『Doce』

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Capítulo 12
Compañeros

YoungOk le había dado un delantal negro que ayudaría a proteger su ropa mientras limpiaba o atendía a los clientes. HyeLin se encargaría de la basura, de barrer un poco, servir café o té a los clientes ofreciéndoles agua también. Mantendría la recepción limpia, no tocaría los instrumentos de tatuar ya que cada tatuador tenía su manera de limpiarlos, era preferible que no tocara eso.

—Tenemos un nuevo horario, estaremos cambiando muchas cosas por aquí—YoungOk regresó a un pequeño espacio que tenían para comer, era como una cocina pequeña para los trabajadores.

Hye se detuvo al llegar a ella intentando memorizar toda la información.

—¿Cuántos tatuadores hay en el local?

—En estos momentos tenemos cuatro, entre semana suelen turnarse, pero los fines de semana siempre encontrarás a los cuatro en este lugar.

—¿Usted no es tatuadora? —al ser su jefa prefería hablarle formal.

—Oh, no. Tengo conocimiento, nada más.

Hye automáticamente pensó en las palabras de JungKook.

—YoungOk fue mi novia—confesó—Ella trabajaba en el local conmigo, era otra de las tatuadoras.

—Oh—HyeLin sintió una ligera incomodidad. No debía sentirla, lentamente quitó sus brazos de su cuello recordando a la chica de recepción—Ella es...hermosa.

—Sí, lo es—JungKook se mostró muy serio—Pero es una mentirosa como el resto.

—¿Cuál será mi horario?

—Considerando lo que me contaste de tu madre no quiero que estés tanto tiempo aquí, sé muy bien lo que es tener un familiar con salud delicada—indicó—Sólo te necesito medio tiempo, ¿Te parece si turnamos tu horario?, hoy estarás sólo en el turno de la mañana, mañana estarás en la tarde y tal vez necesite algunos fines de semana que vengas por la noche. Yo te avisaré de eso.

—Está bien, haré mi mejor trabajo—sonrió metida en su papel.

—Bien, ahora a trabajar. Las cosas de limpieza están en el cuarto al final del pasillo frente al baño, cualquier cosa puedes preguntarme.

Hye asintió borrando su sonrisa cuando nadie la veía. Se sentía tensa metida allí, esperaba ser de ayuda para JungKook y no defraudarlo.

JungKook había salido de casa cubriendo su rostro con el cubre bocas negro, revisando en el armario de Hye consiguió una sudadera de azul claro tan ancha que le quedaba a la medida

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JungKook había salido de casa cubriendo su rostro con el cubre bocas negro, revisando en el armario de Hye consiguió una sudadera de azul claro tan ancha que le quedaba a la medida. Pasando los canales de la televisión vio un anuncio de oferta sobre uno de muchos gimnasios en Seúl, éste había reabierto con nueva imagen y máquinas de ejercicios, el anuncio le recordó a uno de los chicos que compartía celda con él.

Había hecho una especie de amistad si se le podía considerar así con JungKook cuando confesó tener dos años allí por supuesta venta de esteroides ilegales en su gimnasio, el hombre era el CEO del gimnasio que había visto en comerciales, con tantas cosas en su cabeza no lo había recordado. Cuando JungKook entró a la cárcel, esta persona estaba resolviendo su caso demostrando pruebas y evidencias que no tenía nada que ver con la venta de esteroides ilegales, luego salió el rumor de diferentes mujeres abusadas sexualmente en el gimnasio, terminó desmintiéndose, aunque tuvo que esperar mucho tiempo para poder mostrar su inocencia.

Tal vez podría ayudarlo. Quería tener fe de ello.

Sabía que estaba arriesgándose demasiado, se limitó a caminar con la mirada en el suelo a paso rápido, esperaba que Hye no llamara a casa. Al entrar al gimnasio podía verse mucha gente en diferentes máquinas, había salones de yoga y bailo terapia. Se acercó a recepción sin saber exactamente como conseguiría la información que quería, aquel gimnasio era un edificio de tres pisos extremadamente grande. Cuando alquiló el espacio de la tienda de tatuajes siempre supo que quería algo pequeño, pero cómodo.

—Buenos días, señorita—la chica con vestimenta deportiva no pudo evitar quedar encantada de aquel pelinegro de piercings, JungKook lo notó en segundos. Su cubre bocas resaltaba sus ojos.

—Buenos días, ¿Puedo ayudarlo? —le regaló una linda sonrisa coqueta.

—Espero que sí—apoyó sus brazos en la barra—El señor Kim NamJoon me citó aquí, dijo que informara de mi presencia con usted.

—¿Conoce al CEO? —se mostró sorprendida. Tomó el teléfono que tenía en el escritorio colocándolo en su oreja—¿Cuál es su nombre?

—Jeon...—mordió su lengua sabiendo que si decía su nombre corría el riesgo de ser identificado, la noticia de su supuesto crimen había salido muchas veces en las noticias—Dígale que su compañero de cuarto vino a verlo, sabrá a lo que me refiero—le guiñó un ojo obteniendo un sonrojo de la mujer.

—Claro, un momento—mientras esperaba miró alrededor. Hacer deporte le gustaba, mantenerse en forma fue algo que reforzó más estando en la cárcel, NamJoon lo protegió mucho en su tiempo allí, lamentablemente fue corto, luego de eso JungKook debía dormir con un ojo abierto pues no confiaba en nadie. La primera vez que visitó el patio de los prisioneros terminó siendo golpeado hasta perder la consciencia, no le había contado a HyeLin para no preocuparla, la pobre ya tenía mucho peso en sus hombros—Debe subir al último piso, la oficina del CEO se encuentra allí, su secretaria ya sabe de su visita, lo dejará pasar sin problema—le sonrió.

—Muchas gracias.

JungKook fue a las escaleras subiendo al tercer piso, tal como dijo la chica, la secretaria le dejó entrar a la oficina preguntándole si quería algo de beber. Luego de negarse entró a una oficina muy grande con una vista amplia de una parte de la ciudad, el aire acondicionado mantenía fresco el ambiente, había sillones de cuero, una mesa de madera oscura y un televisor frente a los muebles de pantalla plana. Se quitó el cubre bocas guardándolo en el bolsillo de su sudadera.

—No pude creer las noticias cuando informaron de tu escape—giró sobre sus talones al escuchar esa voz. NamJoon era unos centímetros más alto que él, era musculoso, de tez ligeramente morena, al sonreír se formaban hoyuelos en sus mejillas dándole un aspecto dulce, pero muchas veces lo vio enfadarse en la cárcel asustando a muchos. JungKook lo miró de pies a cabeza un poco aturdido, verlo con un traje formal era diferente a lo que recordaba. El hombre tenía cabello castaño oscuro.

—No puedo creer que todo este edificio es tuyo—ambos se acercaron abrazándose.

—Me alegra mucho verte aquí, aunque al mismo tiempo me preocupa. ¿Dónde has estado?, ¿Por qué escapaste?

—Todos me dieron la espalda, hyung. Necesito demostrar mi inocencia, la policía dice que soy traficante de drogas cuando no es así—se separó mostrándose desesperado—Una amiga está ayudándome, pero vine aquí para pedirte ayuda también.

—Hiciste bien. Sé muy bien lo que se siente—dio palmaditas a su brazo—Ven, cuéntame lo que ha pasado desde que me fui.

 Sé muy bien lo que se siente—dio palmaditas a su brazo—Ven, cuéntame lo que ha pasado desde que me fui

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Entre Él Y Yo +18 • JJK (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora