntó el chico que reconoció como Taemin, de primer año antes de graduarse, ahora de segundo. —No pensé que terminarías en uno de estos trabajos, creo que es cierto eso de que los populares terminan peor después de la escuela.— eran amigos en su momento, a ambos les alegraba volver a verse a pesar de las burlas del menor.

—No seas idiota, es trabajo de medio tiempo, estudio psicología. ¿Qué quieren?

Antes de que Taemin pudiera decidirse, le llamó la atención el chico que estaba en la mesa derecha, la número 7. Juraría haber visto ese rostro en algún momento, pero sin recordar de dónde. Taemin se giró para ver a la dirección que veía Yeonjun, y sonrió de lado al recordar a ese chico con sudadera.

—¡Beomgyu!— dijo con tono burlesco, asustando un poco al mencionado. —¿Sigues igual de callado?

Claro, ¿cómo se le pudo haber olvidado? Choi Beomgyu de dos grados menores, alguna vez diseñó un mural de la biblioteca junto con él, escogidos personalmente por la profesora de artes. Fue amable y demasiado tímido, pero le cayó bien, aunque no volviera a hablar con Beomgyu después de eso. Algunos de sus amigos le habían dicho que era algo raro, pero no notó alguna conducta extraña de su parte.

Nada raro, aparte de que se le quedó mirando por unos minutos, sin hacer nada más que mirarlo fijamente.

—Hola.— susurró, sin querer levantar la mirada, pero inconscientemente se quedó mirando de más a Yeonjun, casi igual que cuando pintaron la pared de la biblioteca. Antes de que Taemin, la chica o Yeonjun pudieran seguir su conversación con él, volvió a fijar su mirada en su laptop, donde parecía estar utilizando algún tipo de programa informático.

sweet views;  beomjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora