mansion

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—¿No hay avances?— preguntó su madre al volante sin voltear a verlo, pero con una expresión de preocupación en su rostro.

—Ayer no hubo, hoy no sé. La familia de Beomgyu no quiere hacer la investigación pública, a no ser que pase algo muy importante. No les gusta el escrutinio— respondió Yeonjun de copiloto.

Era cierto, a esa familia no le gustaba estar en el ojo público como si fueran celebridades. Nadie en su escuela había reconocido a Beomgyu por sus abuelos o padres, aunque era normal considerando que la escuela tampoco cargaba con un gran prestigio o educación excepcional. Era una escuela privada que no resaltaba por algo más que por ser de pago, y aún así sus precios no eran exagerados.

—Pues espero que tu amigo sepa que puede contar contigo y conmigo para lo que sea o necesite— como siempre, su madre tan amable.

Yeonjun estaba agradecido que le tocó de figura maternal una gran mujer de gran corazón. Todavía recordaba cuando sus compañeros de curso intentaban hacerse amigos de él para que Joosun les entregara galletas hechas por ella misma. No quería compararse, pero si estuviera en la situación de Beomgyu y ella fuera la que desapareció, no podría dormir por las noches. Incluso sin vivir juntos, su mamá siempre fue la persona más importante en su corazón. Y así siempre sería.

—¿No te he contado suficiente sobre la fortuna de su familia? En cualquier caso, nosotros los necesitaríamos a ellos— bromeó, pero a Joosun no le hizo gracia. Se notaba en su cara

—Me refiero mentalmente, Yeon. Es algo serio. ¿Y si mañana me fuera yo? ¿Unos millones lo repararían?—.

—Esto no le afecta a Beomgyu... tanto. No está feliz por lo de su madre obviamente, pero si supieras como lo trataba tú también lo entenderías— y aun así, Yeonjun estaba seguro que lo que le contó su amigo sobre Hyeoh no era ni la mitad de todo. —Y no compares, tu eres y siempre has sido una excelente mamá, a diferencia de...— «Esa maldita bruja» quería decir —... Hyeoh—.

Yeonjun había visto casas grandes antes, por supuesto. Más grandes que esta, pero jamás en persona.
Desde adentro del carro se escuchó la risa de Joosun al ver su cara de estupefacción ante la más bien mansión que se encontraba justo enfrente de él.

De mínimo tres pisos y más ancha que alta, la estructura enfrente de él parecía sacada de un cuento de hadas. Esos con príncipes y princesas. Se preguntó de forma retórica si acaso Beomgyu era un príncipe, y su cara que parecía la de uno, podría confirmarlo. La fachada estaba (parecía que recientemente) pintada de un blanco hueso que le daba la elegancia maximalista que no se terminaba de creer, y lo que más le sorprendió a la vista (de lo más que nada poco que había podido observar hasta el momento) fueron las estatuas de mármol de caballos que rodeaban la casa, todavía adentro de las rejas, y en el perimetro los perfectamente podados arbustos con flores rojas y moradas.

—Cuídate, y salúdame a tu amigo de mi parte. Dile que puede ir a mi casa contigo para que les prepare galletas—.

Yeonjun se despidió agitando su mano casi sin voltear atrás a verla, y cuando se fue, ya no sabía que hacer. ¿Tenía que tocar algún timbre, o...?

O no, cuando Beomgyu abrió la puerta.










Escuchar los lamentos de su abuela era un calvario, y lo único que lo detenía de rodar los ojos era su autocontrol.

No es que odiara a la anciana, en todo caso, se había comportado más como una mamá que como su propia madre. Lo que le molestaba era la alta estima en la que tenía a Hyeoh. Si algo había que deseaba estar haciendo tan bien como su madre, era saber fingir.

sweet views;  beomjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora