Entre Él Y Yo +18 • JJK (COMPLETA)

『Treinta』 『y』 『uno』

Capítulo 31
No quiero cambiar

DaRin paseaba por la casa admirando la amplitud de ésta, todo estaba en silencio, NamJoon la había dejado allí prometiendo volver en la noche ya que se pondría manos a la obra para sacarlos del país. La señora Shin pasó por la habitación de Hye quien dormía junto a JungKook, cerró con cuidado dirigiéndose a su cuarto, tal vez ella también descansaría un poco. HyeLin fue la primera en despertar, sus ojos se encontraron a cierto pelinegro de tatuajes, JungKook abrazaba la almohada boca abajo, su cabello estaba revuelto en la parte de arriba, tenía los labios delgados entreabiertos, era gracioso como su rostro podía ser tan dulce mientras su brazo lleno de tatuajes le daba un aspecto rudo, la camisa de mangas cortas permitía admirarlos. Hye acomodó los mechones de su frente acariciando su mejilla hinchada, rozó los piercings con sus dedos delineando su nariz y sus labios encontrando ese gesto muy relajante, JungKook suspiró dormido sin moverse, la sensación de calma fue desvaneciéndose trayéndole las ganas de llorar como siempre. Sentía que sus emociones se desbordaban por momentos haciéndole sentir así, tal vez era por el hecho de callar lo que sentía sobre toda la situación.

Parpadeó varias veces controlando sus lágrimas, llevó su mano a sus ojos respirando profundo una y otra vez, en su interior quería derrumbarse, pero otra parte se negaba a hacerlo, era como esa noche hace ocho años cuando se sentía harta de todo y no quería morir. ¿Y si irse del país traería más problemas en vez de reducirlos?, ¿Cuánto tiempo tendría que esperar?, JaeWang estaba obsesionado con ella, hasta que no la tuviera no se quedaría tranquilo, no quería que lastimara a su madre ni a JungKook, giró en la cama dándole la espalda al chico sintiendo el nudo en su garganta, no pasó mucho y un brazo lleno de tatuajes rodeó su cintura atrayéndola a su cuerpo, JungKook escondió su rostro en su cuello, al hablar hizo cosquillas en esa parte.

—Buscaremos ayuda para ti, Hye—susurró somnoliento. La castaña apartó las lágrimas silenciosas.

—Pensé que estabas dormido.

—Lo estoy un poco—depositó un beso en su cuello—Si quieres llorar hazlo, yo estaré aquí para consolarte.

Ella sonrió tristemente. Volteó para verlo encontrando su rostro somnoliento, acarició su mejilla y él mantuvo su brazo en su cintura entreabriendo sus ojos.

—¿Realmente no sientes asco de mí?—susurró—Estoy sucia, estoy manchada de por vida.

—Sólo siento admiración por ti, porque eres la mujer más fuerte que conozco—su voz fue algo ronca, Hye sollozó en silencio abrazándolo. Dejó que la rodeara con sus brazos brindando suaves caricias a su espalda—Lamento mucho tener que huir de los problemas.

—Lamento mucho no haber sido de ayuda para tu caso.

—Mira el lado bueno—besó su cabeza—Estamos juntos después de tanto tiempo.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de ella. Cargaba mucho dolor interno, necesitaba ayuda para controlar todas esas emociones que había callado tantos años, había sido abusada dos veces y sentía que estaba muriendo lentamente. Eran emociones oscuras que no podía seguir soportando o acabaría loca.