Para Yeonjun, el miedo era un viejo amigo que nunca se iba completamente. Siempre fue un niño temeroso.
Podía recordar el sonido de sus compañeros de clase riendo a carcajadas cada que cualquier insecto se acercaba a él. Le tenía especial pavor a los escorpiones.
También recordaba la vez que se durmió en la mesa de la cocina haciendo un proyecto escolar a última hora, y se despertó con una tarántula caminándole por la cara.
Se quedó afónico por casi una semana.O cuando su madre perdió su trabajo. Recordaba como la pobre mujer hacía esfuerzos sobrehumanos para que su hijo no se diera cuenta del mal tiempo por el que estaban pasando, pero Yeonjun aparte de temeroso, era atento. Notaba como la calidad de sus comidas iban en declive, como círculos negros se formaban al rededor de los ojos de su madre. Escuchaba sus sollozos por las noches, cuando ella seguramente pensaba que él ya había caído en sueño. Y cada una de esas noches, Yeonjun temía que su madre tomara una decisión radical para acabar con su sufrimiento.
Momentos difíciles. Agradecía cada día haberlos superado.
Hace poco, pensó que el miedo dejó de perseguirlo. Claro, tenía temores banales como bajar sus calificaciones o perder amigos que tampoco significaban tanto para él, pero de los que necesitaba su compañía para no sentirse mal. Sin embargo, no eran miedos reales. Podía mejorar sus notas. Podía conseguir nuevos amigos cuando quisiera.
No tenía un miedo real, hasta que empezó a sentir miradas sobre él en cualquier lado.
Cuando visitaba a su madre. Cuando se quedaba esperando al autobús en la parada. Cuando iba al trabajo. Cuando regresaba a su apartamento. Cuando iba a la universidad. Cuando dormía.
El único momento en que nunca se sentía así, era con Beomgyu. Pensó que era una buena señal.
Ja.
Llamó a la policía. Tal vez le tomó más semanas de las que debería. Tal vez debió de ir en el primer instante que supo. Pero no lograba despegar su cuerpo de las sábanas.
Lo único que podía hacer era revisar su buzón de voz.
Sólo eran su mamá rogándole que le contestara, Soobin avisándole que lo habían despedido del trabajo por inasistencia, y Beomgyu pidiéndole que volvieran a hablar.No sabía de donde sacó la fuerza para levantarse de su cama, pero un día despertó y su subconsciente se lo pedía a gritos. Terminaría siendo cómplice si se quedaba callado, y, en su opinión, era casi lo mismo que cometer el delito.
Al terminar su interrogación, esperaba sentirse bien. Sentir el peso de la culpa levitar y abandonar su cuerpo. Y aún así, lo único que sentía era temor.
Una gran parte de él le decía que el miedo provenía de lo que Beomgyu pudiera hacerle a él, o incluso peor, su familia o amigos, que en realidad solo eran sus (ahora ex)compañeros de trabajo. Y sin embargo, una pequeña, pequeñísima y enterrada a profundidad parte de él sentía miedo por lo que le pudiera pasar a Beomgyu. Miedo por no volver a verlo. Era un sentimiento diminuto, casi inexistente, y por alguna razón era tan intenso como el calor de julio. Arrasador.
Y estaba mal. Era un pensamiento tan horrible por tener, sabiendo lo que él hizo. Por eso mismo era que estaba escondido en un rincón oscuro de su mente (o corazón) por el que nadie se atrevería a pasar. Por que ahí era donde pertenecía, desolado por la vergüenza de tan siquiera existir.
Debía de ser porque estaba delatando a alguien que en algún momento consideró su amigo. Su mamá siempre le había dicho que su corazón era demasiado grande para personas que no lo merecían, y, aunque nunca se interesó por esa manera en que ella lo percibía, ahora se aferraba a ese punto de vista para justificar sus sentimientos.

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sweet views; beomjun
FanfictionYeonjun se siente vigilado, sin importar dónde esté. En la universidad, en el trabajo y, recientemente, hasta en su casa. No puede explicarlo, pero algo en él se lo dice: está en peligro. El único que sabe que sus miedos no son paranoia pura, es Beo...