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—¿Quién era ella?— preguntó Beomgyu.

Sabía muy bien quién era Kim Sohee. Ya se había encargado de investigarla hasta el cansancio, pero necesitaba conocerla desde la perspectiva de su amado.

—Una compañera de universidad. Es muy linda— respondió con un ligero sonrojo que hizo que Beomgyu ardiera de ira por dentro.

¿Por qué no podía ser él quien causara esos sentimientos?

—A-ah...- pronunció, con miedo de hacer la siguiente pregunta. —...¿Te gusta?

—Pues... sí— admitió, soltando la bomba en la cabeza de Beomgyu. —Tampoco diría que estoy enamorado, pero ella lo está de mí, me lo dijo ayer. Me esperó a que terminara mi turno para acompañarme hasta acá— contó, tomando una sorbo de té. —Me dijo que estaba enamorada de mí y quería una oportunidad. Y, pues, muchas chicas se me declararon antes, pero ella tiene algo que... me hace querer intentarlo con ella.

Si no fuera por que estaba en el departamento de Yeonjun, en ese momento Beomgyu se levantaría para asesinar a Sohee con sus propias manos.

—Qué lindo— dijo en un casi susurro, tratando de contener sus ganas de gritarle que estaba equivocado, que ella jamás lo querría tanto como él.

Que ella nunca estaría dispuesta a hacer ni la mitad de cosas por Yeonjun que Beomgyu sí haría sin pensarlo dos veces.

La vida era injusta.

—¿Y tú?— preguntó Yeonjun con curiosidad. —¿Tienes alguien que te guste?

—Oh... sí, pero no me corresponde— susurró con desánimo, jugando vagamente con su comida.

—Entonces trata de hacer que te corresponda.

—¡Lo intento! Pero nada parece ser suficiente, nunca.

—Entonces, trata de cambiar de página. Conoce nuevas personas y olvídate de ella... o él.

—Haces que suene fácil, pero es imposible.

—Cada problema de amor es jodidamente fácil de resolver, y alguien que no siente lo mismo que tú sientes es aún más fácil superarlo.

Yeonjun simplemente no lo entendía. Posiblemente jamás lo haría.

—Supongo...

Ambos vieron interrumpida su conversación cuando la puerta fue tocada y el mayor fue el que se levantó a abrir.

—¿Soobin?— dijo Yeonjun, viendo a su amigo parado frente a él.

—¿Qué hace él allí?— preguntó Soobin, señalando sin discreción a Beomgyu atrás, en la cocina.

—¿Qué haces aquí?

—Hola, Soobin— saludó Beomgyu agitando su mano en señal de saludo, con una sonrisa inocente.

—...Hola— saludó de regreso con ganas de ahorcarlo. —¿Podemos hablar en otro lugar?— le pidió a Yeonjun, señalando el pasillo en el que estaba.

Yeonjun volteó a mirar a Beomgyu con confusión, pensando qué era aquello que el menor no tenía o no necesitaba saber.

—Claro, supongo— y lo llevó al pasillo fuera del departamento. —¿Necesitas ayuda?

—¿Por qué no fuiste hoy?

—Me sentía pésimo, le avisé a Seehyo, pensé que te había dicho.

—¿Te sientes mejor? Si quieres puedo ir a comprarte medicamento.

—Sí, ya estoy mucho mejor. Beomgyu vino a visitarme y de casualidad traía té. Siempre está en el momento adecuado para hacerme sentir mejor incluso sin saberlo; ¿te acuerdas de los chocolates? Hace mucho no comía unos y estaba muriéndome por un poco. Seehyo debería de empezar a vender barras de chocolate en la cafetería.

"Incluso sin saberlo" Soobin no sabía si reír o llorar.

—Sí...- pausó por un momento -Sohee no sabía que no fuiste, pensé que al menos le habrías dicho a ella.

—¿Y por qué le diría? Todavía no somos tan cercanos.

"Todavía"

Beomgyu escuchaba atentamente su conversación del otro lado de la puerta, esperando el momento para que terminaran de hablar, sacar la información necesaria, y fingir que se tenía que ir.

No quería irse, no aún, pero sus planes de quedarse hasta que pudiera se vieron interrumpidos por la llegada de Soobin.

—Bueno, pensé que ya lo serían, si no no entiendo por qué te pediría una cita— explicó Soobin

—¿Cita? ¿Qué cita?

—Sohee me pidió que te preguntara si querías tener una cita con ella. Te preguntaría por mensaje, pero quería ver si te pasó algo como para no ir.

—Oh, qué lindo. Qué linda. ¿Cuándo es la cita?

—Dijo que si aceptabas, que la llamaras para hablar de lugar y hora, y si decías que no, sólo la ignoraras.

—Entiendo— una sonrisa se empezó a formar en la cara de Yeonjun, acompañada de un leve sonrojo. -¿Eso es todo?

—Sí. Que no se entere Beomgyu.

—¿Eh?

—Disculpen— Beomgyu abrió la puerta y se abrió paso entre Soobin y Yeonjun. —Mi madre necesita que ya regrese a casa, ya me tengo que ir.

—¿Y no podrías quedarte un rato más?— preguntó Yeonjun —Soobin acaba de llegar, los tres podríamos...

—No, de hecho yo también me voy— interrumpió Soobin, mirando con desprecio a Beomgyu, y algo de miedo de que lo haya escuchado.

—Ah... Está bien— Yeonjun entró a su apartamento. —Gracias por venir, cuando quieran pueden regresar— y cerró la puerta.

Beomgyu sólo le sonrió al mayor, antes de ser el primero en irse.







Sohee era buena persona, estaba seguro de eso.

Siempre trataba de ayudar a los demás en lo que sea, incluso sin que le pidieran su ayuda. Ayudaba al negocio de sus padres cuando podía, sin siquiera pedir recompensación económica. El dinero que le sobraba de su trabajo de medio tiempo, cuando le llegaba a sobrar, iba muchas veces a fundaciones de cualquier tipo. Y tenía una sonrisa que podía iluminar el día de cualquiera.

Tal vez había mentido un poco cuando dijo que no estaba enamorado de ella, o tal vez cuando lo dijo no se daba cuenta todavía de lo flechado que lo había dejado.
A Yeonjun le gustaban las chicas de corazón noble.

Realmente pensó que acababa de gastar toda la suerte que le quedaba en el año cuando Sohee le confesó sus sentimientos, y en ese momento, se sentía como si de verdad así hubiera sido, y, de no ser así, ¿por qué todavía no llegaba al restaurante en donde acordaron verse?

Hace veinte minutos que esperaba sentado, y hubieran sido más si él también llegaba a la hora acordada.

En el camino de ida llevaba preparada su explicación de porqué se retrasó en llegar, pero las palabras en su discurso se iban desvaneciendo de su mente desde que no la vió por ninguna mesa. Y no, claro que no estaba perdido. Los grandes y brillantes ojos avellana de la chica eran inconfundibles con el de cualquier otra persona presente en el restaurante.

Hasta hace una hora y media, debido a sus nervios, le había mandado un mensaje para estar completamente seguro de que estaría allí mismo, pero al volver a revisar, ni siquiera le había llegado.

Estaba la posibilidad de que no tuviera forma de responderle por alguna razón, ¿pero por qué no llegaba? Ya se le acercaron dos meseros, y se negaba a comer antes de que Sohee llegara, entonces sólo pidió un vaso con agua que se acabó al instante.

Yeonjun tenía la manía de tomar mucha agua cuando estaba nervioso. O cuando estaba mintiendo, pero en ese momento era por lo primero.

Los minutos pasaban y pasaban, hasta que estuvo una hora sentado y se animó a llamarla. Pero no contestó. Ni la primera, ni la segunda, ni la quinta llamada.

"¿Me acaba de dejar plantado?"














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